Bienvenidos a este humilde pero sincero espacio. Aquí escribo mis pensamientos, cosas que me preocupan, algunas vivencias, historias que conozco... lo que me dicta el corazón para compartirlo con otras personas, es una manera de saber que no estamos solos en este mundo virtual y poder hacerlo más real y cercano. Me gusta escribir y me siento bien haciéndolo, ojala estás letras lleguen a ustedes como yo quisiera. Siéntanse libres de comentar lo que deseen. Gracias por estar aquí.

jueves, 30 de junio de 2011

A veces te adoro… otras te extraño… las demás, te necesito…


A veces me dices palabras sencillas que encierran tanto… palabras que en mis oídos resuenan llenando mis horas de franca y sincera alegría, que pueden ser tan simples como simple es la luz del día, pero las dices con tanta ternura y ansiedad que calan en mí muy hondo y dan un inmenso sentido a mi vida, un "acompáñame", "quédate a mi lado", "te llevo conmigo", "te amo", valen para mí más que oír mil frases hermosas tomadas de libros escogidos, encierran mucho más valor que cualquier tesoro escondidos. Con la sencillez de tus palabras has encadenado mi alma, entre tu voz y el contenido, voy siguiendo tus caminos con el corazón enternecido, y en mi voz encuentras el eco que se hace vivo en tu silencio para que escuches de mi boca todo el amor que por ti siento.
Quiero volver a tus labios, a tus manos, a tu cuerpo, quiero v
olver a mirarte, volver a ti. Escuchar que me pides un beso, dártelo y sentir tus brazos rodeándome. Que se duerma el tiempo mientras tu y yo nos quedamos despiertos, brindar contigo por cualquier cosa (el motivo nos lo inventamos) y ver tu sonrisa de niño travieso, tu alegría y sentir tu cuerpo junto al mío.
Idolatro el mágico espacio de nuestros encuentros, breves o largos me acercan a nuestros sueños hablando el cándido lenguaje del amor que me hipnotiza. Adoro cuando me besas, cuando tus manos se enredan en mi cuerpo y me
moldeas a tu antojo. Venero tu voz que susurra en mi oído un te amo, un te quiero, tus suspiros que me llegan al alma cuando nos entregamos, cuando te adormeces a mi lado acariciándome después de amarnos. Adoro esa mirada tuya que me hace perder la razón, que transmite tanto sentimiento y da vida al pensamiento.
Hay seducción por ambas partes. Entrega, pasión, lujuria. So
mos dos cuerpos entregados al placer de sentirse, nuestros labios se rozan, nuestras manos hacen su recorrido ávidas de caricias… Excitarse en cada paso, estremecerse en cada movimiento, oír los jadeos como susurros al ritmo de la sensualidad desbordando sentimientos y rebosando pasión.
Recorreré tu cuerpo con la mano del
deseo, sólo siéntela y déjala que siga su trayecto, poco a poco haciendo que la lujuria se apodere de ti... Volaré entre tus brazos hasta llegar a sentirme libre como un pájaro en pleno vuelo, libre sin ataduras... y zarparemos en el barco del amor con el deseo convertido en volcán, pasión arrolladora, furia desatada... Besos de lava recorrerán tu cuerpo, ansiosos de ti... Tu lengua es un caudal en mi interior, lluvia de placer vas dejando... Hasta la cima llegamos y escuchamos al cielo tronar por la erupción de nuestros cuerpos, al fundirse en un solo ser...
Quiero que mis caricias resbalen por tu piel, que mis manos te surquen como si el tiempo no existiera, como si fuéramos infinitos. Sentir cada instante y vivirlo como si fuera el último, concentrar la vida en un beso, en una mirada, en una caricia. Sentir que se desbocan nuestros corazones, que nuestros
cuerpos son atravesados por miles de sensaciones, que nuestros sentidos se vuelven locos sin saber a cual atender, que nos puede el placer, que nos rendimos a él, que caemos derrotados fundidos en un abrazo.
Ay, amor… Entre tus besos y mis deseos me estremezco al sentir tu boca en mis labios, tu boca… esa boca que me provoca con cada movimiento, besos de ardor que me queman al sentirte. Mis deseos se bautizan en cada beso, dejarme cautivar por ellos, abandonarme al placer de vivirlos, contener la respiración hasta sentir el jadeo… dos lenguas unidas entre si, el dialecto de una misma lengua, el lenguaje de los besos, furia y pasión… Sentirte y que me sientas.
Te espero sin más ropa que el olor de mi piel, ese aroma que dices embriagador cuando estás conmigo, olor que recorre mi cuello para bajar por mi cintura y entallarse entre mis piernas deseosas de ti... Te espero ansiosa, inv
itándote que bebas el vino fresco al que saben mis besos y la sed quema mi boca. Tus labios se emborrachan con su sabor, desnudamente loco... Y mis dedos se enredan en tu torso desnudo, mis manos te acarician, deslizándose… sintiéndote duro y fuerte mientras me besas recorriendo tu firmeza con mis ganas... Mi piel tiembla entre tus dedos y mis caderas se ajustan a tu medida... Y en la humedad de mi ingle, dejas tu néctar. Porque soy mujer y me gusta tu brío, y vendrá la humedad en la flor saciando mis deseos de hembra… y tú, mi adorado loco, corriendo tu miel por mis piernas, no cedes en el camino… Por todos mis poros sentiré tus manos fuertes, recias, agarrándome con fuerza, comiéndome embravecido con besos mis labios y mi sexo... siempre es así un cuerpo a cuerpo para volvernos locos.
Te necesito, mi amor, tu mirada cautivadora me desborda, me seduce, mi cuerpo se estremece, hi
pnotizada me abrazo a ti, poseída me tienes, me envuelves con tu mirada y con tu amor. Tus pupilas encendidas entran en mis pensamientos, en mis sentidos y mi piel vibra, me desnudas el alma, me despojas de mí. Me devoras, ansias tienes de mi y yo de ti… cierro los ojos, me dejo llevar por ti, siento que me llenas y me abandono, dejo que mis sensaciones se rindan a ti.
Te gusta tenerme así y a mi me gusta sentirme poseída por ti, desea
da por ti. Me uno a tu amor, palpitante, deseoso. Tus brazos son remolinos de pasión, torbellinos de sensaciones, frenesí de ti. Susurra el placer, en el cuerpo de mis deseos. Ven, a mi encuentro, soy tuya... Tu olor se queda, impregnado en mi cuerpo, vas dejando tu aroma en mí con cada caricia, y ya sin miedo de morir en la aventura dejo que me cale tu amor hasta los huesos... Mi amor, no desveles mi secreto, no reveles con la ansiedad que te arropo entre mis brazos, ni cómo te susurro un te quiero, ni la imprudencia y las locuras que nos inventamos para satisfacernos... no le cuentes a nadie como me dejo llevar por la inconsciencia y abro mis piernas al sentir tus manos... como dejo mi cuerpo al descubierto para tener tu calor... guárdame el secreto... déjalo entre tus dedos, bajo tu abrigo, sepultado en tus pensamientos y nunca olvides lo que esconde ese secreto y lo que hallarás en mis silencios.
Siempre termino perdiéndome en el paraíso de tus ojos, estoy pe
rdida en la paz de tus labios, estoy contigo en el universo de tu alma. Dulce locura es la que tú me provocas, si sentir un amor así tan lindo es perder la cordura, ¿a quién puede importarle que la llamen loca? Mi amor, recuerda siempre que eres y serás quien calma mi alma y me llena de amor. Resumo todo lo que siento en un TE ADORO.

jueves, 23 de junio de 2011

Echo de menos tantas cosas…

Echo de menos compartir contigo el tiempo, mirarte mientras hablas, escuchar tu voz suave susurrando en mi oído, tus manos y cogerlas sobre la mesa de vez en cuando… el calor de tu cuerpo, sentir tu piel… ver tu sonrisa pícara y sensual al verme llegar, tus besos, tus abrazos, esa sensación de felicidad.

Si pudiera sentirte ahora que te estoy pensando. Si pudiera mirarte y detenerme en tus ojos, en tu boca y abrazarte hasta el alma, y así quedarme, fundida a ti. Ahora, como otras tantas veces, te echo mucho de menos y vienen a mi mente tantos momentos vividos. Vivo entre recuerdos y deseos, saltando entre lo que fue y lo que pudiera ser.

Te extraño tanto que lo escribo en esta “carta” sin papel que no tocarán tus manos, esas manos que tampoco acariciaré porque ahora sólo estás en mis pensamientos. En mis labios quedó el recuerdo de tus besos y en mi cuerpo las huellas que dejaste, los días ya no tienen ese brillo especial, sólo son días sin más… Siento pena, una gran pena porque no me sacio de ti, nada se te puede comparar. Tú eres mi gloria a la que, una vez más, tengo que renunciar.

Cuando escribo pensando en ti, sobran las metáforas, simplemente nada deseo más que estar contigo, siempre digo lo mismo pero qué voy a decir, para qué buscar frases elegantes, si lo que más deseo es tener tus besos, que mis dedos toquen tu piel en vez de estas teclas frías y que no saben a nada, que escriban versos los poetas, que a mí contigo me basta.

Y como siempre, regreso a los recuerdos, y allí estás esperándome para abrazarnos… y vuelvo a escuchar tus palabras, a mirarte, a besarte, a coger tus manos. Y entonces te echo mucho más de menos, porque no te tengo, porque ha habido cientos de días sin ti, porque habrá miles más… A todas horas tú, anidado en mi alma, desde la que surges de repente, iluminándolo todo, haciendo que sigan surgiendo recuerdos, que imagine, que sueñe despierta.

Tú en cada rincón de mi mente, haciendo que te piense, a veces serena y otras veces frenética, cuando estoy dormida o despierta… A manos llenas podría sacar de mi mente tus recuerdos y aún me quemarían, pues tan intensos los siento. Quiero beberme tu calidez y que se inflame mi alma al mirarte, que arda todo mi ser, que ahora sin ti soy brasas y cuando vuelva a tenerte cerca me volveré llamas.

Echándote de menos van pasando los días y me aferro a tu recuerdo, vuelvo a nuestros momentos, te vuelvo a ver sonriendo, pidiéndome un beso, vuelvo a escucharte, tus palabras y tus silencios. Echándote de menos mientras escribo, camino y vivo. Quiero perderme en la profundidad de tus ojos, sumergirme y llegar hasta tu alma, aunque me quede sin aliento.

Ansío darte un abrazo después de tanto tiempo, como pretendiendo fundirte a mí para sentirte de golpe en todo mi cuerpo, besarte y dejar unidos nuestros labios para que se digan cosas en silencio. Estar a tu lado, sentir de nuevo la felicidad, sonreír, olvidarme de todo, del mundo, del tiempo… Coger tus manos con complicidad, llenarme de tu presencia, sentirte, sin tener que imaginar… tengo ganas de tu cuerpo, de tu piel, de sensaciones, de placer, de deseo, de pasión compartida.

Quiero darte un beso largo de esos en los que se detiene el tiempo, uno de esos en los que desaparece el universo entero y todo se concentra en ti y en mi. Un beso cálido que tras anudar las lenguas anude las almas o mejor, que las derrita y las funda. Un beso apasionado, como si con él pretendiéramos arrebatarnos hasta el último aliento.

¿Sabes? Por más que pasen las semanas no se desvanece el sabor de tus besos, ni se difuminan las mutuas caricias, ni se diluye tu recuerdo. Y son más las ganas, es mayor la ilusión, es más todo… Ahora tus labios están lejanos, no puedo besarlos, no puedo abrazarte, ni sentirte, ni hacerte el amor, ni mirarte… Y el placer de tus besos no se borra de mi mente ni de mi boca.

Todo tiempo contigo parece un instante, ese último beso que fue imposible prolongarlo hasta el infinito, ese momento en que te dije adiós aún con el calor de tu cuerpo bajo la ropa, con tu aroma. El haber querido irme y el deseo de volver... y los días continúan pasando, con tu recuerdo, con mi deseo, con cartas escritas en el aire que no serán leídas. Los momentos sin ti no tienen magia.

Desde aquí quiero que te llegue mi abrazo fuerte y cálido, transmitiéndose desde tu piel a lo más profundo de tu alma, para que vuelvas a empaparte de mí. Que te llegue lleno de deseos, de vida, de ilusión, lleno de ti, porque yo estoy llena de ti, lo que escribo, lo que digo, mis ojos, mis sueños, mi mente, hasta mis abrazos están llenos de ti mi amor.

miércoles, 22 de junio de 2011

El espacio que todos necesitamos

"Necesito espacio", "Me siento ahogada", "Tal vez deberíamos pasar algún tiempo separados". “Ya no sé qué hacer, no puedo más”. “Somos uno la sombra del otro todo el tiempo”. Si nos ponemos a pensar, estas frases (casi siempre dichas por mujeres) son bastante comunes. Si la frase es dicha entre mujeres nos solidarizamos unas con otras porque sabemos a ciencia cierta lo que significan, al menos de momento el peligro no es grande aunque la solución debe ser rápida. Todas en algún momento pasamos por eso.

Pero si la escuchan los hombres o son dichas directamente a la pareja, entran en catalepsia y empiezan a hacerse preguntas del tipo ¿significa que la relación ha terminado? ¿Es que está buscando reemplazo? ¿Habrá alguna esperanza? ¿Ya no me quiere o se enamoró de otro? ¿Qué hago, yo no quiero perderla? En resumen, como suelo decir yo: “Empieza Cristo a padecer”. Cuando lo más sencillo es que se pregunten “Esta mujer que yo amo, esta madre de familia ¿le gustará pasar un día de la semana sin tener que preocuparse de los niños, de hacer la comida, de planchar mis camisas, de limpiar la casa? ¿Querrá salir con su amiga un rato y sentarse a conversar sin preocuparse de nada más? Pero no, "pobrecitos", muchos no son capaces de hacerse esas preguntas y mucho menos respondérselas, lo que hacen es enredarse y enredarlo todo, y en buen español muchas veces cagarlo con sus negativas y exigencias a destiempo.

El problema está en que todos necesitamos espacio, los hombres lo necesitan pero tienen a su vez que entender que nosotras las mujeres también. Un simple espacio sólo para nosotras, sin que nadie nos moleste o nos abrume con sus necesidades y problemas. Eso no significa que dejamos de amar a nuestra pareja, ni que queremos liberarnos de nuestras responsabilidades como madres y esposas. No, lo que pasa es que uno se cansa de ser todo el tiempo mamá, de hijos y maridos, de las tareas de la casa. ¡Y por favor!, eso no nos convierte en unas zorras, hijas de puta.

Como mismo nuestros hombres a veces piden a gritos que los dejemos compartir con sus amigos porque necesitan “desconectar”, tienen que entender que nosotras también necesitamos un respiro. ¿La solución? Sentarse a reflexionar, entender que es necesario dar un paso atrás y comprender que no necesitamos estar pegados todo el tiempo para querernos, que la familia puede salir adelante sin que les brindemos un servicio de 24 horas los 365 días del año, que es necesario colaborar más entre todos para poder ser más felices y disponer de un poquito de individualidad. Nosotras las mujeres a veces tenemos mucha culpa porque cuando estamos en pareja centramos toda nuestra vida y expectativas en ella y nos olvidamos de que somos seres humanos que tenemos que cultivar una vida propia. Por muy grande que sea el amor que nos una a ese hombre no podemos dejar que nos absorba por completo y por supuesto tampoco hacerlo nosotras con ellos.

Hay que dejar un tiempo para las amigas, para estar solas y disfrutar de la música o leer un libro, para caminar o sentarse en un parque, para hacer algún curso que siempre hemos deseado… sin preocupaciones, ni culpas. Necesitamos que aunque sea por unas horas ellos se hagan cargo de las responsabilidades de la casa porque también viven ahí y los hijos son de ellos (en la mayoría de los casos). El espacio propio lo necesitamos todos pero con la ayuda y comprensión del otro, sea marido, hijo, padre o madre.

Los sexólogos dicen que en una relación no se puede restringir la independencia y la autonomía del otro, así como la comunicación y el fijar ciertos límites; elementos que ayudan a la sana convivencia conyugal. Adoptar actitudes rígidas, no adaptarse a los cambios, a la dinámica y a las demandas que implica la vida íntima, familiar, social y laboral, puede llevar a la separación. Además destacan que las parejas deben buscar el equilibrio y respetar las diferencias entre el Yo, el Tú y el Nosotros. El “Yo” y el “Tú” son la parte individual, el espacio y la autonomía de cada quien, con sus gustos, hábitos y ocupaciones. El “Nosotros” es lo que nos une como pareja en el sexo, la familia y el hogar. Cuando una pareja no ve estas diferencias, hay desequilibrio y “comienzan los problemas”, es decir, desavenencias, discusiones y rencores que se van acumulando hasta que no se puede más y se explota.

Muchos hombres reclaman su espacio pero se niegan a dárselo a su pareja, yo conozco algunos casos. Los conflictos a veces son tan fuertes que algunas mujeres renuncian desesperanzadas a reclamar ese tiempo para ellas, sobretodo por el malentendido concepto de que una "buena mamá" tiene que estar SIEMPRE disponible. Hace unos días me leí un artículo que dice que casi el 50% de las mujeres tienen ahorros secretos que su pareja no conoce. Ejemplificador ¿no? Es innegable que las mujeres pertenecemos a un clan, necesitamos tener amigas, esas hermanas de la caridad con quienes nos retroalimentamos, para poder mantenernos estables en todos nuestros puestos (la mayoría de las veces simultáneos).

La necesidad de espacios y tiempos a solas no son propias del género masculino, lo que pasa es que nosotras tenemos la tendencia a renunciar a nuestras propias necesidades y quizás, como leí una vez, en el fondo exista un factor cultural que determina una diferencia genérica: somos más culposas, creemos ser indispensables, omnipotentes, creemos que en casa hacemos todo mejor que los demás y que si no lo hacemos nosotras todo será un caos, aprendimos este modelo de nuestras madres. Pero lo cierto es que aunque realmente la casa se vuelva un caos en esas horas que no estamos, tenemos que tomarnos un tiempo para nosotras porque esa sensación de libertad, de poder hacer lo que nos place sin preocuparnos de nada, junto a una amiga o sola, es lo que nos da fuerzas para seguir luchando por todos y asumir con nuevos bríos los deberes del día a día.

Cuando uno de los dos en la pareja le niega al otro este espacio tan necesario, afecta la buena convivencia porque la inconformidad, la sensación de asfixia van produciendo grietas, que estallan en crisis. Hasta la persona más sociable y enamorada se satura con la demanda excesiva del otro; y no por eso cualquier intento de buscar tranquilidad, un rato con uno mismo significa egoísmo o falta de amor. Ese “si tú no estás conmigo no me quieres” es uno de los paradigmas más difícil de digerir.

Yo disfruto tanto de mis momentos sola o en compañía de alguna amiga, que respeto mucho los espacios de mi pareja, no me lo tomo como abandono o como algo personal es decir no son "por mí o contra mí”, sino tiene que ver sólo con él y sus propias necesidades, deseos y gustos. Ambos respetamos mucho la individualidad del otro y no por eso nos amamos menos, al contrario, nos queremos más porque nos comprendemos mejor, nos respetamos y nos ayudamos más.

Producto de la mala reputación de los hombres muchas mujeres piensan que cuando su pareja quiere pasar algunos ratos con sus amigos significa que le están siendo infieles o que quieren librarse de las responsabilidades, y es que cuesta mucho sacarse los prejuicios de la cabeza y darse cuenta que no todos los hombres están cortados con la misma tijera. En el libro "Las mujeres son de Venus, los hombres son de Marte", están muy claras las diferencias y justamente habla de los espacios de cada uno. Lo principal en todo esto, es siempre explicar al otro qué tipo de espacio es el que se necesita o desea.

Así que amigas, si su pareja les pide tiempo, es simple, dénselo. No empiecen a pensar en lo que no es, ni a tejer telarañas en su mente. Deja que se sienta libre, porque en el fondo esta es la única manera en que permanecerá a tu lado. Si lo ahogas por mucho que te quiera al final termina alejándose. Las parejas además de amantes tienen que ser amigos, así que no te conviertas en una mujer insoportable, dominante y absorbente. Dale su espacio, pero eso sí, muy importante ¡reclama el tuyo!, dedícate a ti y recuerda que la pareja es una compañía para hacer la vida más placentera y fácil, no para complicarla. El respeto, la comunicación y marcar los límites son reglas de la convivencia de dos.

Yo disfruto al máximo ese tiempo que es sólo mío, es mi pequeño espacio para estar sola y pensar, escuchar la música que me gusta, escribir, leer algo sin sentir más ruidos que el del silencio, simplemente hacer lo que me plazca, lo que me de la gana… rescatar el poder de sanación que surge al validar la hermandad entre mujeres... disfrutar de una “tarde de chicas” es maravilloso y energizante. Todos necesitamos ese espacio, unos más que otros claro, pero no es cuestión de género.

La mujer maravilla no es real; las mujeres de carne y hueso no pueden trabajar, atender la casa, los hijos, la pareja y estar esplendidas y de buen humor todo el tiempo sino piden ayuda en las tareas cotidianas y se toman un espacio para ellas, esos ratos que al final son en beneficio de todos porque nos harán mejores madres, amantes y amigas. Esta es una gran verdad, el que crea lo contrario está por muy mal camino.

No recuerdo donde leí algo que más o menos decía así: “Las mujeres comunes, sólo necesitan tener género para ser mujeres. Pero las súper mujeres, necesitamos tener sueños, visiones, metas, perseverancia, persistencia... Algunas de las muchas dotes con las cuales Dios nos proporciono pensando en la ayuda perfecta para este mundo imperfecto”. Para eso necesitamos no sólo pensar en la familia sino en nosotras mismas y hacernos valer un poquito por esas personas a quienes les entregamos todo, hacer que nuestra pareja, ese hombre al que tanto amamos nos vea como alguien que también necesita respirar.

lunes, 20 de junio de 2011

GRACIAS PAPA

Estas líneas las escribí el sábado para ponerlas en esta página bien temprano el domingo, pero lamentablemente por problemas de salud no pude hacerlo, pero no quiero que se queden en una gaveta, por eso aunque un poco tarde he decidido compartirlas con ustedes.
Este domingo es el día de los padres, muchos de nosotros hemos escuchado innumerables veces eso de que “Padre es cualquiera madre hay una sola” aunque yo también lo he dicho y hasta comparto el criterio por muchos motivos que serían imposible e inadecuados por la fecha decir aquí en este momento, también sé que no es tan así. Hay hombres que no merecen ese calificativo ni por casualidad, pero hay otros que hay que dárselo con orgullo y con mayúsculas, porque son verdaderos PAPÁ. Son capaces de criar y amar a sus hijos junto a la madre, a la par de ella. Un buen padre aunque sea el hombre más pobre del mundo deja a sus hijos la herencia más rica cuando lo cría con amor y lo educa con sabiduría. En la infancia de toda persona es muy importante y necesario sentirse protegido por un padre.
Un buen padre es el que después de una dura jornada de trabajo, al llegar a casa abraza a sus hijos y se vuelve un niño jugando con ellos. El mejor legado de un padre a sus hijos es un poco de su tiempo cada día. Debe ser el amigo, el confidente, no el tirano de sus hijos. Un buen padre es ante todo un hombre con corazón, que sabe señalar el horizonte con optimismo y confianza, no es la carne y la sangre sino el corazón lo que nos hace padres e hijos.
Ser papá es jugar en la vida el papel de rey, no de un reino; sino del amor, la comprensión y la razón. Un papá tiene mucho de mamá aunque tenga cuerpo de hombre. Si hay que cambiar pañales los cambia, cuando el hijo llora él es el refugio, cuando el hijo ríe él es la compañía. Sólo cuando meditamos lo que nos cuestan nuestros hijos, empezamos a darnos cuenta de la deuda que tenemos contraída con nuestros padres. Es hermoso que los padres lleguen a ser amigos de sus hijos, desvaneciéndoles todo temor pero inspirándoles un gran respeto. Un buen padre vale por cien maestros.
Mi papá cuando me equivoco me ayuda, cuando dudo me aconseja y siempre que lo necesito está a mi lado. El problema con la familia es que los hijos abandonan un día la infancia, pero los padres nunca dejan la paternidad. Un padre es una combinación extraña de razón y sentimiento. Es aquel que sabe orientar y exigir, pero al mismo tiempo sabe amar.
Cuando un hombre se da cuenta de que su padre tal vez tenía razón, normalmente tiene un hijo que cree que está equivocado. Los niños comienzan por amar a los padres, cuando crecen los juzgan y algunas veces perdonan sus errores. Un papá es una combinación extraña de razón y sentimientos, es el que sabe decir no cuando es lo justo y sabe decir sí cuando es lo conveniente. Trabaja duro para llevar adelante a su familia y anda en punta de pies en la noche tapando cuerpecitos con frío. Es el único de la casa que persigue un ratón hasta atraparlo, aunque por dentro tenga miedo. La paternidad marca el corazón de una persona desde que nace hasta la eternidad.
Papá quiero hoy decirte cuanto te quiero y cuanto significas para mí, eres una gran persona no en estatura, sino en el corazón. Como pasa el tiempo… Pienso uno a uno los momentos que hemos vivido juntos. Gracias por darme la vida, por ser mi ejemplo, mi impulso para llegar a ser quien soy. Eres para mi tan especial, tanto, que sabiendo que la familia no se escoge es la que te toca, si me hubieran dado la oportunidad de escoger te hubiera elegido a ti para que fueras mi Papá.
Hoy, quiero darte las gracias porque siempre estuviste al lado de mamá, amándola y respetándola, dándole su lugar y con esa actitud nos enseñaste a amar. Valoro mucho cada día y cada recuerdo… “Formar una familia” no es una frase que se refiere a la labor de la mujer solamente porque el hombre es indispensable en el hogar, es pieza fundamental y forma junto con ella, una unidad única, insustituible, juntos son la columna vertebral que sostiene a los miembros, para que la familia cumpla su misión. Esa es una labor muy difícil pero hermosa que has compartido con mamá. Nos enseñaste que es el lugar donde somos realmente aceptados, valorados y amados por ser quienes somos antes que por cualquier otra cosa.
Me he convertido en una persona de bien gracias a ti, y aunque no vemos el mundo de igual forma te comprendo y te agradezco lo que hiciste por mí y por mi hermano, por lo que haces cada día, porque gracias a tu educación, amor y dedicación soy quien soy y siento un agradecimiento y un amor infinito por ti.
Cuando pequeña te veía enorme (a pesar de que tu estatura no es alta) y creía que lo podías todo y crecí con la certeza de que siempre me protegerás ante cualquier peligro dando cada día tu mayor esfuerzo, cada día dando la vida por mí, mostrándome el camino a seguir. Vas por la vida sin dejarte vencer, sin dejarte arrastrar, me guiaste y lo sigues haciendo. En todo momento estás dispuesto a ayudar a los demás, comprometido con cada ser humano que te ha abierto su corazón.
Moralmente eres un hombre intachable, tienes principios sólidos y valores que te hacen ser quien eres; yo te veo incorruptible, incapaz de mentir, de lastimar, de traicionar… Si leyeras esto quizás derrames algunas lagrimitas discretamente… Tan bueno, tan grande, tan noble, así eres TÚ y mi amor por ti es, no sólo infinito, como escribí en párrafos anteriores, es eterno.
Has vivido al límite y jugado con fuego sin salir lastimado. Me has perdonado todo. Has sido paciente y tolerante. Eres mi héroe silencioso. El tiempo no se detiene papá. Hoy más que nunca entiendo cosas que hace 20 años no entendía. Gracias papá, por haber sembrado en mi las semillas que hoy me hacen sobrevivir.
Eres adicto a la puntualidad, a la música criolla, al chocolate, a probar los dulces que hago, a un traguito de ron antes de bañarte y a ver los noticieros diariamente. A pesar de ya no ser una niña no te cansas de cuidarme, siempre estás ahí para mí ya sea con un abrazo, un chiste, un “estás con mucha gripe, tómate un cocimiento y una pastilla”, un “No te olvides de tus llaves y no vengas muy tarde” o un “mira bien lo que haces, déjate de idioteces” (siempre muy necesario). Sabes… creo que tu vida hubiera sido aburridísima sin nosotros. Y la mía hubiera sido vacía sin tí.
Mi esposo es también un buen padre, ha luchado y lucha junto a mí a diario por el bienestar de nuestros hijos. Les da su amor, comprensión y apoyo.
La Madre Teresa De Calcuta dijo: “Enseñarás a volar, pero no volarán tu vuelo. Enseñarás a soñar, pero no soñarán tu sueño. Enseñarás a vivir, pero no vivirán tu vida. Sin embargo… en cada vuelo, en cada vida, en cada sueño, perdurará siempre la huella del camino enseñado”.
Feliz día a todos los padres, a los buenos PADRES, como tú.

martes, 14 de junio de 2011

Cuando agolpan los recuerdos



Ya comenzó el calor y aunque para mí cualquier tiempo es bueno para ir a la playa, por supuesto adoro esta temporada. Me gusta estar allí cuando no hay bullicio, en el silencio escuchar el leve sonido (que parece una caricia) de las olas bañando la orilla... Es tan relajante… Hace unos días cuando fui, me invadieron los recuerdos… aquella primera vez que fuimos a la playa juntos… Aquel día se convirtió en una bocanada de aire fresco, la soledad de la playa y la brisa marina crearon el clima perfecto para degustar unos tragos y...
Recuerdo que alegre, risueño, feliz como un niño dijiste: "Mírame… Mira cuánta felicidad, alegría e ilusión me causa verte a mi lado; disfrutando de esta mañana despejada, sentados uno junto al otro contemplando la inmensidad de este océano, que a todos y a nadie pertenece… porque es libre, enorme, distinto y nuevo para los ojos curiosos que cada día lo contemplan. Mi amor, no pienses en nada, sólo disfruta de este tiempo perfecto para los dos, disfruta del momento, del movimiento del mar, de la arena en la piel...”.
La playa estaba solitaria, ¡como se notaba que los niños seguían en la escuela! Cuando llegan las vacaciones está abarrotada... Hizo un día genial, pasamos la tarde tumbados a la sombra, conversando y haciéndonos promesas, después dimos un largo paseo. Amarrado a mi brazo y a mi cuerpo, siendo los dos uno, me mostraste que a tu lado estaba segura… y sin sobresaltos disfrutamos del tiempo, de nuestra mutua compañía. ¡Qué lindo día elegiste para estar allí! Me sentía flotando, sentía que había recuperado mi adolescencia más autentica… después de tantos sentimientos disparados, puedo decirte que te quiero, sin medidas pero bien, con una adolescencia experimentada, eso hace que el relativo control de esta situación, y digo relativo, dispare más (si es que eso fuera posible) todas las sensaciones, convirtiéndolas en sentimientos ciertos y auténticos… Cuando estoy contigo todo es perfecto, y me ilusiona tener el presentimiento de que a tu lado jamás tendré frío.
Nada esta quieto nunca en este continuo ir y venir, el destino al igual que los bombos de la suerte, reparte premios continuamente, y curiosamente sin haber comprado participación alguna, te toca y lo aprovechas o lo descartas. Ha pasado tanto tiempo y aún siento tus caricias suaves como cuando el viento mueve mi cabello, huelo tu perfume como si estuvieras a mi lado, abro los ojos y siento como cada rayo de sol penetra dentro de mi, noto el corazón acelerado como si estuviera corriendo un largo camino pero sin moverme de aquí y la oleada de placer que me invade igual que cuando saboreo mi dulce preferido.
El viento me trae esas sensaciones, y así te siento.
Me levanté de la orilla y regresé a la casa, caminé despacio abrumada por todos estos recuerdos de golpe, sintiéndolos vívidos en mi mente y en mi cuerpo… Me dieron ganas de llorar... porque en esto del amor, he aprendido muchas lecciones… una de ellas es que las heridas del corazón cicatrizan con el tiempo, pero siempre hay que extraer conclusiones y enseñanzas: la primera, que no conviene embarcarse en una travesía cuando aún se tiene medio pie en el barco anterior...
Llegué, me duché y casi sin hablar me tumbé en la cama un rato, est
aba cansada… Una hora después desperté, me serví un trago y salí al portal envuelta por el silencio de la tarde, hacía calor aunque el cielo estaba un poco nublado… en la casa unos descansaban, otros jugaban… ésa era la realidad, mi realidad, siempre más placentera y más constructiva que el mundo onírico. Mejor agarrarse a lo que tenemos que a los accidentes del destino: especialmente cuando éstos tienen que ver con algo tan etéreo e intangible como el amor, y menos cuando ya no hay soluciones, sino páginas marcadas, subrayadas y bien pasadas del libro de la vida.
Voy de nuevo hacia la playa, tiempo de relax y... ¿lluvia? Me da igual... allí estaré... no importa si llueve y no puedo tumbarme en la arena a disfrutar de la brisa, al menos podré dar un paseo por la orilla con esos aires de tormenta... Así que como dice el refrán quien no se consuela es por que no quiere... por si acaso me llevo una toalla grande para que me abrigue un poquito si la tarde-noc
he se pone algo fría.
Llego a la orilla y meto mis pies en el agua, a pesar del tiempo se siente calida, camino lentamente y vuelven los recuerdos… Ahora es de aquel día en que estaba muy disgustada y me llevaste al mar (sin decirme dónde íbamos),
fui a regañadientes y cuando llegamos me sorprendí de estar allí, de que hubieras tenido esa idea tan fantástica y no me quedó más remedio que reconocer que me había equivocado… había creído otra cosa. Con una sonrisa tranquilizadora y pícara me abrazaste y dijiste: “Te equivocaste porque pensaste”. Y es verdad, muchas veces mientras más pienso para no equivocarme, puff el fiasco. “Tranquila, todo va a fluir, ven, desvístete, vamos al agua y siente como ésta corre por tu cuerpo, ya verás que esa sola sensación te hará sentir feliz” susurraste en mi oído y nada más importó. Pasaron las horas, tranquilas, alegres, reímos mucho y escuchamos música de esa que te sale o te llega al alma, nos sentíamos piratas conquistando y habitando una isla, caminando por la arena blanca sin cansarnos, retozando en el agua como niños traviesos... Sentimos sabores dulces, salados… Reímos sin pensar, sentimos la tranquilidad y la calidez más profunda y… a la vuelta vimos el mar en el retrovisor y sonreímos satisfechos, cómplices. Fue maravilloso.
Camino de regreso a la orilla y me salpican las olas… Mientras en el horizonte luces de esperanza se baten con el furioso mar en un atardecer anaranjado que inunda todo con olor a salitre… llenando de paz mi alma cansada, transmitiendo equilibrio, arropándome junto al crepúsculo de belleza sin igual, magia para los ojos, regalo para los sentidos, es como si el tiempo se parase y una sensación tan poderosa como mágica e inexplicable... me arropara, me invadiera… mientras mi mente vuela entre magia, deseos y sueños.
Es tarde, me paro frente al inmenso océano para despedirme voy para la casa antes de que sea más tarde, finalmente no llovió… Extiendo la vista allá detrás del mar, más lejos de la línea que separa el agua del cielo, donde ya apenas se ve el sol, donde dentro de un rato la luna llena se relajará y quizás jugueteen traviesas las estrellas, sonrío, es en ese lugar donde duermen mis sueños...
Me uno al pequeño grupo de regreso a la casa, todavía absorta en mis pensamientos… vuelvo a la realidad cuando una mano amiga me da una cerveza fría y comienza a reír y a comentar lo bien que la hemos pasado, que ha sido un día fabuloso… yo ratifico sus palabras, tomo un sorbo y sonrío, porque realmente hemos pasado un magnífico día… pero además en mi sonrisa estás tú, porque estuviste presente en mi mente casi todo el tiempo, y esos recuerdos me llenaron de añoranza...

lunes, 13 de junio de 2011

MUJER: TRABAJO Y HOGAR

Llevo varios días sin poder escribir porque he tenido mucho trabajo y sumándole la casa y los muchachos ya se imaginan ¿verdad? Y eso que he tenido apoyo de todos en casa. Por eso he decidido escribir sobre este tema (caliente y controvertido) el papel de nosotras las mujeres en el hogar, en la familia, en la sociedad y la necesidad de que sigamos luchando por una igualdad más completa. En primer lugar me gusta aclarar que para mí todas somos MUJERES TRABAJADORAS con la diferencia de que unas lo hacen en casa (amas de casa) y otras fuera (en este caso cumplimos la doble jornada). Muchas veces se convierte en tema de discusión por parte de algunos y de conversación para nosotras.
A lo largo de la historia las mujeres en todas las latitudes hemos luchado a brazo partido para ser tomadas en cuenta y tener un lugar (bien merecido) a escala social, mayor consideración, valoración y dignidad en todos los ámbitos. En la actualidad (aunque no en todas partes del mundo) se valora la participación de las mujeres en la construcción de la familia, en la conquista del mercado de trabajo, en la lucha por su libertad de pensamiento, de elección, y de ocupar un espacio al que tenemos derecho. Por suerte el modelo del hombre que trae en exclusiva el dinero al hogar, parece que agoniza definitivamente.
Estoy muy de acuerdo con aquellos que manifiestan que es muy importante que cada mujer decida libremente lo que quiere hacer con su vida. Hay muchas que prefieren quedarse en su casa a cuidar de la familia pero deben trabajar por necesidades económicas, pero otras muchas están casadas, tienen hijos, una determinada solvencia económica y sin embargo eligen trabajar. Yo las aplaudo porque miren, sólo por especular, piensen en lo siguiente: te quedas en casa dedicada solo a tu familia hasta los 40 ó 50 años, y llegado ese momento tu marido se larga con otra (quizás más joven) y tus hijos ya han hecho su vida. ¿Dónde quedas tú? En la mierda, con el perdón de los que opinan lo contrario.
Creo que las mujeres tenemos ya no el derecho, sino el deber, de salir al mundo para estudiar y hacer las cosas a media con los hombres, como también el hombre tiene el deber de estudiar y hacer las cosas de la casa a medias con la mujer.
Estudiar y trabajar fuera de casa significa independencia para la mujer, porque nos permite un desarrollo intelectual, social y económico importante. Cuántas mujeres conocemos que aguantan lo inaguantable a sus maridos por sentir que ellas solas no podrán salir adelante. El trabajo fuera de casa, nos da reconocimiento, seguridad y mayores posibilidades de decisión. La mujer trabajadora sólo necesita la oportunidad de desarrollarse y prepararse cada día para ser más útil a la sociedad, para demostrar lo que valemos y poder sentirnos satisfechas con nosotras mismas en el trabajo.
En este mundo, todavía machista, muchos opinan y afirman que la mujer que trabaja fuera de casa abandona sus obligaciones con los hijos y el marido, es decir descuida a la familia y las labores de la casa. Eso es totalmente falso, que los padres trabajen y en especial la madre no significa dejar a los hijos botados. Descuidar a los hijos es otra cosa y eso lo hacen tanto personas que trabajan como otras que están todo el tiempo en casa. Conozco numerosas mujeres que trabajan, incluso con responsabilidades importantes y que son madres amorosas… Yo trabajo fuera de casa y mis hijos son felices, nunca he descuidado su atención y sus necesidades… quizás por eso ellos (mis hijos y mi esposo) reconocen tanto mi trabajo como mi dedicación a la familia.
Ahora recuerdo, hace algunos años en la escuela le pidieron a mi pequeño hijo que escribiera en un párrafo lo que él pensaba del día internacional de la mujer. Esperen voy a buscarlo… aquí está, esta es una de las cosas que guardo de recuerdo de su etapa escolar (casi todas las madres guardamos diplomas, dibujos, escritos… en fin miles de cosas). Bueno, seguiré con el cuento. Yo tenía la costumbre de que él hiciera las tareas de la escuela sentado en la mesa del comedor para poder tenerlo cerca y ayudarlo mientras yo cocinaba. Aquel día me dijo que no tenía que ayudarlo porque el sabía lo que iba a escribir, yo me sonreí y le dije que estaba bien, que yo sólo le revisaría la ortografía cuando terminara.
Al mucho rato me dijo: “Mamita, ya terminé”. Me dispuse entonces a revisar su tarea y el párrafo decía así (se los copio textual): “Las mujeres trabajan mucho, porque hay muchas mujeres que trabajan en oficinas y fábricas y las que no trabajan en otros lugares, trabajan en sus casas hacen la comida, planchan, lavan, limpian y ayudan a sus hijos. Y hay otras como mi mamá y mi maestra que trabajan en la casa y en un trabajo. Yo creo que por eso las mujeres se merecen un día especial porque trabajan un montón. Trabajan más que los hombres, y por eso hay que ayudarlas para que no se cansen tanto. Mi papá y yo ayudamos a mi mamá para que se pueda coger unos raticos de descanso”. Cuando terminé de leer estaba emocionada por ver cómo mi pequeño hijo de ocho años sabía reconocer el trabajo y esfuerzo de las mujeres.
Las mujeres que trabajamos fuera de casa también tenemos una pareja que queremos sostener, una casa que llevar adelante, unos hijos que cuidar, educar y que terminan por absorbernos la vida. Una realidad muy común es la de la mujer trabajadora que al llegar a casa ha de realizar las tareas del hogar, aparentemente es la mujer incansable porque tras una dura jornada de trabajo llega feliz y deseosa de complacer a su marido y a los hijos. Lo cierto es que cotidianamente debemos hacer malabares físicos y emocionales para congeniar nuestras obligaciones, necesidades y afectos.
Si no tenemos apoyo familiar, humanamente no es posible sostener por mucho tiempo ese ritmo y terminamos quejándonos porque estamos agotadas, porque sentimos que no podemos más y que no somos tan felices como deberíamos. Esto tenemos que solucionarlo por medio de conversaciones familiares, la comunicación es muy importante, no se trata de enfrentarnos a los hombres sino de hacer que se impliquen más en las tareas del hogar. Además no es menos cierto que cuando la mujer trabaja no sólo es en su beneficio personal sino en el de toda la familia, así que lo justo es que recibamos apoyo de todos, porque mientras la familia se reparta el trabajo de la casa será necesario menos tiempo para poner todo en orden, es decir a más trabajadores, menos horas; cuestión de proporcionalidad inversa. Pienso que es una cuestión de decisiones individuales y luego colectivas. El hombre debe ejercer un rol más activo en el cuidado de sus hijos y en las tareas del hogar, ese es un paso fundamental para cimentar una sociedad más justa y equitativa.
Yo trabajo fuera de casa y creo que hago lo mejor para mi y para mi familia. Pero entiendo que las amas de casa consideran que hacen lo mejor para la suya quedándose todo el tiempo a su disposición, y aunque no comparto el criterio creo que la labor de ellas también es encomiable e importantísima. Simplemente pienso que ahí es donde radica la importancia de esta cuestión, que cada mujer pueda elegir lo que considera mejor para su familia y para ella misma, con el reconocimiento de la sociedad en general y de su entorno familiar en particular.
Por eso considero que todas las mujeres nos merecemos un homenaje con mayúsculas, las que trabajan y a la vez cuidan del hogar, las que trabajan porque deben mantener un hogar y las que trabajan porque les place. Aunque me tachen de feminista (no será la primera vez) cada vez admiro más a la MUJER en sentido general, a todas, a las que trabajan fuera de casa, a las que deciden no hacerlo y cuidan de su familia, a las que tienen hijos, a las que deciden no tenerlos... simplemente porque todas tenemos el derecho de poder elegir y además tenemos una gran virtud que no poseen los hombres y es nuestra capacidad de desdoblamiento, somos capaces de ser y hacer varias cosas al mismo tiempo.
Quiero elogiar el papel de la mujer en la familia y ensalzar el derecho que tiene a decidir sobre su vida, en una sociedad que la respete, proteja y ampare sus derechos cada vez más, lamentablemente no todas tenemos el privilegio de vivir en un país donde esto sea así (yo lo tengo, en mi Cuba se le da a la mujer el valor y respeto que merece).
Desde que nació la necesidad de establecer valores femeninos dentro de la sociedad, el papel de la mujer ha crecido, aunque lentamente. La mujer actual se hace respetar, valorar, y ya ocupa espacios antes inimaginables. Pero la lucha no ha terminado, aún queda mucho por hacer.

lunes, 6 de junio de 2011

Feliz cumpleaños, hijito


Hoy hace veintiún años que llegaste a mi vida como un haz de luz que iluminó mi camino… Precisamente, hoy no estás físicamente junto a mí para celebrar este día, porque tus estudios te lo impiden, pero puedes tener por seguro que hoy al igual que cada hora, cada día, cada minuto de mi existencia estás en mi corazón… Eres una de las fuerzas (la otra es tu hermana) de mi día a día, la luz que ilumina mi sendero dando sentido a mi razón de ser. Nunca podré explicarles lo que significan para mí, porque sencillamente las palabras, las metáforas siempre se quedarán chiquitas… Sólo puedo decirte que humildemente sería capaz de juntar el perfume de todas las flores y el arrullo de todas las olas; la firmeza de todas las montañas y la inquietud de todos los ríos, la frescura de todos los mares y el brillo de todas las estrellas; la caricia de todas las brisas y el beso de todos los labios, tan sólo para ofrecértelo como regalo.
Tal vez yo no siempre he sabido entenderte como te hubiera gustado, quizás me he quedado por debajo de tus expectativas, pero así es la vida mi amor… nada es perfecto. Como amigos nos entendemos bien, como madre e hijo nos queremos mucho, y entre risas, altercados y chácharas vamos de la mano por este absurdo y loco mundo, transitando el difícil camino de la vida. Hemos pasado años duros, quién sabe cuántos más pasaremos pero lo mejor de todo es que siempre juntos, lo hemos superado y lo superaremos. Hoy mi niño, doy gracias a Dios por haberme dado el privilegio de poder tenerlos, por ser mi apoyo, mis tesoros, mi orgullo… pero sobre todo porque sean MIS HIJOS.
Los amo con todo mi corazón, con todas mis entrañas, con toda mi alma.... con todo mí ser. Tú y tu hermana son lo más hermoso que me ha pasado en la vida. Hoy hijito, además de felicitarte quiero darte las gracias por cada minuto de felicidad plena que me has dado desde el mismo instante que supe que estabas en mi vientre. Hoy quiero decirte que te quiero, desearte de todo corazón mi amor un FELIZ CUMPLEAÑOS.
Por ustedes yo doy mi vida, soy capaz de ir hasta el fin del universo, librar la peor de las batallas… nunca lo dudes. Sólo por el hecho de haberlos tenido a ustedes ya mi vida ha valido la pena.
Búscame en todo cuando esté lejana, siempre me encontrarás en tu voz y en tu mirada, en la sombra de tus pasos, en la caricia del aire, en los fulgores de la luz que llega y despierta el color en el paisaje. Oirás mi voz por el camino porque estaré siempre allí perdida entre tus manos, en forma de amor sin tiempo ni distancia. Me llevarás en ti calladamente, sin nombre ya, ni olvido, ni esperanza.
Hijo valora siempre la belleza de las cosas simples, nunca traiciones tus creencias porque todos necesitamos aceptación pero no podemos remar en contra de nosotros mismos, eso transforma la vida en un verdadero infierno. Disfruta el pánico que provoca tener la vida por delante, vívela intensamente sin mediocridades. Vida mía, piensa que en ti está el futuro y encara la tarea con orgullo y sin miedo. Nunca dejes de interrogar tu esencia, mira tu profundidad, porque justo ahí residen las respuestas y las preguntas. Somos seres humanos, estamos llenos de pasión, no olvides que la vida es desierto y oasis.
Una vez más, FELIZ CUMPLEAÑOS mi amor, cuando hoy la brisa acaricie tu rostro piensa que son mis labios que te rozan en un beso llevándote mi corazón y mi vida entera...

viernes, 3 de junio de 2011

La primera vez que salieron solos y la mezclilla


El fin de semana tuve una ligera discusión con mis hijos sobre la forma de vestir, por supuesto el eje del tema era la tan controvertida mezclilla. Para ellos cuando se habla de ropa todo gira en torno al famoso jeans. No hay forma de que los varones se pongan un pantalón de vestir… para ellos es obsoleto. Pero la hembra discute a la par del varón y argumenta que ella también usa sayas, bermudas y shorts sólo de mezclilla que son mejores, está de más que les hiciera la aclaración, ¿verdad?
Recuerdo la primera vez que quisieron ir con unos amigos al teatro (era la primera vez que salían solos) y después iban a una fiesta en casa de la hermana de uno de los amigos, que vivía relativamente cerca. A su padre y a mí nos pareció bien, creíamos que ya era hora de que compartieran con otros jóvenes de su edad, así que el paso más importante que era nuestro permiso lo tuvieron de inmediato.
Claro, creíamos (ilusos nosotros) que el teatro era a las cinco de la tarde y por tanto la fiesta sería sobre las ocho de la noche aproximadamente, ellos no hablaron más del tema en el resto de la semana y esperaron justo al viernes por la tarde, que su papá estaba en la casa porque no trabajaba ese día y yo me encontraba en mi trabajo. Aprovecharon para hablar del tema con él y decirle que la función era a las 8.00 y la fiesta comenzaría sobre las 10.00 de la noche. Por lo que necesitaban que el permiso se extendiera hasta prima hora de la madrugada.
El padre entró en catalepsia pero casi lograron convencerlo, no obstante les dijo que tenía que consultarlo conmigo. Llegué exhausta, deseosa de darme un buen baño para refrescarme, y sentarme a degustar un humeante y delicioso café mientras me fumara un cigarrillo… Imagínense como me puse cuando me calló de pronto aquella bomba, de que los “niños” en su primera salida solos querían regresar a la una de la madrugada, como mínimo.
Tajantemente y sin dar espacio a discusión dije que NO y me encerré en el cuarto. Los escuché dándole argumentos al padre, hubo un eterno silencio por parte de mi marido y al final solo dijo: “Está bien, el problema es convencer a su mamá”.
“Ya viste como se puso, si depende de eso ¡estamos perdidos!” exclamaron ellos al unísono.
En el silencio de mi cuarto estuve dándole vueltas al asunto y decidí ceder, porque siempre tiene que haber una primera vez, pero por supuesto no hasta la hora que quisieran. Salí del cuarto y me senté frente a ellos, que solícitos se dispusieron a escucharme. Lo que no esperaban era que les hiciera decenas de preguntas, hasta les pregunté quiénes vivían en la casa de la muchacha, a lo que el mayor contestó: “¡Mami, cómo vamos a saber eso!”
El teléfono no paraba de sonar porque los amigos querían saber si por fin iban a ir, a tanta insistencia y las caras de ellos (parecían condenados a muerte) les dije que se arreglaran, a lo que corrieron uno al baño y el otro al teléfono. A la media hora ya estaban listos, perfumados, peinados y vestidos, cuando salieron de sus habitaciones el padre exclamó. ¡En jeans y con ese pulóver sin mangas, de eso nada, al teatro se va en pantalón de vestir y una camisa de mangas largas; y tu con un vestido!
Ahí empezó lo mejor de la noche, una gran discusión, donde cada uno daba sus argumentos. Los muchachos decían que todos sus amigos iban así, con jeans, y el padre que esa no era facha para ir a un teatro. ¿Se dan cuenta qué conflicto? y yo en el medio, decidí unirme a mis hijos en sus argumentos y le dije a mi marido que tenía que comprender que ellos ni pensaban ni se vestían como nosotros, que sus amigos se reirían si veían al varón con un pantalón de vestir y una camisa de mangas largas, porque todos los jóvenes iban a todas partes en jeans y camiseta.
Al poco rato, después de tanto altercado y cuando casi se hacía tarde su papá accedió y les dijo que estaba bien pero que el varón se tenía que poner por lo menos un pulóver con mangas y que cuando llegáramos él se iba a fijar bien cómo iban vestidos los amigos. Ya todos listos nos dispusimos a montar en el carro, porque como era tan tarde los íbamos a llevar hasta el teatro. En el camino yo no pude contenerme y empecé con la cantaleta: “En la fiesta no beban nada que contenga alcohol, no acepten tragos de nadie y si se levantan a bailar no vuelvan a beber del vaso que dejaron en la mesa, por nada del mundo se vayan a ir a otro lugar, a nadie que no conozcan le den la dirección de la casa, tengan mucho cuidado cuando salgan del teatro… en fin todas esas instrucciones que les damos a nuestros hijos, como si se fueran a la guerra en ves de una simple salida, porque nos parece que sin nosotros algo malo les va a pasar.
Al llegar al teatro, su papá se bajó del auto y les hizo todo un interrogatorio al portero del lugar y a los amigos, que ya estaban esperando. Al despedirnos de ellos les dijo que los íbamos a recoger a las 11.00 porque, por supuesto, ya había pedido la dirección de la casa de la fiesta. Ahí casi convulsionaron: “¡Pero qué es eso, además la fiesta empieza a las 10.00, nosotros vamos solos en la guagua!”
“De eso nada que les coge la madrugada, su mamá y yo haremos una visita y después vendremos a recogerlos, vaya… a las 12.30 para que no se quejen más”, contestó mi marido. Murmuraron algo bajito, se despidieron con un beso y se alejaron con el grupo.
Allí quedamos nosotros, recostados uno al otro en silencio, sólo observándolos y dándonos cuenta que ya habían dejado de ser unos niños… el tiempo ha pasado muy rápido y qué trabajo cuesta aceptar que ya no dependen tanto de nosotros y que cada día dependerán menos, es difícil… muy difícil la primera vez que los dejamos salir solos. Y con la certeza que todo recién comienza, que las preocupaciones se multiplicarán… pero así es la vida, qué le vamos a hacer, nuestros padres pasaron por lo mismo y a ellos dentro de unos años les pasará igual.