Bienvenidos a este humilde pero sincero espacio. Aquí escribo mis pensamientos, cosas que me preocupan, algunas vivencias, historias que conozco... lo que me dicta el corazón para compartirlo con otras personas, es una manera de saber que no estamos solos en este mundo virtual y poder hacerlo más real y cercano. Me gusta escribir y me siento bien haciéndolo, ojala estás letras lleguen a ustedes como yo quisiera. Siéntanse libres de comentar lo que deseen. Gracias por estar aquí.

sábado, 24 de agosto de 2013

Una y mil veces más: ¡Feliz cumpleaños!


Eres viento, una persona llena de aire que vive la vida con pasión, y la pasión mueve. No te apagues y sigue teniendo esa fuerza que deslumbra. Tienes el don de convertir en grande lo insignificante, de ver lo bueno en lo malo, de transformar el bronce en oro. Gracias Cary, por ser así.
Feliz cumpleaños.

 ¿Ángeles o amigos?, todos tenemos un poquito de cada cosa. Un ángel no nos escoge, Dios nos lo asigna. Un amigo nos toma de la mano y nos acerca a Dios. Los secretos más inconfesables, la comprensión, el apoyo incondicional y los sentimientos que compartimos con nuestras amigas... no se comparten con nadie más.

Cuando más le temo a la tormenta y el miedo me hace su presa, sé que hay alguien que por mi reza hasta que la tormenta este quieta. Cuando me siento caer en un abismo se ese alguien esta a mi lado y me ayuda a ver más claro, no me deja agonizando. Gracias Dios por haberla enviado porque ella está siempre a mi lado porque en los momentos más difíciles nunca me ha abandonado.
Hay que conocerla mucho para saber lo que guarda dentro, quienes la conocemos sabemos que siempre está ahí… cuando hay una situación algo delicada se expresa con cuidado, con delicadeza, desde la prudencia, la humildad y el respeto más absoluto, expresa su punto de vista que siempre tiene claro, no es más que su propia visión de las cosas y, no por ello, tiene que ser la más acertada, ni estar cerca de la verdad. A pesar de ello, la experiencia de caminar a su lado me ha hecho ver que casi siempre lo está.
Ella comparte mis alegrías y mis problemas. Hemos llorado, reído y discutido, siempre está conmigo. Me acepta con mis defectos y virtudes, no trata de cambiarme si no de mejorarme, cuando me tropiezo me ayuda a levantarme y a seguir adelante, me aconseja, nunca me abandona. Compartimos cosas que nunca vamos a poder tener en otro sitio.
¡Ella me enseñó tantas cosas! Cuántas veces intenté entender sus decisiones y algunas veces las consideré equivocadas… Con su actitud y sin reproches, me hizo ver cuán equivocada estaba yo en ese afán de entenderla desde mis propios esquemas y mis propias verdades, sin ser capaz de actuar como ella, es decir, olvidando mis zapatos en casa y calzándome los suyos propios para entender su manera de caminar por la vida.
Siento la necesidad de agradecer a la vida, otra vez, el regalo de estar viva y de permitirme compartir tantas cosas con alguien como ella. Si, ella es así. Ella siempre está, aunque a veces permanezca callada, silenciosa: aunque camine sin apenas hacer ruido.
Un día llegaste a mi vida como si fueras un ángel, eras con quien compartía mis tristezas y alegrías, me enseñaste a dar lo mejor de mi a gozar cada instante de mi vida y a valorar las cosas que en realidad valen la pena, y me diste la oportunidad y el enorme placer de ocupar un lugar en tu vida. Eres una persona a la cual quiero con toda mi alma, gracias por seguir aún conmigo a pesar de mis errores. El aprecio que te tengo no se expresa con palabras, trato de expresártelo con mis actos.
Tu amistad me levanta, con esos pequeños detalles con los que llenas mi alma, con tus risas, con tus palabras, has hecho de mi vida algo mejor porque me haces disfrutarla, cada momento, cada día, cada instante. Eres quien más pronto da que pide, quien comparte su pena igual que su alegría, siempre estás dispuesta a ayudar, tus consejos siempre son buenos, no temes defender a los que quieres cuando los atacan.
Eres siempre una puerta que se abre, una mano extendida, una sonrisa que me alienta, una mirada que me comprende, una lágrima que se une a mi dolor, una palabra que me anima y una crítica que me mejora. Eres tan especial y tan compañera. Cuando me siento sola en días de nostalgia me acompañas con tus ojos en silencio y me haces sonreír. Porque eres flor que no deshoja con el tiempo, que reparte su perfume por donde quiera.
Cuando estoy muy molesta únicamente te pido que siempre me des un minuto, la forma de expresar mi enojo es distinta a la de cualquier otro, pero puedes estar tranquila porque aunque el infierno esté presente, hermanita te digo que el cielo jamás se encontrará ausente. Contigo supe lo que es estar protegida de las garras de la falsedad.
He querido escribirte algo no original, simplemente nacido del corazón. Porque las palabras no me alcanzan… El decirte gracias y que te quiero no alcanza a expresar el verdadero sentimiento y sin embargo solo te puedo decir, una vez más, GRACIAS. Y que te quiero más allá del infinito, hermanita, porque eres gran luz en mi camino, gracias brujita. Que tu amistad me perdure para siempre. Una y mil veces más: ¡Feliz cumpleaños!

Déjenme decirles amigos que llevo días pensando que regalarle, a pesar de saber que es poco exigente, me he vuelto loca pensando qué le gustaría que le diera este año. Sepan también que hemos planeado muchas cosas para este día, algunos planes se nos han frustrado por razones que no vienen al caso, pero algo haremos, de eso pueden estar seguros. Y no faltará la risa y el cariño que todos le tenemos primará por encima de cualquier contratiempo.

jueves, 22 de agosto de 2013

Lo que yo quiero



Yo no quiero un amor civilizado, con recibos y escena del sofá; ni fechas especiales. Ni que elijas mi champú; ni mudarme de planeta, ni quiero domingos por la tarde. Yo no quiero ahorrar para mañana, no me pidas llegar a fin de mes; ni me digas "volvamos a empezar"; yo no quiero ni libre ni ocupado, ni orgullo ni piedad. Yo no quiero contigo ni sin ti. No quiero ser en tu vida una pena de ausencia y un dolor de distancia y una eterna ansiedad.
Yo no quiero enamorarme perdidamente y ser correspondida porque sí, y recibir un regalo por cada mes a tu lado, ni ser la pareja perfecta, ni darme siempre la razón por no discutir, ni ir siempre cogida de tu mano, ni que me lleves a lugares preciosos, ni que digas que vamos a estar siempre juntos y tampoco quiero estar todo el día con tu brazo por encima de mi hombro.
Yo quiero ser en tu vida algo más que un instante y algo más que un afán. Quiero ser una huella imborrable y un recuerdo constante. Ser, en todo y por todo, complemento de ti. Una sed infinita de caricias, de besos y abrazos; pero no una costumbre de estar cerca de mí. Quiero ser el llanto de tus ojos y la risa en tus labios, ser el fin y el principio, la tiniebla y la luz, la tierra y el cielo, la vida y la muerte…
En resumen lo que yo quiero, corazón, es que mueras por mí. Y morirme contigo si te matas y matarme contigo si te mueres, porque el amor cuando no muere mata, porque amores que matan nunca mueren.

miércoles, 21 de agosto de 2013

La lluvia le da vida a la vida



Una vez me pregunté cuántas gotas de agua habrán caído de los cielos desde que el mundo es mundo. Ayer vi como esa cifra crecía y crecía, porque cayó tremendo aguacero. Pero fue genial, y no es por el hecho de que llueva y caiga agua del cielo. Para mi es genial porque le cambia el día a las personas. Ese día que parecía tan programado se convierte en algo totalmente nuevo, ya no es un día como cualquiera, es un día lluvioso que si no llevas paraguas (a mi no me gustan, ni los uso), llegas mojada a la casa (eso lo disfruto mucho), y ni que decir si la calle esta inundada o no hay guagua y hay que aguantarse un buen rato bajo la lluvia.
La lluvia, por ser agua moja, por ser lluvia da vida, y cambia el día porque rompe la rutina del día soleado. Yo personalmente soy fan de la lluvia, me gusta ver cómo llueve, cómo hace charquitos y cómo cae en ellos, me gusta el olor de la tierra mojada por la lluvia, me gusta el cielo encapotado. Y me salta una duda ¿Por qué relacionamos un día de lluvia, un día gris, con un día triste? Es curioso, pero no voy a dar respuesta a esta pregunta, puede haber mil motivos.
Me encanta la frescura de la lluvia, que inunda todas las calles, que moja a todas las personas al descubierto sin distinción y que riega generosamente todos los parques, jardines y flores de la tierra.
Bueno, ya no es ningún secreto… ¡me encanta la lluvia! La lluvia me relaja, me gusta su olor, me gusta sentir las gotas caer... es algo que sin saber explicar el motivo, me hipnotiza. Cuántas veces me quedado horas mirando caer la lluvia, lenta, rápida y en ocasiones despiadada… simplemente me encanta.
Me gusta pasear cuando llueve y mojarme, sentirla sobre mi, empaparme, sentirla en la cara... me sienta bien hacerlo, me siento purificada y excitada, para mi es un placer… esa lluvia fría pero cálida sobre la piel... Me encanta mojarme abrir los brazos mirando al cielo, ver y sentir cada gota cayendo, me llena de energía, me pone feliz… Cuando me mojo bajo la lluvia me siento viva, escucho el sonido del agua cayendo, y a pesar de que en ocasiones da la impresión de ser dolorosa, triste o simplemente solitaria, a mi me pone contenta…
Es increíble como corre la gente desesperada por no mojarse un poco cuando llueve. Hacen un problema tremendo por unas cuantas gotas. Y no disfrutan de la lluvia, del olor a naturaleza pura. Me gustan esas gotas que vuelan desde el cielo y mojan a cualquiera sin permiso ni pasaporte. Y me gusta mucho más cuando luego el día después se convierte en arco iris en un día de sol increíble. Sin dudas la lluvia le da vida a la vida.
Una amiga me dijo una ves que eso de caminar bajo la lluvia era cosa de gente nostálgica. A mí no me entristece ver el cielo nublado, ni tampoco ver llover, todo lo contrario. Ese mágico olor me da vida. Siempre que veo un cielo cubierto brotando agua de él, me acuerdo de todas las plantas que volverán a tener color, todos los niños que disfrutarán mojándose bajo la lluvia y todas las caras que sonreirán al ver el arco iris.
No lo sé pero ese aroma que desprenden las plantas y la tierra ante el suave tacto del agua... Esa sensación instantánea efímera, sutil, es simplemente perfecta, es un toque del cielo, de ese cielo tan inalcanzable... Al fin y al cabo somos casi en nuestra totalidad agua, eso explicaría la sensación reconfortante y familiar... 
Me gusta la lluvia sin prisa, sin un destino, sin dificultades ni disimulos, así tal cual es desnuda de miedos, mentiras o deseos... Hoy quiero que llueva, porque quiero encontrarme contigo bajo las gotas… mirar tus ojos mientras nos mojamos… Hoy quiero que llueva… porque al igual que la luna la lluvia me llena de energía, de poder y de alegría…
A mi me gusta la lluvia cuando sigue al calor sofocante de verano... cuando precede una de esas tormentas cuyos rayos me hacen saltar y cuyos truenos me hacen vibrar.... me gusta con esa furia que me moja en dos segundos... esa lluvia que alivia el ardor del asfalto... cuando limpia el aire y me gusta el aire cuando recién acaba de llover...
Me gusta la lluvia porque me permite soñar contigo, porque tal vez todo es un sueño en el que estoy simplemente dormida… la lluvia me trae lindos recuerdos… Sentir la lluvia es sentirte a ti… es sentir como recorres mi cuerpo, como me humedeces el alma. Como con ternura te resbalas como gota hasta mis labios. Me excitas con esa delicadeza, me matas con esa pasión.
De repente te transformas en vendaval, en tormenta, me aprisionas, me haces tuya como la tormenta a la tierra. Y de nuevo te siento recorriendo mi cuerpo lentamente, mojándome más que el cuerpo, la vida. Sentirte es sentir mil mares chocando salvajemente contra mí, la fuerza de mil soles brillando sobre mi piel es el calor de tu respiración sobre mis labios. Sentir la lluvia, es sentirte…
Yo soy una de esas loquitas que les gusta caminar bajo la lluvia. Algunos pensarán que no estoy bien o que luego mojaré la casa al entrar pero yo vivo el aquí y el ahora, no me preocupo de lo que después pueda pasar, ni de lo que la gente pueda pensar o decir de lo que hago y dejo de hacer.

martes, 20 de agosto de 2013

Dientes de espuma, labios de cielo…



Hoy me apetece hablar del mar. Esa infinita tierra de agua que invade el único lugar en el que la propia tierra queda atrás. No concibo la vida sin él. Asocio el mar con buen sol al estado de felicidad suprema en una persona. A un éxtasis en el que uno entra. Un desborde de las sensaciones dormidas que las personas tienen en la tierra y que sólo en el mar se despiertan.
Desde pequeña me ha encantado, me ha fascinado. ¿Será por su grandeza, por sus conchas, por sus animales? Nunca lo sabré. Y lo curioso es que nadie de mi familia tiene algo que ver con el mar para que me encante. Amo el Mar porque él se convierte en mis ojos, en mi boca, en mis pies... porque él llega donde mi cuerpo físico no puede…
Encierra una belleza metafísica que me produce emociones diversas y positivas que me transforman. Esa sensación agradable que produce estar cerca del mar en la arena y hablando con él porque el mar nos habla, nos dice muchas cosas hermosas desde ese silencio placentero de la arena de la playa, un silencio que dice miles de cosas. Es un silencio que habla, que nos dice cosas que queremos oír y nos produce una gratificación considerable y sublime.
El mar me ha regalado las estampas más bellas que recuerde. El mar es una canción, una sensación y un millón de colores, es una historia de la que salen miles de historias. Como todo en esta vida, una paradoja. Una vez leí: “Si quieres tener el mar, contémplalo, abre tus manos en sus aguas y todo el mar estará en ellas; porque si cierras tus manos para retenerlo, se quedarán vacías…”. Cuánta razón tenía quien lo dijo.
Mi pasión por el mar llega hasta el punto de ir a pasear por la playa incluso en invierno para ver los atardeceres, oír el ruido de las olas y oler el salitre, sensación indescriptible para relajarme y evadirme de los problemas. Me tranquiliza ver las olas avanzar dócilmente para bañar mis pies o romper con fuerza contra las rocas salpicando de espuma a quienes contemplan el espectáculo maravillados desde arriba. Me gusta sentir el frío del agua salada en mi piel en invierno, sentir como mis pulmones se quedan de pronto sin aire, sumergir la cabeza y volver a respirar, recordándome que sigo viva.
Soy inmensamente feliz cuando el mar me salpica con sus espumas inundadas de misterios de otros tiempos y distancias… y entonces me sobran las palabras y me hago de espuma y de salitre... Me mece y me agrede con todo el enigma de sus aguas distintas y distantes y sin embargo tan cercanas.
Huelo el mar, noto el sol en mi cara, sumerjo mi cuerpo en el agua transparente... me dejo llevar. Por las sensaciones y por la calidez del día. A mi me da la vida. Cuando estoy tonta, como hoy, me voy al mar. Me despojo de mi ropa, y siento el calor y la humedad en mi piel. Mis poros se abren, mi mente se deja acariciar por la brisa marina. ¡Vamos, tu puedes! parece resonar en mi cabeza. La vida vale la pena y si la vivo al lado del mar... mucho mejor.
No hay más que acercarse al mar y sentarse junto a él, ver una puesta de sol sentado en sus orillas. Observar la vida que vive dentro de el y que se nos transmite por todos los sentidos. Oímos el rumor de las olas y nos contagia como algo positivo que no nos deja indiferentes, sino que nos transporta a un mundo maravilloso que es el universo de las sensaciones marítimas.
Me quedo extasiada ante la inmensidad y la fuerza indómita que posee. Tiene magia en su mirada, misterio en su sonrisa y un gran tesoro escondido en su cuerpo... cuando lo contemplo a veces por un momento me hace olvidar hasta al mismo universo.
Y cuando me marcho de sus orillas me voy pero no lo dejo porque es imposible dejar el corazón y llevarse tan solo el cuerpo... me llevo sus olas y la furia de sus vientos contrapuestos, su magia y sus misterios, sus promesas y todos sus silencios, sus colores y el ronroneo incesante de sus aguas cuando besan las arenas soñadoras de las playas.
¿Atraída por el mar? ¿Solo me gusta o es obsesión? No sé, es curioso, pero mis vacaciones ideales tienen que tener mar. Me atrae su inmensidad, me gusta sentarme a pensar en ese silencio que no es silencio, porque siempre va acompañado con ese murmullo que me envuelve y me transporta. Los atardeceres… me encantan en esa playa que yo digo "mía" y que visito tan poco últimamente, pero que sé que me espera.
Creo que el mar tiene poder, magnetismo. Siempre sonríe a lo lejos. Dientes de espuma, labios de cielo…

lunes, 19 de agosto de 2013

Restringida en su morada



Ayer me resultó muy gracioso escuchar a alguien decir “estoy restringida en mi morada”, al preguntarle en medio de la risa que me causó la frase me explicó el por qué lo decía y entonces comprendí.
Algunas personas en ocasiones invaden la privacidad de los demás de manera arbitraria y descarada. Y aunque por las acciones que uno emite se supone que se den cuenta, nada, es “por gusto” como decimos en buen cubano.
Lo cierto es que si tienes una terraza y te sientas en ella a observar la casa de enfrente, estas invadiendo, sin dudas, la privacidad del vecino. Eso es lo que hacen los vecinos de la persona que me dijo la frase.
Esto conlleva a que mi pobre amiga tenga que cerrar su puerta y ahogarse literalmente de calor (por donde corre una brisa exquisita en su casa es precisamente por esa puerta) para evitar que los ojos indiscretos de sus vecinos estén pendientes de todos sus movimientos.
Ellos deberían darse cuenta de lo que ocurre, es decir de lo que molesta su indiscreta mirada, cuando ella al percatarse de su presencia cierra de inmediato la susodicha puerta, pero los androides no, con el perdón de los androides porque ellos son inteligentes y evidentemente los vecinos no.
Lo cierto amigos es que ella está realmente restringida en su morada producto de la indiscreción e invasión (con la vista) ajena a su privacidad. Se ahoga del calor, se reprime en algunas cosas porque tiene esos ojos sobre ella y su familia. Esto hace que muchas cosas pierdan su encanto por este motivo, porque estamos de acuerdo en que hay acciones y aptitudes que son muy privadas.
En fin, ¿qué hacer?, ¿cómo solucionar esto? ¿Cómo hacerles entender que usen su terraza sin joder a los demás? Mi amiga piensa buscar un toldo o algo similar para colocar en su terraza frente a la puerta para protegerse de las miradas indiscretas de los vecinos de enfrente. ¿Quién se puede sentir molesto? Bueno, me parece que solamente ella porque eso le limitará la circulación del aire pero creo que no hay de otra. Aunque tal vez ellos se molesten porque los privan de meterse donde no les importa.
Las personas indiscretas se apersonan de situaciones que no son de su incumbencia, tales como problemas, accidentes, peleas, discusiones, actos románticos… Y a veces no solo perturban el entorno social o personal, sino que además comentan, sacan conclusiones, opinan y hasta dan fórmulas para situaciones que no le interesan.
No hay nada como la discreción. Se debe ser discreto con las cosas tanto personales, como ajenas, ya que la discreción además de ser un valor humano, hace a quien lo practica un ser importante, con una alta autoestima y una personalidad propia.
Confiemos todos y roguemos que mi amiga colocando el toldo o de cualquier otra forma solucione esa incómoda situación y deje de estar “restringida en su morada” porque nadie se lo merece y menos ella que no se mete con nadie, que vive su vida y solo hace el bien.

viernes, 16 de agosto de 2013

Tres hombres en uno



Amor, cuatro letras con tanto peso... cuantas personas han dicho esta palabra como si fuera cualquier cosa, sin embargo, cada vez que escucho y pronuncio esta palabra “Amor”, se me llena el alma y para mí lo es todo, siempre lo ha sido; siempre ha sido lo mejor, la combinación perfecta de un buen corazón, del alma y de los sentimientos. Cuantas personas dicen poder amar “a su manera”, y eso es mentira. Uno no escoge la manera de amar, sino que el amor nos escoge a nosotros y nos hace su propio instrumento. Pero a pesar de todo, el amor es lo más grande y verdadero que pueda existir en el alma del ser humano.
Quizá sean muchos o pocos los hombres que se han cruzado en mi camino, no lo sé, siempre fui fiel en mis relaciones, y ahora… ahora que el tiempo ha pasado, que he crecido, que he roto tabúes, que disfruto de mi libertad sin cruzar la delgada línea que lo convierta en libertinaje mi perspectiva es distinta.
En mi vida hay tres hombres, cada uno en momentos distintos, algunas veces han coincidido pero me queda muy clara la situación con cada uno, los límites están bien establecidos y no puedo evitar desearlos por igual.
Uno me cobija en los momentos de soledad, es el único que con su abrazo todo lo puede curar, dormir en sus brazos es lo mejor que me puede pasar, con sus bromas y risas me hace olvidar todo, con sus tiernas caricias a la hora de amar, no existe palabra precisa de apoyo y consuelo. Otro representa lo prohibido… el deseo, el juego de la seducción, gracia y astucia para conquistar, que me analiza para provocar encuentros furtivos que no puedo parar. El otro un CABRON! la lujuria y la pasión, un reto en todo momento, lengua de fuego, boca que voraz me devora, lucha de poderes que logra excitar en cada encuentro.
Así vivo el amor… ternura, deseo, pasión, sentimientos y sensaciones provocando una revolución, una adictiva combinación que produce en mi cuerpo más de una reacción, sonrío al recordar, muerdo mi labio inferior y vuela mi imaginación. Ven lo complicado y divino del amor, tengo tres hombres en uno solo, uno que se vuelve diferente según el momento y las circunstancias.
A ti te escribo, a ti que tienes la capacidad de volverte tan diferente en ocasiones pero siempre para amarme, a ti prolongación de mi cuerpo, mitad de mi ser, locura candente que navega mi cuerpo, líneas que parecen hechas para mis líneas, que parecen el molde de mí misma, tu cuerpo y mi cuerpo, sublime comunión de los mortales ésta que nos une hoy en un mismo suspiro, en una misma piel, en un mismo latido.
El amor a veces es difícil de explicar, pero lo cierto es que es un verdadero acceso de fiebre con la diferencia de que ésta comienza con frío y termina con ardor, mientras que el amor sigue el camino contrario. El amor es una bellísima flor, pero hay que tener el coraje de ir a recogerla al borde de un precipicio.

martes, 6 de agosto de 2013

La familia escogida



En muchas ocasiones se dice que la familia no se toca. Interesante creencia. Pues hoy yo quiero hablar de la familia. Si preguntamos ¿qué entendemos por familia? La mayoría de las personas responderían que son nuestros padres, hijos, hermanos, abuelos, nietos, tíos, primos, sobrinos… toda una serie de personas que han ido apareciendo en nuestras vidas sin que las escogiésemos. Personas unidas a nosotros fundamentalmente por lazos sanguíneos. Y es verdad, esa es la “familia”, pero creo que este es un aspecto más del que nos deberíamos permitir replantear su significado.
A veces en lugar de apoyar, de ser una red de seguridad afectiva, la familia se convierte en una pesadilla, en la siempre frustrante y airada combinación entre el amor y el odio, entre el rechazo y la sed de pertenencia, entre el abandono y la necesidad afectiva. En mi caso considero mi familia a mis padres, junto a la familia que he formado con mi esposo y mis hijos. El resto de las personas que podrían ser familia son consideradas por mí simplemente como otros seres humanos a los que me une únicamente la sangre. Se que suena seco y muy duro, y que muchos pensarán que algo sumamente grave habrá pasado para que yo considere este hecho como algo relevante en mi vida, que la familia es lo primero etc. Pero soy totalmente sincera.
Hace mucho tiempo que pienso de esta forma por experiencias que no voy a contar aquí, pero en todos estos días de hospitalización de mi madre estos pensamientos y sentimientos se han reafirmado. Cuando nuestro entorno familiar no es el adecuado y nos impide ser felices, tenemos que buscar un camino nuevo. No tenemos por qué resignarnos a lo que la genética, el azar o la cultura han establecido como obligación.
Culturalmente hemos elevado a la familia al paradigma del bienestar afectivo, incluso como un sacrosanto mandamiento divino. ¿Quién se atreve a poner en duda su valor? Y ahí aparece la paradoja: ¿cómo desentrañar sus impurezas o descaros cuando es el valor absoluto de una sociedad y la base afectiva de una persona? ¿Cómo formalizar la salida de una familia que puede estar neurotizándonos o ahogándonos, si el vínculo de sangre es para toda la vida? No podemos ponernos en contra de la familia, pero ¿significa eso justificarla en todo?
Según sean las dinámicas relacionales de sus miembros, la familia podrá crecer o destruirse. Podrá tener paz y equilibrio, guerra, resentimiento, dejadez, alegría, dulzura. Podrá ser paraíso o infierno. Puede existir una vinculación amorosa o puede que se limite a gestionar intereses. Entre esos extremos andamos todos, proclamando una creencia que ya se ha convertido en universal: la familia es la familia. En su seno ocurre de todo, aunque no por ello deba justificarse todo.
La familia es nuestra primera comunidad de acogida, y nadie obliga a quererla si no ha habido amor. Luego vendrá la familia escogida. Es ahí donde se empieza a forjar la respuesta sensible. “No es la carne y la sangre, sino el corazón, lo que nos hace padres e hijos” (Friedrich Schiller).
A los parientes no los escoges, a los amigos sí. Tu familia sanguínea puede ser un infierno pero tu familia elegida nunca lo será porque cada uno de sus miembros la ha ido diseñando a su medida. Para mí la verdadera familia es la “familia escogida” donde puede haber algunas personas con lazos sanguíneos pero están aquellas otras que han llegado a nuestra vida y se han ganado el derecho a ser llamadas por ese apelativo mucho más que quienes llevan nuestra propia sangre. Shakespeare dijo: “El espíritu olvida todos los sufrimientos cuando la tristeza tiene compañía y amistad que la consuele”. Es verdad.
Los amigos constituyen la familia escogida, que diferente a los parientes que impone la naturaleza, obran bajo una razón de amistad, de cariño, inspirado por el trato o simplemente por la química. La base de la solidaridad es precisamente ese sentimiento mágico, en cuanto al misterio que encierra, que mueve a uno a la consideración y a la acción positiva. Sin la amistad, parece que volvemos al estado primigenio de la pura supervivencia, tratándonos como fieras salvajes, en busca de la presa o el festín, sin normas de convivencia o el grato encanto del gesto amable, bondadoso.
Es fácil conocer gente, lo difícil es tener reales amigos, de esos que uno puede contar en los minutos que más los necesitas, de esos que sin decir una palabra están ahí para ti, para sostenerte, escucharte y mimarte con simples gestos. Estoy agradecida de la vida porque me entregó la oportunidad de conocer maravillosas personas que me premian con su amistad. Es mágico cuando sin siquiera hablar saben qué te pasa, qué sientes... cuando quieres estar en silencio... sólo se limitan a estar y entienden tus procesos... Un amigo es una luz brillando en la oscuridad.
¿Cuánto hay de verdad en eso de que la amistad es el amor perfecto? La amistad es un amor generoso, libre de celos; no requiere de exclusividades ni de grandes explicaciones a la hora de malentendidos o equivocaciones. Los amigos son esas personas que necesitas para poder llorar, las personas que te necesitan cuando debes secar sus lágrimas y transformarlas en una sonrisa, las personas que comparten, sin pedirte nada a cambio, su vida con tu vida.
Hemos escuchado toda nuestra vida la tan famosa frase de “quien tiene un amigo, tiene un tesoro”. Es cierto. Es una relación humana elegida, que uno desarrolla porque le proporciona satisfacción, alegría, apoyo. ¿Qué define a una amistad sana y duradera? Los valores básicos son el respeto, la confianza, el cariño, y por encima de todo, la lealtad. Si una amistad goza de lealtad, si esa persona juega incondicionalmente en tu equipo, hagas lo que hagas, y te defiende y apoya contra viento y marea, hay que darse por muy afortunado. Porque esa es la amistad más pura. La amistad es esencial para nuestra felicidad. Ciertamente es uno de los tesoros que la vida nos regala.
Los amigos son más familia que la familia. Es la persona a quien llamas cuando estás metida en un gran problema y no puedes recurrir a tus padres, o la que se toma unas copas contigo porque te rompieron el corazón, así ella esté en la mejor etapa de su relación de pareja. Es la que odia cuando tú odias. La que ama cuando tú amas. Pero también la que te reprende o a la que tú reprendes.
Durante todos estos días he estado algo mohína. Y mi esposo, mis hijos y mis amigos (mi familia escogida) han sido mi sostén. Desde los más jóvenes hasta los mayores. Son tan diferentes entre si, y diferentes a mi... pero tenemos en común lo más grande... que es el amor por el otro... de mi hacia ellos y de ellos hacia mi… Le agradezco a la vida haberme recubierto y enriquecido con semejantes zafiros y diamantes de tan distinto fulgor, de belleza tan diferente pero de tan soberbios quilates. Ahora estoy mejor y es entre otras cosas, gracias a todos ellos.
Aprecio y prefiero esta familia escogida por mí, más que todo lo que el mundo me pueda ofrecer. Esa familia que la vida me dio la oportunidad de conocer y que mi decisión me dio el poder para elegirla mía. Hoy me dirijo a ellos para expresarles mi más profunda gratitud, gracias a ellos puedo sentir realmente el mundo que está a mi alrededor y puedo apreciarlo de una manera tan maravillosa que me cuesta expresarlo a través de las palabras.

Dedicado a esos que llegaron a mi vida pisando con fuerza, saben quienes son y lo afortunada que me siento de que estén en mi vida. Gracias, siempre.