Bienvenidos a este humilde pero sincero espacio. Aquí escribo mis pensamientos, cosas que me preocupan, algunas vivencias, historias que conozco... lo que me dicta el corazón para compartirlo con otras personas, es una manera de saber que no estamos solos en este mundo virtual y poder hacerlo más real y cercano. Me gusta escribir y me siento bien haciéndolo, ojala estás letras lleguen a ustedes como yo quisiera. Siéntanse libres de comentar lo que deseen. Gracias por estar aquí.

miércoles, 27 de junio de 2012

Necesito llorar


Otra noche sin dormir. Perdida, con miedos, insegura, con ganas hasta de morir... esta no soy yo. Yo creía ser una mujer vital, llena de fuerza, con ganas de vivir, de aprender, de soñar, de sentir, emocionarme. Una amiga me lo recordó hoy. Y a pesar de todo, el vacío, quedarme parada, bloqueada, con lágrimas en los ojos. “Tranquila”, me susurro yo misma tratando de calmarme y abrazar mi alma, trato de buscar el consuelo donde no existe, porque la tristeza se cuela por los poros y se asienta en el estómago, creando un nudo difícil de soltar.
Si alguien cercano está mal: el alma se te desgarra por dentro. Cuando la muerte acecha, no sabes si acercarte a pecho descubierto o esperarla en tu guarida, sientes el rumor de sus pasos y sabes que está cerca aunque no la veas, pero la sientes, sin embargo la incertidumbre y la espera es aún más cruel, sobre todo si no te busca a ti. A veces pienso que no hago suficiente, pero no puedo dar más de mí, porque cada paso se hace más duro y nada más se puede hacer, sólo esperar y confiar. 
Estoy henchida de lágrimas sin derramar, esperando que suceda algo que me saque de este ensimismamiento, de este tiempo que parece haberse parado... muchas miedos e inseguridades se agolpan en mi interior, vuelven los bloqueos, a veces las lágrimas, el desbarajuste emocional... el encierro en mi misma, la soledad... pero no importa tanto como este yo, lo importante que es no sufra.
El anochecer llega a mi y me colma de dolor hoy necesito llorar sin cesar. Así, metida en la cama, sin poder pensar bien, aparece esta sensación. Sucede que me parece que puedo rozar, tocar incluso, una vida que es diferente a esta, que se parece a una taza de té. Como si hubiera una parte de mí que vive sumergida en esa tibieza. Me parece que podría cerrar los ojos, respirar profundo e irme a vivir allí, media, dos horas, una tarde, un día en que despierto a la certeza de estar donde quiero.
A veces la confusión se apodera de una, las ideas se mezclan, los factores pesan lo mismo y sobreviene la inamovilidad, la absoluta incapacidad de tomar ninguna decisión, y así la oscuridad y la desesperanza. Una se mete en una cueva y no tiene la energía suficiente para salir. Lo cierto es que el mundo gira sin importar lo que uno haga al respecto, sin importar lo feliz o infeliz que uno sea, sin importar lo que uno crea. El sol sale o no sale, llueve o no llueve, y la cara que uno tiene, o lo que ocurrió en casa todo el fin de semana da lo mismo, el universo sigue su curso.
En el fondo de mi misma, sé que soy una persona válida y querida, sé que existe una persona dentro de mí, que ha existido siempre, alegre, creativa, espontánea, sensible (aunque lo oculto), cariñosa, colaboradora... pero ahora esa persona está oculta completamente, presa del miedo, del llanto y desbordada por emociones que no es capaz de controlar y por eso me siento impotente y no sé como salir de este estado. Me siento asfixiada por el entorno, por las sensaciones y emociones que me desbordan, que se enredan en mi cerebro y llenan mi boca de palabras negras y negativas, me siento otra mujer, quizás otra persona, hundida por la tristeza, por un mar de problemas sin solución... Vueltas y vueltas al cerebro, galopa mi corazón, acelerando el pulso y desbordando las lágrimas cristalinas por mis ojos hinchados y rojos... Las mariposas del estómago se han convertido en gusanos devorándome el cuerpo, atenazando mis músculos... No hay palabras, no hay consuelo... sólo silencio y oscuridad...
Descubrí que odio estar todo el maldito día en mi casa. La vida está en la calle, en la gente que camina y pasa al lado de una, o se sube al ómnibus, en las conversaciones ajenas. También está en las trivialidades de los amigos, las historias que cuentan de sus vidas, los chistes que hacen de la cotidianeidad. Incluso en esa gente apenas conocida que te habla de cualquier asunto que no tiene la menor importancia. Por último, en las parejas que se coquetean, en los amigos que se ríen a gritos o se cuentan secretos.
Quiero irme, desaparecer, no dar explicaciones, sólo busco un abrazo, una caricia que calme mi llanto, que me despierte de esta pesadilla... ¿esto significa huir? No lo sé... Quiero estar en un lugar tranquilo, un sitio donde me sienta acompañada y comprendida, me siento mal, extraña, negativa, creo que no soy yo misma la que actúa ni la que habla, incluso ni la que siente... Aquí estoy buscando una mentira que me haga sonreír, que se lleve el dolor... intento disfrazar las lágrimas que se me quedan dentro. Hay deseos que no tengo ni la más remota idea de cómo realizar y empiezo a pensar que no hay mucho que pueda hacer al respecto, que sería mejor ver ciertas cosas como una condición en vez de una variable.
Aceptar, asimilar, continuar... Seguir adelantando un pie para dar un paso y caminar hacia adelante, buscando el rumbo y eligiendo el camino, para surcar la vida como se surcan los mares, en la tormenta y en la calma... Buscando el espacio para encontrarme conmigo misma, el tiempo para descubrirme y recuperar la persona vital, alegre y soñadora que soy. Sembrando las semillas del futuro, cultivando el porvenir, los sueños y las ilusiones, manteniendo la mirada en el presente y a lo lejos para dar sentido al hoy...
¿Cuántas personas no han reprimido sus lágrimas cuando necesitaban llorar? ¿Cuántas de nosotras en algún momento nos dimos la vuelta, y dejamos a alguien atrás, para que no nos viera llorar? Pero a veces hace falta llorar, las lágrimas no solo sirven para lavar los ojos, lavan mucho más... El Obispo y filósofo San Agustín dijo: “Las lágrimas son la sangre del alma”. Llorar es la mejor válvula de escape para cualquier emoción, cuando lloramos nos desahogamos y sentimos tranquilidad.
A veces es difícil ver el arco iris, los pensamientos se aletargan en nuestro interior y la cabeza da vueltas preguntándose por qué la vida es tan complicada, pero las lágrimas que caen disuelven los oscuros pensamientos intentando conseguir encontrar un rayo de luz para seguir sonriendo.
Sé que necesito llorar; llorar mucho, intensamente, vívidamente... llorar de adentro. Hay tanto sentimiento acumulado, feliz, triste... y tan mío... y en ese llanto no parar hasta sacar afuera, toda la angustia buena y mala, que en el aire se diluya hasta liberarme. Tengo que dejar salir esas lágrimas que en el alma llevo oculta; que no saltan afuera ni se expanden en la pupila; las grandes, las infinitas, las mudas, las sombrías, las tercas, las traidoras, las dolientes lágrimas de dolor, lágrimas mías, que están clavadas en mí profundamente.
Ya no tengo mucho que decir, sólo que derramar, hay momentos que las lágrimas no que me caben dentro y se desbordan como ahora, los nervios a golpes contra mi estómago y mi alma, difícil de controlar y las lágrimas son ese muro de contención que se derrumba, como agua que calma, como paz tras la tormenta, no hay mucho que decir, sólo dejar que fluyan y no me creen un pozo hondo e insalvable dentro, para poder continuar viviendo, aprendiendo y disfrutando, continuar soñando, en esta vida que a veces parece nueva y otras la misma, pero vivir.
Trato de poner ilusión y ánimo en los regalos que me ofrece la vida, que me regalan las personas que me aman, que me rodean, que me descubren y no me conocen. Hay posibilidades de un futuro distinto, ni mejor ni peor, sólo distinto, y lo único que anhelo es tener la fuerza y el coraje de no seguir hundida en el fango y ser capaz de sostener el lazo que me sujeta y me devuelve a la vida.
Siempre he sido una persona muy equilibrada y ahora me siento nerviosa, todos mis músculos están en tensión, siento mil nudos recorriendo mi columna, desde las cervicales hasta las lumbares, mi estómago vuelve a dar vueltas, irritado, descontrolado y mis emociones se desbordan nuevamente, las lágrimas vuelven a buscar caminos de salida por mis ojos, para desahogar los bloqueos y terremotos interiores. Sí, estoy estresada, ahora mismo no me siento con la fuerza y capacidad para seguir.
Daría lo que fuera por un abrazo de verdad, de esos que llegan al alma y tocan el corazón... pero necesito distancia para asimilar la situación, para volver a encontrarme a mi misma y mi propio camino. A veces me bloqueo y no soy capaz de hablar ni de expresarme, y a veces sólo necesito esa mano que me sujeta, ese abrazo y ese cariño que me llega de personas que conozco hace tanto tiempo y que yo quiero mucho. Cuando una mano me sujeta, para salir del pozo oscuro, del miedo y la desolación, siento que puedo seguir.

lunes, 25 de junio de 2012

Podría escribir tantas razones…


Si te dijera que te amo mucho estaría mintiendo; si te dijera que te amo demasiado también estaría mintiendo, pero si te dijera que no es posible decir cuánto te amo estaría diciendo la verdad, porque diciendo si te quiero mucho o demasiado, me estaría poniendo un límite...
Nos conocimos casi por casualidad y aunque no entablamos conversación ese primer día, nos reconocimos en aquel tumulto de gente. Al siguiente día de vernos, ambos en nuestra inconsciencia, interpretamos nuestras señales y ya no pudimos separarnos... Luego supimos que podía ser peligroso, pero lo que sentíamos era muy fuerte, incontrolable, y sin poder remediarlo se desató y fue lindo...
No sé si te quiero tanto por esa sonrisa mañanera que hace que mi día cambie en un santiamén, por malo que haya sido su comienzo. Lo nuestro es raro, diferente. Me haces feliz, vivimos locuras, hacemos el amor apasionadamente y también lentamente, reímos hasta más no poder y eres capaz de llevarme al cielo con un beso. No tengo dudas de que el día en que te conocí recibí el mejor regalo de mi vida.
Contigo siempre aunque tu mirada me desnudara me sentía protegida. Llamaste mi atención y encendiste mi curiosidad, supiste anticiparte a mis movimientos y me dejaste descubrir tus estrategias. Me abriste la puerta de tu mundo y entré convencida pero con temores, no sabía por qué lo hacía, no sabía si estaba bien, pero lo que sentía... Fui subiendo escaloncitos hasta llegar a tu "hogar" y allí ambos aprendimos que el amor está lleno de globos, a no temer que en el amor la otra persona lo conozca todo de uno, incluso más que uno mismo. Nos despojamos de nuestras ropas y con ellas de nuestros miedos a amar sin medida...
Te amo por lo que eres, por lo que vales, porque le das razón a mi vida, porque alivias mis heridas, me haces sentir viva, sagaz, coexistente; aunque a veces me vuelvas loca, te adoro por lo que haces con este amor persistente, obstinado e insistente. Te quiero por todos y cada uno de los momentos en los que me apoyas incondicionalmente, aunque sea para hacer el tonto en media calle (sabes que a veces lo haces). Te quiero por regalarme cada sonrisa simple y perfecta, por esas miradas cómplices que hacen innecesario el uso de palabras.
Me encanta que me saludes cada tres minutos, que me digas cualquier cosa aunque no venga a cuento, que seas feliz, que cuando estás mal me digas lo que te pasa, que te desahogues conmigo, que confíes en mí. Me encantan nuestras conversaciones, largas, cortas, todas. Me encanta cuando dices que me echas de menos, que me necesitas, que me quieres, y lo mejor no es que me lo digas, me lo demuestras día a día. Adoro que me dejes sin aliento cuando te acercas y nos damos mil besos entre sonrisas. Me encanta que juntos no pensemos, que en nuestra historia no entra la razón, hacer lo primero que se nos ocurra y arrancarte una sonrisa cuando más lo necesitas.
Cada día me demuestras que siempre estás ahí, en las buenas y en las malas, me demuestras que aunque no te necesite estarás ahí. Me conoces como la palma de tu mano, sabes cuando te miento, cuando te digo la verdad, cuando estoy bien y cuando estoy mal, cuando necesito una de esas tonterías sin sentido. Te quiero por tenerte de lunes a domingo dulcemente mío, por dibujarme en la piel con tu boca y con tus dedos, por aceptarme tal y como soy, por conocer mis puntos cardinales, por cantar en la ducha conmigo (además de otras cosas), por no dejarme nunca sola, por escucharme y encima prestar atención a lo que digo. Te quiero porque puedes ser hielo y fuego cuando te lo propones y por aguantarme esas veces en las que no lo hago ni yo.
¿Sabes?, me gusta sentir que corres en la misma dirección y que el mundo se da la vuelta cuando estamos juntos. Contigo he hecho cosas que jamás me habría imaginado, he disfrutado de mi cuerpo y del tuyo. Me has enseñado a traspasar mis límites... Me gusta hasta tu silencio... Me encanta que me contagies sonrisas con sólo mirarte mientras nos acercamos más y más, repasar con mis labios cada una de tus venas, sin excepciones. Me fascina hundir mis manos en tu pelo y mordisquearte el labio entre palabras y silencios mientras inhalo tu aroma. ¿Sabes una cosa? Voy a pedirte como mi nueva medicina. Aunque, entre tú y yo, lo calificaría más bien como mi droga personal. Tú debes ser ilegal (y no es la primera vez que lo digo), pues los efectos que provocas en mí sobrepasan lo real. No sales de mi mente, eres mi vicio permanente.
Te quiero por tener esas luchas entre sábanas en las que solemos desempatar con besos, por abrazarme cuando más lo necesito, por las numerosas veces en las que me dices lo que necesito oír, porque eres el único que puede hacer que entre en razón, por ser transparente conmigo. Si tuviera que escribir todo lo que siento por ti, no bastarían unos párrafos, ni siquiera el best seller de una novela, porque para mí significas mucho. Podría escribir tantas razones, muchas más de las que ya he escrito, así que para que sea más sencillo, te quiero porque te quiero. Finalmente diré que te amo desde antes, te amo en el presente y te amaré por siempre, y lo haré eternamente sin que nadie pueda detenerme.
Mientras este amor dure yo prometo ser tu mitad, el ingrediente perfecto para tus desayunos, tu adicción y ser ese placer que te deje deseando más, además de cuidarte, amarte y levantarte cuando te sientas desfallecer. Prometo ser ese beso delicado, suave y apasionado, esa caricia que te provoque escalofríos, ser tu estado de felicidad, calmarte a besos cuando estés estresado o enojado. Prometo jugar, besar, bailar, comer, reír, conversar y hacer de todo contigo, ser la melodía de tus canciones y la inspiración de tus palabras, ser la causante de tu cansancio y la culpable de tus erecciones matutinas, ser tu sonrisa (esa que me parece estar viendo en este instante) y secar tus lágrimas. Prometo ser romántica, divertida, soñadora, tímida, juguetona, miedosa y sensual para ti, ser el desorden de tus pensamientos...

domingo, 24 de junio de 2012

Un tono personal

No sé qué me pasa hoy, pero parece que estoy en la luna. He estado durante mucho rato escribiendo un post sobre los adolescentes, y justo cuando iba a publicarlo, se me borra. Me ha dado tanta rabia que al menos por hoy no me apetece escribirlo otra vez. Así que nada, lo dejé y veré si otro día me vuelve a la inspiración.
Como había perdido las ganas de escribir me puse a curiosear el blog y me di cuenta que en 16 meses en este sitio he escrito 181 post (algunos un poco largos). Nunca fue la cantidad síntoma de nada, un número no dice nada, lo dice lo que se esconde detrás de ese número. Me parece increíble, son muchos, yo misma me sorprendo. Nunca escribí tanto, ni tan intenso. Tan plenos de sentimientos, rebosantes y palpitantes.
Nunca nadie me incitó tanto a escribir, me salen espontáneos, sin pretender nada, sin necesidad de impresionar, tan sólo muestran pedacitos de mí y lo que siento. Escritos casi todos al lado de un café, la mayoría en una noche de insomnio o en una tarde lluvia. Además, esto forma parte de mi vida y me llena tanto, que debo reconocer que no podría prescindir de ello.
Es cierto que el blog tiene un tono personal e íntimo, pero para mí tiene su encanto, porque se siente palpitante, pleno de sangre, bullicioso de sentimientos. Recogen vivencias, historias, sentimientos y pensamientos que desnudan a la mujer que soy, que siente, desea, vive y sueña, a la enamorada del amor y a quién el mismo amor le ha regalado vida y desencanto como a todos.
En palabras con las alas del alma desplegadas al viento desentraño la esencia de mi propia existencia, y ahí queda para mí y para quienes quieran y gusten leerlas, porque no hay cosa que me de más pánico que las palabras borradas, que las historias no contadas, que momentos olvidados por no haber sido escritos. Mis textos expresan lo vivido, mi presente, mi forma de ver la vida, el amor desde mi punto de vista, glorifican la verdadera amistad, el amor por mis hijos, a la mujer…
También muchas veces mis palabras enaltecen al hombre como amante, como compañero, como cómplice… pero en general son como una balada al sentir, a la caricia, al beso, a la entrega de la piel en la intimidad, donde hombre y mujer siendo singulares e individuales se hacen una sola carne, una sola alma. Y por sobre todo mis letras engrandecen a la mujer como un todo, única, desinhibida, poseedora del encanto y los misterios de la seducción, un canto a la Venus que todas llevamos dentro…
Hay días que escribo más que otros, hay días que quizás me enredo un poco con mis palabras y mis sentimientos, siempre desnudando mi alma. Y como escribí una vez en este mismo sitio “Cuando escribo sueño, fantaseo, me siento viva… Los que me leen seguramente están de acuerdo con algunas cosas y en contra de otras, pero como esta página es meramente personal seguiré escribiendo para el placer de unos y quizás el tormento de otros”. Los quiero.

viernes, 22 de junio de 2012

El dulce tacto de tu existencia


Siempre soñé con conocer a la persona que me hiciera sentir en el cielo aunque estuviera rodeada de infiernos, que me hiciera sentir especial y no una más, que me diera tanto y cuanto pudiera de su vida, que me hiciera temblar cada vez que le viera, que compartiera conmigo cosas que con nadie compartiría, que me mirara y yo pudiera sonreír sabiendo que sólo a mi me mira así, que sus brazos fueran los más acogedores, que su cuerpo fuera mi casa y su alma mi refugio. Ese sueño se hizo realidad. Esa persona que siempre quise conocer, eres tú, y ahora que te conozco no quiero perderte.
Muchas veces me besas, me abrazas y me das las gracias. Pero, amor, ¿gracias por qué? Debería dártelas yo a ti porque si yo soy feliz y te hago feliz es por todo lo que tú me das. Si yo tengo luz para darte todos los días es porque la mantienes encendida día tras día. Tú me das las cosas que yo quiero cuando menos me lo espero, me robas la vida para fundirla con la tuya, me das un golpe de energía cuando estoy sin batería, me das la vida en un instante…
Tú me prometes un para siempre, yo te llevo al cielo. Tú disfrutas de mi locura, yo me enamoro de tus vicios. Somos unos enamorados con suerte, cuando me abrazas de ese modo tan peculiar te juro que por un momento siento que somos eternos. Es verdad, qué quieres que te diga, tu superas todas mis expectativas. Eres mi canción favorita, como esas canciones míticas que sabes que te gustarán siempre, y no te cansarás nunca de escuchar... Eres como un beso de buenos días que va acompañado de una sonrisa mañanera, o como una ducha caliente en un día de frío. Eres como un abrazo de esos que necesitas siempre, como una de esas melodías que sueles tararear cuando el miedo te domina...
Nos encerramos en la habitación, bailando sin baile. Siguiendo el compás del silencio, roto por la canción de tu respiración y mí aliento. Volamos alto, viajamos lejos. Enmarañados los cuerpos, tiñendo de besos la lluvia, el mal tiempo. Somos la furia loca de la locura en sus mejores momentos, la cordura malentendida, la ebullición de la vida, encendiendo velas de fogosidad efusiva… Arrebatos exaltados en las noches de deseo, que nacido entre ansias, nos infunde. Las palabras se esconden bajo las sábanas… y de pronto, un “te quiero” perdido, un “mi amor”, decidido irrumpe de tu boca.
Contigo me gusta todo, cocinar aunque sea sin verduras, ver la televisión aunque yo no la soporte, leer aunque a veces nos perdamos en el agujero negro, pasear aunque no sepamos dónde ir, bailar aunque lo hagamos fatal… y me encanta dormir contigo… Entre tus brazos arropada, escuchar tu aliento ir y venir, sentir tu pecho hacer guiños a mi espalda, siempre tu pubis encuentra la medida perfecta entre mis oquedades, tus dedos son ramas buscando el muro de mi placer, ahí se esconden, juegan… y mi geografía despierta ante su toque, murmullos de piel, de mojado instinto, su naturaleza es vibrar, sus dedos me abrazan, desde atrás siento el despertar de mi Dios y sonrío, ¡Cómo me gusta dormir contigo!
Somos el amanecer encendido, el secreto que todos intuyen, el más dulce y peculiar sonido. Busco la certeza en tu cuerpo encontrando en tu cerco mi libertad. Somos la esencia de todo lo genial, la espera que no pierde la esperanza, lo cercano y lo profundo, la calma en nuestras pieles perdidas y exhaustas, mapas sin ruta ni rumbo. Enciendes lo oscuro que alguna vez hubo en mí, lo íntimo y el misterio. Tapas con tu contorno mis huecos, con tus virtudes mis faltas, destapándome la risa, anudándote en mi espalda. Somos el más tierno e insondable conjunto.
¿Que más puedo decir para que lo entiendas? Puedo decir que eres todo, pero no en el sentido típico de la palabra. Todo de verdad. Todo aquello que, una vez que lo pierdes, piensas que ya la vida no sirve más que para darte copias baratas e imitaciones absurdas de la mejor canción de amor que hayas escuchado jamás. Gracias por acariciar mi vida con el dulce tacto de tu existencia...

miércoles, 20 de junio de 2012

La amistad


Una amiga me dijo ayer, que escribiera nuevamente sobre la amistad y los grandes amigos que en un momento de nuestras vidas nos olvidan, le respondí que los verdaderos amigos nunca olvidan. Pero decidí complacerla y volver a tocar el tema de la amistad, siempre recordando como dice García Márquez que: “Un verdadero amigo es quien te toma de la mano y te toca el corazón”.
Todos tenemos una o varias personas que nos hacen la vida más fácil, más feliz y más completa. No son dioses ni superhéroes, son esas personas increíbles que nos rodean, que se hacen querer, a las que vas conociendo y se van haciendo imprescindibles en tu vida, porque te ayudan, te animan, te soportan, se divierten y lloran contigo. A algunos los denominamos amigos del alma, de corazón. Son sinceros, verdaderos, saben cuando no estamos bien, saben lo que nos hace felices... Todas las personas dejan huellas en la vida pero los amigos las dejan en el corazón.
No hay nada mejor como estar con tus amigos, ellos están para lo bueno y lo malo, te preguntan ''¿Te pasa algo?'' y tu contestas ''No, no me pasa nada...'' y ellos conociéndote dicen: ''No, claro. Ven, cuéntame. O por lo menos si no quieres hablar no me niegues que algo te pasa porque yo sé que sí''. Esas son las personas que hacen que la vida sea maravillosa y que todo parezca perfecto por el hecho de que están junto a ti, porque puede haber miles de cosas malas en el mundo, pero todo lo malo es mejor si tenemos a nuestro lado esos hermanos por elección.
La amistad exige el fiel sentimiento de la sinceridad, la comunicación sin trampas ni exigencias, la entrega mutua sin egoísmo, la preocupación por el otro, la confianza sin límites, la paciencia, el respeto a las ideas, aceptar la forma de vida del amigo, la confianza sin limites, el saber escuchar, saber perdonar… Alberto Moravia dijo que: “La amistad es más difícil y más rara que el amor. Por eso, hay que salvarla como sea”.
Yo encontré a una persona maravillosa que está cerca de mi corazón para siempre y cumple todos los requisitos que hay que tener para ser una verdadera amiga. Ella sabe lo que pienso, lo que quiero y lo que siento; es honesta, leal. Sé que estás leyendo estas líneas como siempre, y sé que no te gusta que escriba estas cosas pero cuando yo escribo o hablo de amistad es inevitable que tú aparezcas.
Tener a alguien como tú en la vida, es una bendición y un milagro, tú y yo estamos en la misma sintonía; siempre me comprendes. Más que oír escuchas. Suavizas lo arduo y ofreces tu mano. Contigo soy simplemente yo misma, nunca tengo que esconderme, puedo ser exactamente la que soy... en lo más profundo de mi corazón. Estar contigo es como sentirse en casa, conoces el fondo de mi alma, sabes las cosas más grandes y más pequeñas, mis virtudes y mis bajezas.
Tú y yo compartimos: nuestras flaquezas, nuestros deseos más elevados, nuestros pensamientos más serios, nuestras bromas más tontas, sólo tú me haces reír cuando solo quiero llorar... (y por favor, ahora no llores tu). Amiga, eres especial... esa que nunca me falla, esa que sorprendentemente lee mi pensamiento... yo no podré evitar tus sufrimientos cuando alguna pena te parta el corazón, pero puedo llorar contigo y recoger los pedazos para armarlo de nuevo.
Muchas veces yo necesito que me sostengas aunque no te lo diga, pero siempre preciso saber que estas ahí. Creo que eres sabia porque sabes soportar tu impotencia cuando no te dejo ayudarme. Cuando me encuentres llorando siéntate a mi lado y déjame llorar junto a ti, ese será un gran consuelo. Abrázame y dime que cuento contigo, que me acompañaras en el camino de las lágrimas, tan árido y fantasmal. Yo nunca olvidaré el amor sanador que me ofreces.
Cuando mis pensamientos se vuelven turbulentos me ayudas a sonreír, si te pido que me ayudes a levantar… no lo dudas ni un momento, solo recuerdo risas en esos momentos que pasamos juntas escapando de todos los problemas. Amiga mía, por mucho que te escriba nunca podré describir lo que es nuestra amistad, porque simplemente es extraordinaria.
Si vives cien años, yo quiero vivir 100 menos uno para no tener que vivir sin ti. Cuando necesites desahogarte, yo te escucharé. Cuando necesites algún consejo, yo te lo daré; si necesitas llorar, yo lloraré contigo; cuando precises un hombro para apoyarte, apóyate en el mío. Cuando quieras reír, yo haré cualquier tontería para conseguir que rías; si necesitas un abrazo, prometo darte uno enorme. Cuando quieras estar sola, lo entenderé y te dejaré pero nunca me alejaré. Te deseo paz, amor, salud, suerte y prosperidad. Hoy y siempre... Búscame que ahí estaré por siempre amiga, a tu lado, este corazón que tanto te quiere en lo bueno, pero sobre todo en lo malo. Nosotros somos la prueba evidente de que dos almas no se encuentran por casualidad... Quiero agradecerte por soportar mis defectos, tolerar mis humores, y por sobre todas las cosas por entenderme. Tu amistad es oro para mí.

lunes, 18 de junio de 2012

Darle el justo valor a las cosas


Es de madrugada y estoy cansada, pero he salido como tantas otras noches a la terraza a respirar un poco el aire fresco de la noche y a mirar ese horizonte que a penas se intuye entre las sombras, pero que yo sé que esta ahí. Me gusta mucho esa quietud, ese silencio. Y hoy, especialmente, lo he saboreado más, porque me siento tranquila, relajada.
El otro día le dije a alguien que yo prefiero trabajar o batallar con un hijo de puta inteligente que con buenazo mediocre y se molestó mucho, me dijo horrores. En distintos momentos de mi vida he sido criticada por mi gusto por la inteligencia. Cuando uno habla de que le gusta la gente inteligente o aún peor, de que uno se considera inteligente, suena pedante. A mi la pedantería me incomoda. Pero también es cierto que me considero inteligente. En este punto es necesario saber qué se entiende por inteligente, porque en realidad no es un puntaje de C.I., cuando yo hablo de inteligencia me refiero a una mezcla entre creatividad, ingenio, y una gran dosis de interés por las actividades que se hacen.
Es cierto que hay otras cosas importantes. Obvio. De hecho, mucha gente que considero inteligente son bastante insufribles, inestables emocionalmente, limitados en su área de conocimiento, o simplemente malas personas. También hay quienes confunden inteligencia con seriedad, lo que es un error, ya que no hay nada menos inteligente que no tomarse las cosas con humor. Tampoco es conveniente confundir inteligencia con una aureola de "bondad" generalizable a todos los ámbitos. En lo personal, he conocido muy buenas personas que han estado lejos de ser brillantes.
Llevo varias semanas agobiada con mucho trabajo (de esos que no sabes cómo entrarles y los vas dejando hasta que te pones contra-reloj) y problemas personales. Algunas veces lo que quiero y lo que no quiero, se ignoran mutuamente, negándose importancia. Lo mejor podría ser abandonar, la esperanza para empezar, la nostalgia para seguir, los objetivos en general, para terminar. No quiero defender el hedonismo, no quiero defender nada. No quiero ningún estandarte. A veces lo que uno quiere no está entre las alternativas y elegir nada, al final es elegir algo, porque eso sí estaba dentro de las opciones. Tener una historia para contar nunca es malo, aunque sea una historia triste.
Bueno, creo que me he ido enredando toda, pero lo cierto es que ahora, ya lo he encaminado casi todo y empiezo a sentir menos presión. Eso hace que me sienta más liberada y feliz. Pero esto me ha llevado a pensar en el valor que uno le da o no le da a las cosas en determinado momento. Dicen que sólo valoramos aquello que perdemos, ¡qué estupidez la nuestra!, aunque muchas veces es así.
Por ejemplo en este instante yo valoro la paz que siento y es que me doy verdaderamente cuenta de lo que significa no sentirse presionada; pero a veces no valoramos el que tenemos trabajo, o a la gente que nos quiere de verdad, o que tengamos 20 putos pesos en la cartera, o que alguien nos sonríe al darnos los buenos días…
Si algo tengo claro es que cualquier cosa que hoy tengo, mañana tal vez ya no la tenga. Y en ese saco incluyo todo cuanto poseo, desde lo más valioso, como la gente que quiero, a las cosas más insignificantes, como el simple trago que me estoy tomando. Hoy estoy aquí pero mañana no sé donde estaré, hoy he sonreído escuchando el canto de los pájaros pero tal vez mañana no pueda escucharlo; he trabajado, me he reído, he hablado con mucha gente, he besado a mis hijos y he tecleado como loca en mi computadora. Pero, mañana, tal vez no pueda hacer ninguna de esas cosas.
En cada amanecer, abrimos los ojos para enfrentarnos a un día más... La mañana se va llenando de un taconeo incesante, las calles se llenan de estudiantes y trabajadores marchando hacia sus tareas diarias, y otras muchas personas empeñadas por llegar al lugar deseado... Tanta es la prisa que miramos sin mirar... Quizás recordamos una marca, comentamos el gesto huraño de alguien sin importarnos la causa que lo provocó. Así transcurre el día y nos quedamos sin descubrir el interior de quienes nos acompañan, o nos privamos del disfrute del vuelo de los pájaros o la sonrisa de los niños cuando juegan. etc. Todos los días son buenos para redescubrir sonrisas hermosas, actos valiosos, manos habilidosas, espíritus valientes, luchadores incansables de lo bueno.
Por eso hoy quiero ser consciente, valorar y agradecer a la vida todo cuanto tengo antes de perderlo, o, más todavía, aunque no lo pierda nunca. Y, sobre todo, agradecerle esta capacidad que constantemente me brinda para sentir, para ser capaz de conmoverme cuando siento el viento fresco de la noche en mi piel o mientras intuyo un horizonte entre las sombras.
No podemos vivir tan deprisa, eso conspira contra nosotros mismos. Siento rabia y tristeza cuando me doy cuenta de que no nos detenemos ni un instante y es necesario hacer un alto como el que he hecho esta noche, para tomar consciencia de muchas cosas. Y aunque me arden los ojos, no he querido acostarme sin sentarme a escribir esto, para ver si de este modo me lo grabo definitivamente en mi memoria, en esta mente traicionera y desleal que muchas veces se empeña en hacerme olvidar lo maravilloso que es vivir cada instante y disfrutar de las cosas simples.
Las cosas que el dinero no compra son las más valederas. La recompensa más grande es la sensación de haber hecho "mi mejor esfuerzo", de no haber desmayado en la lucha, de no tenerle miedo a la noche sino dejarme seducir por su profundidad. La recompensa más grande es darle gracias al camino cuesta arriba que en lugar de cansarme, me revitaliza. El premio más grande es verme con grandes ojeras acompañadas de una gran sonrisa que dice he caminado un largo trecho, con muchas caídas y desaciertos, con algunas cicatrices, polvo y lágrimas, en medio de algunos berrinches y angustias, pero que cada obstáculo me dio un talento, mientras más grande es el reto más son las ganas de superarlo.
¡Ah! Déjenme decirles algo más en cuanto a la inteligencia, cuando digo que me gusta la gente inteligente, no es una declaración de principios con respecto al valor de las personas, que suelen tener cualidades en los diversos ámbitos, sino solamente una declaración de gustos. La inteligencia me gusta como me gusta el cine, me atrae como me atraen los hombres, ni más ni menos. No hay por qué molestarse.
Soy consciente de la suerte que tengo por estar aquí, por ser, por aceptar y disfrutar todo cuánto la vida me regala en cada momento. Quiero sentirme todos los días (sé que eso es imposible) tan liberada y feliz como me he sentido esta noche, cuando buscaba ese horizonte entre las sombras, disfrutando del frescor de la madrugada y con la satisfacción de muchas cosas resueltas.

viernes, 15 de junio de 2012

Aún te amo


Estoy en mi habitación tratando de olvidarte, pero creo que es un gran error ya que las cuatro paredes y la oscuridad de la noche hacen que mi corazón sienta más dolor por tu ausencia. Ya no sé qué hacer para sacarte de mis pensamientos, pero el tiempo es un gran consejero y me ayudará a dejar de sufrir, porque a olvidar, lo dudo ya que un amor tan bonito como el nuestro es imposible de olvidar.
Aunque me joda reconocerlo yo te quiero y tengo miedo a perderte para siempre. Desde que nos conocemos, he metido la pata varias veces y he cometido varios errores pero me has perdonado haciendo borrón y cuenta nueva. Supongo que eso es lo que me gusta de ti, la forma en que me tratas y en la que me dices “te quiero” o tal vez sean esos ojos que me vuelven loca o tu carita de niño bueno, en fin tienes muchas cosas que me encantan.
Te amo de todas las formas y no me avergüenza aceptarlo. Nadie puede prohibirme ni criticar un sentimiento tan vivo que está dentro de mí, día a día, noche a noche, en cada ocaso. En mis noches de insomnio recuerdo tu compañía y siento tus manos en mi cuerpo. Aún cuento los días que han pasado, aún sigo recordando las fechas, los aniversarios, los romances, nuestras tardes…
Cada vez que hablo contigo me siento bien, protegida y con ganas de todo, no sé como lo haces pero no sales de mi mente, no logro olvidarte… Para ser franca, te diré que lo he intentado pero es imposible, siempre vuelves como un bumerán. Cuando creo que he comenzado a olvidarte tus recuerdos vienen a mi mente y me atormentan, me confunden, es increíble lo que tú me haces sentir aún sin verte, eso nadie lo había conseguido antes.
Te extraño mucho y al decirlo mi corazón sufre y llora, porque ha llegado el momento en que me haces falta para estar de pie... Mi amor por ti no se agota... Mi corazón se ha cansado de tenerte dentro de él y a la vez sentirte tan lejos; tengo miedo a soñarte y a pensar en ti, a recordarte y suspirar, no sé por qué no puedo dejarte de amar... Tan sólo hablar contigo cinco minutos me hace feliz las 24 horas, tu amor me alegra, me hace soñar, me hace pensar en cosas que jamás pensé, eres increíble… quizás por eso ha pasado tiempo y aún te amo.
Te digo sin vergüenza ni orgullo “Aún te amo”. Te amo, con mariposas azules, con santos, con mendigos, con una oración. De una manera madura, con mi piel, mi sangre y un mundo lleno de ilusión donde estamos sólo tú y yo. Amor de madurez, prohibiendo intrusos ó alguna opinión.
¿Sabes? No tenía en mis planes echarte de menos pero mis planes se jodieron cuando nos dimos la vuelta y nos separamos. Desde ese preciso momento, justo ahí, empecé a echarte de menos a todas horas, me levanto pensando en ti, en tu sonrisa, en tus abrazos, en tus tonterías y automáticamente una gran sonrisa aparece en mi cara, y es que estás tan grabado en mí que hasta a través de los recuerdos eres capaz de hacerme sonreír.¿Y sabes que es lo peor? Que dudo que algún día deje de echarte de menos o al menos ese día no llegará hasta que te tenga nuevamente entre mis brazos.
¿Cómo arrancarte de mi cuerpo y tirarte al viento? ¿Cómo arrancarte de mi mente y olvidarte para siempre? ¿Cómo arrancarte de mi corazón y aliviarlo de dolor y sufrimiento? ¿Cómo arrancarte de mi alma y liberarla de tu forma de amar? dime tú ¿Cómo arrancarte de mí? Si te tengo clavado en cada parte de mí ser.

jueves, 14 de junio de 2012

Rememorando un día de playa

El verano es la estación de mucho sol y diversión, de ejercicio intenso y comida ligera. En el verano gobierna el fuego, la energía del corazón. El calor apremia pero no importa, las vacaciones están a la vuelta de la esquina y con ellas el tiempo para disfrutar de nuestras aficiones favoritas. El verano tiene sus contratiempos, porque con él llegan esas colas interminables, al sol la mayoría de las veces, lo mismo para comprar un helado que para entrar a algún lugar. Pero a pesar de todo para mi gusto es la mejor estación del año.
Empieza el verano y en las ciudades algo cambia, la gente va ligera de ropas y piensa en las futuras vacaciones, el día se alarga y en las playas se siente el intenso calor que nos invita a entrar al mar. Sentir el mar cerca, verlo, respirarlo, escucharlo... ¡Dios! Imposible resistirse. Uno de los grandes momentos de ir a la playa, es cuando llegas que empiezas a pisar arena, te quitas los zapatos o las chancletas (y si la arena no está muy caliente), comienzas a disfrutar del paseo hacia la orilla. Es como un ritual y cuando por fin, el agua baña tus pies una maravillosa sensación te invade y piensas "ya estoy aquí", y te sientes feliz, dueño del universo, da igual que sea enero o febrero y el agua esté congelada siempre es la misma sensación de paz.
A partir de ese momento comienzas a disfrutarla, las olas van haciendo su trabajo, van metiendo su sonido poco a poco en tu cabeza, hasta que llega a pasar casi desapercibido, como si formara parte de ti y el tacto es tan reconfortante... el ambiente embruja, y el placer de sentarte en la orilla es indescriptible, y me complace llenarme la mano con un puñado de arena y soltarla poco a poco, como si no quisiera que se fuera nunca. Y el aire te acaricia acercándonos el olor del agua salada, el salitre se mete en tu piel…
Y ahora recordando las sensaciones que me provocan llegar a la orilla de la playa, viene a mi mente lo que significaba un día de playa cuando mis hijos eran chiquitos. Dios mío, aquello era una locura. En primer lugar había que planearlo a escondidas porque si ellos se enteraban que el fin de semana íbamos a la playa se volvía imposible descansar, comer o dormir en casa el resto de la semana.
La noche anterior al viaje siempre me acostaba muy tarde para dejarlo todo listo y poder salir al amanecer porque su nos llevaba antes de ir a trabajar, casi nunca iba con nosotros porque detesta la playa (ya se lo que están pensando que cómo es posible con tanto que yo adoro el mar, pero así es), el se ocupaba de comprar todo lo que podíamos necesitar.
Yo preparaba dos mochilas una con toallas y ropa (ustedes saben como son los niños) y otra con comida, además de poner a congelar tres o cuatro litros de agua para llevarlos en la nevera, además de los pomos con refresco o jugos de frutas. ¡Ah! Importantísimo no podía olvidar dejar la sombrilla de playa junto a la puerta porque sino con el apuro se nos podía quedar. Además de todo eso en un bolso les echaba todos los utensilios que iban a necesitar para su diversión, pelotas (una pequeña y una grande), cubitos, palas, etc, etc.
Levantarlos, a pesar de lo temprano, era una maravilla, la playa era para lo único que se levantaban sin rechistar y sin importarles si todavía estaba oscuro. Desayunaban en un santiamén y se paraban en la puerta queriendo cargar cuanto paquete les cabía en las manos y apurándome porque les iba a coger tarde.
Cuando por fin llegábamos a la tan deseada playa, aquello parecía una cruzada, dejaban todo tirado y se mandaban a correr para llegar al agua, yo tratando de poner orden sin perder la ternura tenía que hacer acopio de paciencia y finalmente casi ya estresada lograba que se detuvieran y me ayudaran con las cosas, como todos sabemos andar por la arena no es nada fácil y más cuando vas cargada con dos mochilas, un bolso, una nevera y una sombrilla de playa.
El siguiente problema estaba en buscar una buena ubicación, afortunadamente como era muy temprano no se me hacía muy difícil, pero tenía que pensar en todo, primero no podía estar lejos de la orilla porque a los niños hay que estar constantemente vigilándolos para que no se pierdan entre la gente y cuidándolos de los peligros que conlleva el oleaje o la resaca si los hay.
Después de encontrar ese lugar idóneo para montar el campamento tenía que fijarme que no estuviera justo donde los adolescentes juegan fútbol o voleibol. Terminado el análisis y la búsqueda del lugar apropiado, entonces colocar la sombrilla en la arena y la lona (para sentarnos y ubicar nuestras pertenencias), bien puestas y con unas piedras en sus esquinas para que el viento no las levante. La sombrilla ubicada de forma que le dé sombra a los niños, las mochilas puestas estratégicamente para que no se llenen de arena, además para que la crema solar no se convierta en un líquido a punto de ebullición y la comida un verdadero desastre en descomposición por el sol abrasador. Las chancletas tapadas para que no causen quemaduras de tercer grado en los pies cuando uno se las ponga. En fin, cada cosa en su lugar.
Mientras ellos sacan una de sus pelotas, me detengo a observar las aguas que están serenas como la superficie de un lago, sólo ligeras ondas dan vida al azul y misterioso mar. Es tan temprano que tenemos el placer de deleitarnos con un espectáculo inigualable, un momento que yo venero y que enseñé a mis hijos a disfrutar. Juntos contemplamos el momento en que surge frente a nosotros un resplandor en la línea del horizonte marino, un huevo anaranjado y achatado que emerge en la distancia. El sol, totalmente lleno de vida, que parece nacer en el infinito cielo y misterioso horizonte donde confluye el cielo y el mar.
Se eleva lentamente, hasta que surge del todo, cambia su forma achatada por su habitual contorno circular, y poco a poco se va volviendo más amarillo. Lo observamos, admirando su belleza, mientras comienza a relucir sobre las aguas, y la franja de resplandor brillante recorre la superficie marina hasta llegar a nosotros. El hechizo del mar nos envuelve y los niños están fascinados. Hay silencio, sólo se escucha la música suave de las olas acariciando la orilla.
Terminado ese momento mágico, ya los niños están más que listos para meterse en el agua y yo estoy en estado de deshidratación por tanta sudoración, ¡Así que al agua! Contarles todo lo que ocurría dentro del agua son por lo menos dos páginas más y no puedo hacerlos sufrir así, por tanto dejaremos esas historias para otro día. Lo que sí les diré es la inmensa satisfacción que sentía, realmente los tres estábamos inmensamente felices porque mis hijos heredaron esa mi pasión por el mar y lo disfrutan tanto placer que no hay nada que me de más satisfacción que verlos en ese ambiente divirtiéndose a todo lo que da.
Cuando salimos del agua, después de orientarse hacia donde están nuestras cosas (ya la playa está abarrotada de gente) corren hacia ellas y se lanzan en la lona como si fuera el mar (se imaginan el reguero de arena ¿verdad?). Intento aparentar calma, mientras enciendo un cigarrillo y me abro una cerveza helada que hay en la nevera. Entonces les sugiero que se laven los brazos y manos para que coman algo.
Se levantan de prisa y vuelven a emprender una carrera hasta el agua, al regreso traen la pala mojada y el cubito lleno de agua para hacer su castillo de arena, ¡Mientras comen! Sonrío apretando los dientes mientras sacuden la pala llena de arena, que cae sobre mí, y me dicen "¡Mamita, ya estamos listos!". Haciendo un esfuerzo supremo porque son mis hijitos del alma, aparto a un lugar estratégico lo que queda de mi cerveza, le limpio como puedo las manos y les doy la merienda y el refresco.
A penas unos minutos después regresamos al agua, (era muy difícil mantenerlos fuera) con una sensación de aspereza en la piel y sin parar de sacudirme las manos llenas de una sospechosa mezcla de crema solar, refresco derramado y arena, Tras dos o tres horas de un sol abrasador, saboreando labios resecos y salados, hago el anuncio de que nos vamos a casa. Con sus respectivas consecuencias de quejas y llanto de parte de ellos que aún no les ha parecido suficiente. Pero como su papá está al llegar a recogernos no les queda otra alternativa que obedecer.
Afortunadamente mi esposo también nos recogía, porque se imaginan con esos niños cansados y yo totalmente exhausta de tantos avatares enredarnos con una guagua para regresar a casa, ¡Dios, mejor ni pensarlo!
Los mando a enjuagar los juguetes en la orilla y yo comienzo a sacudir un poco nuestras pertenencias que están llenas de arena. Recojo la lona dándole violentas sacudidas para intentar desprender todo aquello que se le ha pegado durante la jornada. Cierro con sumo cuidado la sombrilla para que entre en su estuche. Nos colocamos las chancletas y nos dirigimos a un costado de la carretera donde su papá nos recogerá.
He aquí donde la cosa se pone verdaderamente peliaguda porque entonces tienen hambre nuevamente y no quieren enjuagarse sino comer. En medio de aquella batalla hago todo lo posible por retirar todo rastro de arena de sus cuerpos para dejarlos comer tranquilos mientras esperan. El calor es sofocante, los refrescantes baños en el mar no han servido para nada. La ropa se me pega al cuerpo, siento la arena por todas partes y el pelo para qué hablar.
Su padre llega y por fin nos vamos a casa, por el camino comienzan los cuentos mientras él les pregunta si se divirtieron hasta que de pronto se hace un silencio sepulcral. “¡Se durmieron!”, digo dando un largo suspiro. Se queda mirando mi expresión y dice “¿Se portaron mal? ¿Tú como la pasaste?”, lo miro sonriente “Ellos no se portan mal, me divertí mucho”. Me da un beso y comenta “Te ves cansada, pero yo sé la felicidad que te da venir aquí”.
Llegamos por fin a casa y mientras él pone orden en el baño yo comienzo a lavar toallas, trusas, juguetes, chancletas, votar restos de comida, fregar cantinas, vasos, cucharas y volver a colocar todo esos bártulos que hay en la mochila en su lugar. Mientras él les sirve la comida yo voy en busca de un placer casi igual de satisfactorio que el de llegar a la playa, DARME UNA DUCHA.
Después de una larguííííííííííííísima ducha, me siento a descansar, ellos vienen corriendo hacia mí me besan, me abrazan y dicen “Mamita, estamos cansados y vamos a dormir, ¿mañana vamos otra vez?”. En medio de mi agotamiento, me quedo sin respuesta y su padre se los lleva deprisa antes de que yo diga algo indebido, los acuesta y sonriente viene a ayudarme a empavesarme de crema.


La fascinación de ellos por el mar no ha disminuido y nos damos muchos viajes a la playa pero la diferencia es que como ya son grandes ahora todos disfrutamos por igual.

miércoles, 13 de junio de 2012

Cuerpos que vibran

Anoche cuando entré nuevamente en este sitio me encontré con los comentarios de algunos de ustedes y tengo que decirles que me hicieron sentir bien, hasta me reí con algunas cosas. Gracias a todos por estar ahí, incluso los que están lejos pero a la vez muy cerca. En esos comentarios, entre otras cosas, hablaban de la pasión.
Pues bien, la pasión es una emoción intensa que engloba el entusiasmo o deseo por alguna cosa. Algo hecho con pasión, nunca será un fracaso aunque no resulte como deseamos. Por eso cuando veo tantas personas que viven sin pasión, me deprimo un poco, no sé como pueden estar todo el tiempo con la mirada apagada y esa falta de vitalidad en sus movimientos.
La mayoría de las personas cuando hablan de ser apasionados se refieren al amor, al sexo, a la relación de pareja. No obstante, se puede ser apasionado de alguna causa, de una forma de ser o de alguna tarea, oficio o profesión. Ser apasionados está emparentado al corazón, al alma. Hay muchos tipos de personas, unas sencillas y otras complejas, pero independientemente de eso hay quienes nacen con pasión, con ese sentido de lucha, de amor y de entrega por un buen ideal o profesión, gente con el deseo de vivir a todo riesgo… y lamentablemente hay otros nacen sin sentir pasión por nada, ¡pobres infelices!
Sin apasionamiento los padres de las naciones no hubiesen hecho sus contribuciones. Ni existiría el arte, ni los escritores nos hubieran legado sus maravillas. Ni los historiadores y científicos hubieran hecho tantos aportes a la humanidad. "Ser apasionados" es vital siempre que se establezca el contrapeso con el "ser racionales", a la vez. La vida es dura, no todo es alegría. Vivir es un reto. La pasión es lo único que nos puede ayudar a levantarnos y a luchar por lo que queremos. Quién se apasiona por vencer los obstáculos es quien resulta ganador.
El amor mueve el mundo y la pasión, ese sentimiento incontenible que te impulsa a la acción es quien provoca los grandes cambios, las grandes hazañas. Cuando estás derrotado, cansado, sin salida, sólo apasionarse por algo puede sacarnos de ese estado. Ser apasionado es respirar y sentir el aire cómo entra en tu cuerpo, saborear cada momento y sentir las diferencias, en definitiva, vivir el apreciando todo lo que sucede a tu alrededor y en tu interior. No serás un fanático de nada, pero disfrutarás de esas pequeñas cosas que tanto llenan.
La pasión nace sola, no se puede forzar. Por ejemplo uno no ama a alguien cuando se lo imponen, el amor nace, crece, surge la pasión y el deseo de fundir las almas en un eterno beso que sobrepase hasta la misma muerte.
Y refiriéndonos al amor, ese sentimiento que a veces nos da vida y otras nos la quita, si eliminamos la pasión perdemos el disfrute de estar enamorados, la sensualidad y la voluptuosidad del sexo, la diversión, la ventura, la felicidad. Pero, ojo, si excluimos la racionalidad, la pasión nos puede llevar al sufrimiento, al dolor y al infortunio. La fórmula es combinar la pasión y la razón, en la proporción que sientas o juzgues que te brinda el mayor bienestar.
El dramaturgo español Jacinto Benavente dijo: “No hay virtud que nos defienda de una pasión”. Creo que tenía toda la razón. Tú existes en mí y lo sabes. Yo existo en ti y lo sé. Pensando en eso y teniendo la certeza de que es así vuelvo a sentir esa pasión cavernícola, de mujer primitiva… carente de reservas… de bestia sin moderación que se encamina hacia su macho con el fuerte llamado de la naturaleza salvaje. Vuelvo a sentir ganas de ti, de tu fuerza y tu fuego… de tu cuerpo envolviéndome en tus brazos, y sólo pensando en nuestras pieles vuelvo a amarte sin reservas… Desatas en mí una pasión que asusta, que arrebata la sensatez hasta extremos imposibles de creer. Aspiras mi alma con retazos de tus dedos, enteros arrancarían hasta mi imprudente cordura cotidiana.
Nada hay que dejar para después, estamos sólo tú y yo, en el paraíso del amor… Y retengo tus ojos, que me devoran palmo a palmo. Se siente fuego, pasión y energía… se siente cómo arde el deseo. Inundas mis sentidos hasta que renuncio a pensar y a saber. En ese estado de insoportable liviandad, insoportable por deseada, sigues arañando mi yo más humano y animal, ese que sólo tú vislumbras.
Hoy desperté con ganas de ti, con ganas de empaparme en tu sudor, de llenarme de tu esencia y llevarme conmigo tu aroma, tu olor... Amanecí con ganas de ser tuya, de reiniciar lo que dejamos pendiente… amanecí con ganas de todo, de tu boca, de tus manos, de tu piel… de excitarte hasta la locura, para que te fundas en las profundidades de mi cuerpo, para vibrar entre tus brazos…
 Quiero sentir tu aliento en mi cuerpo, el roce de tus labios estremeciendo toda mi piel y que no haya nada más que placer… ser tempestad de pasión despertando en tu cama, roba mis gemidos... ámame suave y feroz esta noche... quiero devorarte y sentir la delicia de tu amor.... quiero ver ese fuego en tus ojos, que tus manos tiemblen de pasión... con esa pasión de mi cuerpo que añoras te entrego mi ser y mi todo, entra en la profundidad de mi mar, enrédate en mis olas, goza de mis néctares y hazme gozar, seremos cuerpos que vibran llenos de amor y deseo.
Estamos envueltos en un ardiente fuego que nos empuja a uno en los brazos del otro… Miradas que se beben, labios que se buscan, caricias que queman, brazos que se enlazan... Aquí me tienes amor, siempre dispuesta, siempre tuya, siempre traviesa para llenar tus ansias al cruzar la puerta.

martes, 12 de junio de 2012

No sé qué pasa conmigo


Hace días que no escribo, y probablemente lo he necesitado mucho. En estos días, en estos días he intentado entender algunas cosas y asimilar otras que me han hecho mucho daño, puede que escribirlas me hubiera ayudado algo pero no lo hice. Es como cuando sientes la necesidad de contarle a tu mejor amiga lo que te ha pasado y poder llorar en su hombro, sin preguntas, sin reproches, sólo en su hombro, pero no lo haces.
Esta noche la impotencia y la rabia me inundan y me aprietan en el pecho de la peor forma que existe. Y peor aún, toda esta confusión e incertidumbre que tengo hacen que también me sienta la peor madre del mundo sólo de saberme vencida… aunque sé que mañana volveré a ser fuerte, esta noche, mientras todos duermen, me dejo caer. Porque también necesito caer, necesito llorar sin que nadie me vea, aunque nadie lo entienda…
Hoy estoy triste… bueno, no, en realidad estoy decepcionada, que es uno de los peores sentimientos humanos, porque significa que desaparecen ilusiones, personas, amores… sueños. A veces crees que la persona que tienes a tu lado estará contigo por encima de todas las cosas, crees que no hay un lugar más seguro que entre sus brazos y por eso confías en que todo irá bien… Otras veces la incertidumbre te llena de una maldad que te corroe por dentro y asusta.
Jamás creí que me pasara algo así y aunque me duele en el alma, me he dicho ya está, ha sido bonito… hasta aquí mi historia contigo… sin embargo no es así, no soy capaz de poner un punto y final, y soy yo quien sale perdiendo, porque aunque no soy siempre del todo sincera contigo… lo intento, y no hay maldad en mis actos.
Echo de menos la facilidad de antes, lo simple que era hacer contigo lo que me apetecía y dejarte hacer, no tener que marcar limites. Esto si… esto no… ahora si… ahora no… Pero también es cierto que siempre sale el sol… no sé lo que pasará mañana, pero seguro que saldrá el sol. No me doy por vencida, no cierro los ojos a nada, no te doy la espalda… pero pienso que en definitiva pase lo que pase mañana volverá a salir el sol, y si estás a mi lado yo estaré bien, pero si te has ido, también estaré bien, puede que no mañana, pero pasado… estaré bien.
Hoy he vuelto a llorar, hoy me he vuelto a perder en mis sentimientos, hoy no he sido yo, hoy he estado vagando por todo nuestro camino juntos, he estado en todos esos rincones donde me escondía del mundo, cuando pensaba que todo era difícil, cuando me creía entre la espada y la pared… cuando me metía en tu cama para olvidar, entre tus brazos para no escuchar nada más que tu corazón… Hoy no tengo donde esconderme, he vuelto a llorar, y ahora no sé lo que tengo que hacer.
Me siento totalmente desprotegida, hacia tiempo que no me sentía así de vulnerable. No me gusta pensar que alguien tiene el poder de hundirme, de tirar por tierra todo lo que he conseguido, de mi fachada de dura… muy pocos me conocen tal cual soy, y hace tiempo me juré que no dejaría que nadie me conociera tanto… tanto como para saber que si quieren pueden hacerme daño de veras.
Hoy no sé si lloré porque estos días quizás cierran una parte de mí, o porque él me hizo sentir como hace tiempo… Por otro lado, puede que mi miedo me haga ver más fantasmas de los que ya hay… puede que mi imaginación me esté jugando una mala pasada… no lo sé, pero la incertidumbre de no saber qué quiero, me hace reafirmarme en lo que sé que no quiero… y no quiero sentir que lucho por algo que no existe… se muy bien como es ese camino y no es el que quiero seguir.
No te pediré que no te vayas… hoy me lo he prometido, vete cuando quieras, porque si lo que quieres, es irte, lo peor que puedo hacer es pedir que te quedes, y peor aún, prometer lo que yo no puedo cumplir, y aún mucho peor, pensar que puedo cumplirlo… porque no puedo prometer amor eterno, porque no puedo prometerte el cielo, porque no conozco el mañana, si quieres irte no puedo retenerte… aunque hoy quiera que te quedes.
Otra vez vuelvo a sentir que no llevo el rumbo que quiero que lleve mi vida… mi vida a cambiado, mi barco navega cada día en una dirección, o peor aún, sin un timón con el que poder dirigir mi destino. Creo que necesito una brújula, porque no sé hacia dónde me dirijo, no sé que quiere de mi, o qué espera que haga, o que no haga, y tampoco sé qué hará el, que opinión tiene de lo que está pasando o de lo que quiere que pase, pero soy incapaz de hablar de esto con él y no sé por qué, no sé qué pasa conmigo.
Eres muy importante para mi y me he apoyado en ti para sobrevivir… pero no serás la mano que me hunda… eso lo tengo claro. Hoy me han dicho que el corazón tiene razones, que la razón no entiende… qué verdad más grande, seguramente, por eso sigo a tu lado…

viernes, 8 de junio de 2012

Besos

Un beso por sí mismo combina tres sentidos: el gusto, el tacto y el olfato. Si cada sentido, por separado, es capaz de producir una fuerte reacción emocional, los tres juntos pueden transportarnos al séptimo cielo. A sí que si vas a robar, que sea un beso. Un beso bien dado dice más que mil palabras.
Está demostrado que las personas que reciben y dan a menudo besos apasionados tienen menor probabilidad de sufrir depresión o trastornos del estado de ánimo en general. Múltiples estudios han demostrado lo beneficioso que es besar. El arte de besar es una terapia relajante y placentera, que puede provocar tanto bienestar como un buen masaje. La besoterapia se considera una de las terapias más fáciles y placenteras que nos ofrece la vida.
Mmmm… pensándolo bien, creo que lo practicaré más a menudo. Puedo empezar contigo, ¿estás de acuerdo?, te daré mil besos (donde tú quieras). Conservo en mi memoria y adoro el día en que me enseñaste que un beso no era la unión de dos bocas, sino la unión de dos almas y la eclosión de toda la magia del cosmos concentrada en los labios.
Besarte es como una aventura exótica que me transmite sensaciones inexplicables, haciéndome adicta al sabor de tus labios. Las ganas con las que un beso de tu boca es dado pueden explicar tantas preguntas sin respuestas. Pareciera que mensajes subliminales son transmitidos en el momento que tu boca se acerca a la mía.
Me gusta besarte, me encantan tus besos, me encantas tú, y lo escribo y lo repito, siempre con la misma esencia. Adoro ese beso que no muere aquí en mis labios, el sonido de tu piel en la caricia y el gemido de tus besos en mi boca… Ahhh... Tu respiración y la mía, una pose mágica que puede describir cualquier cosa posible en este universo. Que sin rumbo o explicación alguna, continúa un segmento sin sentido, en el que mis labios aclaman los tuyos.
Con un beso podemos ser uno mismo. Me hechizan tus besos cada mañana, sentirme palpitar en ellos, ser en todo y por todo complemento de ti. Bésame mucho, como tu sabes hacerlo... quiero tus besos cayendo como la lluvia sobre mi cuerpo todos los días del año.
Vuelven a mi recuerdo tus besos, como los de ayer, como si besaras con el alma. Me gusta recordar nuestros besos, y cómo empiezo besándote hasta volverte loco de deseo y acabo siendo poseída por ti, consumiéndome en cada beso mientras nuestros cuerpos unidos se mueven al compás del desenfreno, quemándonos en nuestro propio fuego. He disfrutado cada uno de tus besos, como si fuera el último que te diera o como si fuera el primero, y aún me quedan muchos por darte.
De tanto hablar y recordar tus besos me muero de ganas de ellos en este instante. Aunque no es algo nuevo, me apetecen en muchos momentos, son deliciosos, no me canso de ellos y ahora los echo de menos. No podrán viajar en este momento mis besos atravesando la distancia que nos separa, no podrán posarse en tus labios, ni sobre tu piel, no los sentirás, no te llegarán. Quedarán latentes, se desbordarán de mi boca cuando te tenga delante y no pueda resistir las ganas de besarte.
Cuando vuelvan otra vez tus labios a mis labios y nuestras bocas se llenen de besos… cuando llegue ese momento nada más existirá, sólo los dos, reducido el universo a dos personas que comparten un sublime instante. Volverán a tu boca mis labios, se fundirán con los tuyos y surgirán esos besos de los que nos acordamos constantemente y que echamos de menos. Labios que se unen, cuerpos que se abrazan, corazones que laten, sexos que hierven...
Sumergida en tu beso que es intenso y eterno, me haces suspirar a tu antojo y yo me entrego sin reservas. Tus besos y tus labios son terciopelo que deslizas por mi cuerpo, sin palabras en las mieles del deseo, esa caricia de tus labios me llena toda, ese toque inigualable rejuvenece mi cuerpo. Suave seda es el toque de tu lengua cuando recorre los rincones de mi esencia. Dulces besos que apasionan, que me suben y me dejan ver el cielo… Tiernos besos entre caricias y sábanas, seducción en cada poro percibido, besos y tacto que se acompañan en armonía, mezclados con la dulce sinfonía de gemidos acoplados. Siempre me sumerjo en tus besos apasionados cuando estoy entre tus brazos.
Cuando me eches de menos cierra los ojos e imagina que estoy a tu lado, que te estoy mirando, pídeme entonces un beso y sentirás mis labios, porque siempre me apetece dártelo.