Bienvenidos a este humilde pero sincero espacio. Aquí escribo mis pensamientos, cosas que me preocupan, algunas vivencias, historias que conozco... lo que me dicta el corazón para compartirlo con otras personas, es una manera de saber que no estamos solos en este mundo virtual y poder hacerlo más real y cercano. Me gusta escribir y me siento bien haciéndolo, ojala estás letras lleguen a ustedes como yo quisiera. Siéntanse libres de comentar lo que deseen. Gracias por estar aquí.

lunes, 20 de mayo de 2013

Gracias amiga, por ser tú



Hoy estas líneas son para una persona muy especial con la que me río a cada segundo y tengo mucho en común. Una amiga, una hermana. Te agradezco cada ánimo, cada apoyo, porque aunque no lo creas haces mucho por mi, más de lo que crees.
Ha habido momentos en mi vida llenos de dolor, de sufrimiento, de llanto… momentos en los que sin ti no hubiese podido seguir, momentos en los que a pesar del llanto tu me has hecho sonreír, en los que a pesar de mi sufrimiento me has enseñado a seguir adelante. Al sentirme escuchada, comprendida y querida me has sacado mil sonrisas, has secado muchas lagrimas y me has hecho pasar muchísimos buenos momentos.
Cada día doy gracias por tener el honor de conocerte, de poder contar contigo, de que me brindes tu confianza, de que me apoyes y animes cada día. Contigo he aprendido a conocerme más a mi misma. Gracias a ti muchas veces he sido feliz. No imagino mi vida sin ti a mi lado, porque en cada problema, en cada duda, en la primera persona que pienso eres tu y acudo en tu búsqueda, porque sabes aconsejarme y animarme, contigo me siento bien porque he aprendido a disfrutar de los pequeños detalles de la vida.
Esta no es una típica carta para las amigas, es una carta especial para ti “mi extensión”. Para tus consejos, para nuestras travesuras, nuestros enojos, nuestras penas, nuestras alegrías y miles de sentimientos que años tras años se han ido formando… Tú fuiste mi portadora a dejar el silencio, tú fuiste la persona con la que explote con un poco de miedo pero me diste tu comprensión y tu cariño amiga.
Tú eres de esa gente que con solo decir una palabra enciendes la luz, con solo sonreír nos invitas a viajar por otros lugares y nos haces recorrer toda la magia. Con solo dar la mano rompes la soledad, pones la mesa, sirves un trago y colocas guirnaldas. Eres de esas personas que con solo empuñar una guitarra hace una sinfonía y con solo abrir la boca llega hasta los confines del alma, inventa sueños, hace cantar al vino en las tinajas… y después de estar junto a alguien así, a pesar de todos los problemas uno se va de novio con la vida desterrando una muerte solitaria porque sabe que a la vuelta de la esquina... tiene a una persona así... TAN NECESARIA. Tú eres de esa gente, hermanita.
Nunca olvidaré todo lo que haces por mi, tu has marcado un antes y un después en mi vida y has reconstruido todo lo que un día otras amistades destruyeron, siempre te estaré agradecida. Espero no perderte nunca porque eres muy importante en mi vida, te quiero y siempre te querré.
Gracias por escucharme, animarme, secar mis lágrimas, por apoyarme, por cada sonrisa, por cada buen momento, gracias amiga, por ser tú.

viernes, 17 de mayo de 2013

Tu magia



Llevo días con dolor de cabeza, ¡maldito estrés! Estoy sentada frente a ti. Has dejado de escribir y tus ojos están clavados en mí. Me quedo observándote y comienzas a escribir nuevamente. Me acerco silenciosa, cautelosa y observo como las palabras brotan de tus manos, furiosas, libres… te acaricio y te digo que mientras te miraba te imaginé escribiendo en mis piernas, sobre mi sexo al rojo vivo, palabras que sólo son para mi, que me pertenecen...
Dejas de escribir y sonríes mientras me arrastras a tu regazo para besarme. Siempre ocultas el mundo en nuestro escenario privado, nada más existe, sólo nosotros. Comienzas a “escribir” en mi cuerpo y dejo que las palabras me posean. Tus escritos me hacen sentir poderosa, como una diosa que te inspira en la soledad de tu habitación. La sensualidad emana de tu magia, convierte en sencillo lo difícil, transforma en deseo las palabras, traspasa las fronteras de las pieles envolviendo nuestros cuerpos con un lazo de sentidos que emanan incipientes, haciendo que se derrumben barreras, desaparezcan miedos, se abran las ventanas de nuestra alma de par en par, nos permite penetrar en lo prohibido y hacer de ello placer.
Bajo la tenue luz las ganas no se hacen esperar, cae al suelo mi ultima prenda, como pantera hambrienta te reclamo, necesito castigues mi deseo y me fustigues con tu lujurioso sexo enardecido. Tus manos rodean mi cintura y tus labios recorren mi cuello… los sentidos despiertan, me recorres despacio… tus manos cubren mi pecho, tu lengua baja por mis hombros, te pones frente a mi con esa sonrisa traviesa y me recargas sobre tu escritorio acomodando mi cabello, sin darme cuenta suena el primer disparo ahí estoy frente a ti dejando que me acomodes a tu antojo…
Siento el frío cristal contra mis pechos, tu aliento recorre mi espina dorsal, el calor ardiente se revuelve entre mis muslos, cierro los ojos disfrutando del momento, la música empieza a oírse cada vez más lejos… los minutos transcurren lentos, recostada sobre el escritorio siento tu boca en mi vientre, tu lengua ronda mis senos y noto como se erizan mis pezones… erguidos para ti, tu mano me recorre provocando un arqueo involuntario de mi espalda… tu lengua esboza en mi cuerpo el placer, caricias que me erizan la piel, miradas que nos hacen más cómplices cada vez, susurros expresando el deseo…
Estoy tan caliente que no sé si podré esperar a tenerte dentro. Notas como tiemblo, me invade un infinito oleaje que culmina en portentoso goce cuando tus acometidas furiosas hacen que me rinda. Me gusta ver el placer en tu rostro, sentir los gemidos llenando la habitación y que por un instante no exista nada más… secretos que se quedan guardados en el cajón y la fotografía de nuestro encuentro solo se quedará en nuestra memoria…
Abrazados, sonrío y pienso que a veces perder una batalla es ganar la más apetecible de las guerras. Haces de cada acto, de cada entrega una experiencia única, irrepetible, plena y satisfactoria.
Durante todo el día siento este olor que impregna el aire, que ha impregnado mi ropa, mi pelo, mi piel. Me gusta... es el olor a sexo.
Por cierto, ya no me duele la cabeza.

miércoles, 15 de mayo de 2013

Una mujer segura



Hola amigos, sigo enredada pero no me olvido de escribir, ayer iba a poner un texto que se les gustará porque es uno de los temas predilectos de todos: el amor. Me fue imposible hacerlo porque no tenía conexión, mañana se los pongo. Porque hoy he decidido hacer este después de escuchar a una mujer decir: “He dejado de hacer tantas cosas en mi vida, unas por miedo y otras por falta de tiempo, el tiempo nunca me alcanza para ocuparme de lo que realmente quiero. Ojala pudiera ser como esas mujeres que se comen el mundo sin mirar para atrás”. Esas palabras me dejaron un sabor amargo, porque entrelíneas adivino mucho más.
La seguridad no es un producto que se compra en una tienda, es un valor creado a través del tiempo, adquirido mediante diferentes actitudes. Una mujer segura es una mujer atractiva (aunque no cumpla los cánones de belleza), poderosa y capaz de realizar los sueños de su corazón. Para lograr esa seguridad lo primero es ser fiel a sí misma, luchar por sus sueños y hacer lo que le gusta. Una de las herramientas más útiles para cultivar la seguridad personal es conectarnos con nuestra fuerza interior porque cuando hacemos lo que nos sale del corazón y caminamos hacia donde queremos ir, no importan los obstáculos que encontremos en el camino.
Cada una de nosotras en muchas ocasiones ha tenido que confrontar el temor para hacer cosas en la vida, pero amigas, coraje no es no tener temor, coraje es hacer las cosas a pesar de sentir temor. Si esperamos que el temor desaparezca para hacer algo, podemos estar esperando la vida entera. Otra cosa fatal es querer impresionar o agradar a todos. Cuando quieres impresionar a todos sin duda serás miserable porque estarás todo el tiempo pensando cosas como “¿qué pensará de mí?”, “¿Cómo habrá tomado lo que hice?”, “¿creerá que así estoy bien?”… en fin, en cada cosa que hagas o digas lo que te importa es la opinión ajena.
En la vida vamos pasando por experiencias que a veces nos hacen perder la seguridad en nosotras mismas. Algunos la pierden por un desengaño, un fracaso o una frustración. O por padecer una enfermedad, sufrir un accidente o perder a alguien o algo.
Pero seguridad es una forma de pensar, una actitud y un sentimiento que genera un sistema de creencias, donde no importa el reto que enfrentes, tú confías en que puedes manejarlo y para ello estás dispuesta a hacer todo lo necesario para conseguir lo que deseas. Tampoco podemos olvidar que la seguridad en sí misma es una combinación tanto mental como corporal. La personalidad se revela mediante gestos, expresiones faciales y postura, no sólo por medio de palabras. En muchas ocasiones el lenguaje corporal habla más de nosotros que las palabras o el silencio.
Tu lenguaje no verbal, es decir la manera como manejas tu cuerpo, abarca un alto por ciento del mensaje que emites. Por ejemplo, la forma de mirar, aclarar la garganta, rascarte la nariz, cruzar piernas o brazos, taconear o la velocidad al caminar, influyen en la forma en que otros te perciben y la manera como te tratan. Tu manera de vestir, el peinado, los accesorios que utilizas, la forma en que te maquillas y el perfume que usas también son formas de comunicación poderosas.
Muchas veces tenemos claro un deseo, que puede ser iniciar un negocio, dejar un mal hábito, volver a estudiar, cambiar de trabajo o quizás dejar una relación que no te conviene. Pero cuando te das cuenta de todo lo que implica la inseguridad se prende como una luz roja que te detiene. Empiezas a cuestionarte: “¿Podré lograrlo?”, “¿Tendré fuerza y persistencia para continuar?”, “¿Podré superar todos los obstáculos?”. Estas preguntas y otras muchas te hacen dudar y olvidas que tu seguridad no puedes basarla en si puedes o no recorrer el camino sino en que quieres y puedes comenzar ese camino.
Hay que dar el primer paso, porque cada acción que tomemos hacia nuestra meta incrementará nuestra fe y seguridad. La clave está en emprender el viaje hacia tu sueño, en hacerte un compromiso. Sólo de esa manera no te rendirás cuando empiecen a llegar los obstáculos que te pueden sacar de tu sendero, el compromiso te mantiene. Así que todo lo que necesitas es decir: ¡voy a hacerlo!
Otra cosa necesaria para lograr tus metas es aprender a ponerte en primer lugar. Si no lo haces será muy difícil lograr lo que te propongas. Esto indudablemente, es un reto para nosotras las mujeres porque crecemos pensando que para ser una buena mujer debemos todo el tiempo sacrificarnos por los demás, y si no lo hacemos muchas veces nos consideran una egoísta, una mala madre, mala esposa o mala hija. Yo he logrado muchas metas porque he puesto mis prioridades en orden. En muchas ocasiones la persona más importante en mi lista soy yo, sin sentirme culpable porque he aprendido que todo el tiempo no podemos pasarnos la vida poniendo las prioridades de los demás antes que las nuestras porque supuestamente son “más importantes” que nuestros sueños.
En la medida que seamos capaces de luchar por nuestros sueños seremos capaces de dar lo mejor de nosotras a quienes queremos, por eso necesitamos seguir a nuestro corazón. Muchas mujeres gastan demasiado tiempo tratando de hacer felices a los demás y dejan de lado todo lo que realmente ellas desean. Si a este tipo de personas los sorprendes y le preguntas de repente “¿qué quieres hacer tú?” Se quedan pensativas divagando sin poder dar una respuesta. Estas personas terminan siendo unas frustradas, amargadas, inconformes con su vida, con su “destino”. Todas necesitamos tener nuestros propios sueños, nuestra propia visión y luchar por ella.
No podemos olvidar que seguridad es una forma de pensar, una actitud y un sentimiento donde no importa el reto que enfrentes, tienes que confiar en que podrás manejarlo. Lo único que elevará tu confianza es ¡actuar! Insisto en esto porque conozco a muchas que saben lo que desean, pero están esperando a tener la certeza de poder lograrlo para entonces empezar.
Con todas las responsabilidades, estrés, ajetreo y compromisos que vivimos día a día, a veces se dificulta encontrar tiempo para explorar lo que realmente nos da satisfacción. Por eso necesitamos hacer un stop y ponernos de número uno en nuestra lista de prioridades y darnos la importancia que tenemos y consentirnos nosotras mismas, pensar… Dedicar tiempo y energía a las cosas que nos hacen feliz, tomar decisiones basándonos en lo que nosotros queremos y no en lo que otros desean.
A veces hablamos de la seguridad como un talento sólo para algunas afortunadas, una cuestión de suerte. Pero no es así, para ir por la vida "pisando fuerte", hay que construir la confianza en uno mismo y tener la certeza que ser una mujer segura, no es ser una mujer perfecta. Saben una cosa, hay quienes dicen que una mujer segura, es la inseguridad de un hombre. Pobrecitos.
Amiga, cómprate flores, lee un buen libro, escucha tu música preferida, ve a tus lugares favoritos, arréglate y cuida de ti. Es posible que tu familia, amigos, vecinos, y muchos de los que te rodean te hagan sentir mal cuando no les dediques el tiempo que desean y es normal porque están acostumbrados a que siempre estés disponible. Este hábito es difícil de romper, pero tenemos que hacerlo porque una mujer que olvida sus aspiraciones y sueños, para darle prioridad a los deseos de otros, no se ama a sí misma. En la medida que tú te quieras te querrán los demás.
Nunca dejes de ser tu misma, no abandones tus deseos, escucha tus necesidades, mantente en conexión con tu alma para cultivar tu seguridad personal. En lo más profundo de tu interior reside la fuerza que necesitas para brillar como ninguna. Ama sin miedos, siente la felicidad sin miedos, vive el hoy, sé feliz. No seas la mujer que necesita a un hombre, sé la mujer que un hombre necesita.
La vida es muy corta para levantarse con lamentaciones. Lo mejor es creer en que todo sucede por una razón y si te dan una segunda oportunidad, atrápala con ambas manos. Si te cambia la vida, permítelo. Besa despacio. Perdona pronto. La vida nunca va a ser fácil pero vale la pena. Sé una mujer segura de sí misma, confía en ti, en tus instintos y asegúrate de ser la clase de mujer que cuando tus pies tocan el piso cada mañana el diablo dice: “¡De Madre, ya ésta se levantó!".
La inseguridad en una mujer causa estragos y no le permite gozar de sí misma, ni de sus relaciones, ni de sus sueños... Combate la inseguridad y vive libre, sé una mujer que sabe lo que quiere (y lo que no quiere).

viernes, 10 de mayo de 2013

La única recompensa... el amor de nuestros hijos



He visto que algunos se me adelantaron en las felicitaciones por el Día de las Madres. ¿Acaso temían que yo me perdiera nuevamente? No, amigos, no me perderé y un día como este menos. El ensayista, novelista y poeta libanés Khalil Gibran dijo: “Madre: la palabra más bella pronunciada por el ser humano". Lindo tema para reflexionar, ser madre no es nada fácil, aun cuando Dios nos doto del Instinto Maternal. El único derecho irrenunciable que tiene una mujer como tal, es el de ser Madre, porque le permite consumar la función de su naturaleza y experimentar unas sensaciones y sentimientos sublimes, que de otro modo jamás hubiese conocido.
Sobre este tema ya he escrito algunas veces y ahora que se acerca el día de las madres volveré a hacerlo. Estos temas, como madre y mujer que soy me enloquecen y estaría horas hablando. Pero iré al grano y sin enredos.
Para ser madre no se requiere título ni experiencia. Los niños no llegan al mundo con un manual de instrucciones debajo del brazo. La experiencia de cada mujer, de cada madre, es única, personal, e incomparable. Todo el mundo habla de lo bello que es tener un hijo, pero nadie habla de lo agotador que puede llegar a ser, sobre todo cuando son pequeños.
Confieso que yo tuve momentos en los que casi caigo de cuajo al piso de lo cansada que estaba, el día se me iba volando y hubo algunos en que al llegar la noche me daba cuenta que llevaba horas aguantando sin ir al baño. Este trabajo de ser madre nadie lo estudia en la universidad, y es una responsabilidad gigante, se trata de cuidar a tu hijo, y entre tanta responsabilidad, tareas, preocupaciones y adivinanzas (porque aún no se ha encontrado el “Diccionario del Bebé”), honestamente creo que uno tiene todo el derecho a equivocarse. Ser Madre no es tarea fácil y todo el tiempo nos estamos preguntando “¿lo estaré haciendo bien?”.
Todas sabemos que ser madre es lo más grande y bello que nos puede pasar, es nuestra consagración como mujeres, pero es duro, ¡no digan que no! Esa es la experiencia más poderosa que puede vivir una mujer, nada nos marca tanto como el momento en que por fin sostenemos en brazos al hijo que ha salido de nuestras entrañas y vemos que nos mira a los ojos como diciendo: te conozco.
¡Pero ser madre es duro amigas! Y no se trata sólo de la falta de sueño, de los cuidados que demanda un recién nacido, ni de la falta de experiencia y la incertidumbre de si lo estás haciendo bien o no. Es mucho más que eso. Es la ruptura total y repentina con tu propia identidad, con lo que hasta el instante de parir te había definido: tus proyectos, tus ambiciones, tu trabajo, tus amigos, tu cuerpo, y todo lo que llamabas tuyo. Tu tiempo. Tu vida.
Es mirarte al espejo y no reconocerte. Es preguntarnos frente al espejo: ¿En qué momento te convertiste en esta mujer ojerosa que no tiene ni un minuto para sí? ¿Quién eres ahora? Sigues siendo tú, sólo que una versión más grande de ti misma. Pero al principio no te encuentras porque no vinculas esta nueva vida con aquella otra vida que de pronto te parece tan remota, aquella en la que ibas y venías a tu antojo, disponías de tu tiempo y te pertenecías. Y es que ahora toda tú eres para otro ser, que no sólo se alimenta de tu leche, sino también de tus caricias, de tus palabras, de tu calor.
El tiempo pasa y llega el momento en el que las tomas son menos y las horas de sueño nocturno se alargan. Nuestro bebé aprende a sostener la cabeza, a virarse solo, a gatear… cuando menos lo esperas te regala una sonrisa y en ese instante piensas que todo el esfuerzo ha sido poco. Un día te dice mamá y sientes una emoción indescriptible que te hace llegar hasta las lágrimas… El tiempo sigue pasando y lo ves correr en el parque, jugar con otros niños, garabatear las primeras letras o un dibujo que te muestra orgulloso. Y entonces te convences más que nunca que por nada del mundo te cambiarías por esa otra mujer que eras y que tan poco sabía acerca del amor.
Sé que cuesta mantener la paciencia en determinados momentos, como cuando se resisten a meterse en el baño, o en la cama, o cuando no quieren comer porque no, o no quieren tomar la medicina, o no les apetece recoger porque ninguno de los dos sacó los juguetes, o cuando no acuden a al primer llamado, o cuando después de decirles varias veces que hagan algo y es como si hablaras con las paredes… en situaciones así sólo nos debemos de repetir una frase: “es normal, son niños” e intentar con mucha paciencia hacerles entender y ver la situación.
Siendo realista esto no siempre es fácil de hacer porque todos los días no estamos igual de ánimo y esos días son peligrosos porque es muy fácil perder los estribos, dar alguna mala respuesta y pegar algún que otro grito. Pero bueno, ¡somos humanas! Las veces que me ha pasado después hablo con mis hijos y les pido disculpas, incluso perdón si es necesario, porque no me gustan los conflictos y menos con ellos (hacen mucho daño), de esa manera el desagradable incidente queda solucionado con besos y abrazos por ambas partes.
La maternidad nos otorga no sólo un sexto, sino también un séptimo sentido para que a nuestros niños no les falte de nada. Y no sólo podemos hacer dos cosas al mismo tiempo, sino tres, ¡incluso cuatro! Claro esto a veces trae sus contratiempos, recuerdo que una mañana en medio de la vorágine de cosas habituales en ese horario puse la cafetera para colar café y jamás me volví a acordar, ¡imaginan el resultado!
Cuando eran chiquitos mientras me duchaba y me arreglaba en las mañanas, no dejaba de controlar la situación con frases como: “¿ya se vistieron?”, “¿qué están haciendo? No pierdan el tiempo”, “no se demoren desayunando que se nos hace tarde”, “péinense y lávense los dientes, ¡de prisa!”… todavía no me explico cómo podemos hacer todas esas cosas al mismo tiempo, es increíble, estamos en todo. Si iba con ellos al parque o a la playa, mientras jugaban me ponía a conversar con otras madres, pero a esas mujeres ¡ni les miraba la cara!, porque todo el tiempo tenía la vista fija en mis fierecillas, pendiente de lo que hacían y dónde estaban para que no se fueran a dar un golpe o se me extraviaran, porque si algo de eso pasaba ¡imagínense, entraba en catalepsia! 
No soy ni seré una madre perfecta, sino una mamá real. Siento, padezco, me canso; pero no importa, porque lo hago con mucho amor y adquiero una gran recompensa por ello. No hay nada más bello que llegar a casa, agotada después de un duro día de trabajo y ser recibidas por gritos de júbilo y enormes sonrisas, porque ya llegó mamá. No hay nada más reconfortante que el fuerte abrazo y beso de ese hijo, que una Madre sabe y siente, que le ama más que a nadie en el mundo y para el cual ella es la mejor y más bella de todas las personas del universo.
Cada día me convenzo más que el trabajo de una madre es enorme y la única recompensa... el amor de nuestros hijos... aun estando conscientes de que son prestados porque cada vida tiene su propósito y que más temprano que tarde, van en búsqueda de sus propios sueños...
Felicidades a todas en el Día de las Madres.

jueves, 9 de mayo de 2013

Días complicados



Sí, el tiempo pasa tan rápido… hace 15 días que no escribo en el Blog. Es algo que no tenía pensado, por supuesto, pero entre una cosa y otra los días han ido pasando, se me ha ido el tiempo sin darme cuenta. Por ello quiero disculparme especialmente con las personas que suelen entrar a este sitio con regularidad en busca de algo nuevo. Algún que otro día de estos tan complicados, he comenzado a escribir varios textos pero ninguno a llegado a su destino, que es este.
Han ido pasando los días, las cosas, la vida camina muy de prisa. Creo que no he pensado con claridad en los días recientes. O quizá sucede lo contrario; sufro de una alucinante lucidez. Pero lo cierto es que cuando llevo tres o cuatro días sin poner un post me entra angustia, y en este caso me siento fatal porque son ya mucho más de tres días. Ayer alguien me dijo que me veía triste o quizás muy seria, ¿será verdad? Triste no me siento, yo creo que más que nada lo que estoy es un poco agobiada por todo. Solo eso.
No escribir no significa que dejen de pasar cosas, muy por el contrario a veces ocurren muchas. Realmente en las últimas dos semanas he tenido mucho trabajo, además he estado y aún estoy muy tensa y preocupada porque las niñas están presentándose a los exámenes para ingresar a la universidad y aunque se han preparado bien, las pruebas son duras y cualquiera falla. A pesar de que confío mucho en la inteligencia y preparación de ambas eso me genera un estrés increíble. A eso se le suman los problemas habituales y la salud de mi mamá que sigue en picada. También en estos días me propusieron algo y estoy dándole vueltas a decir que si o a decir que no... ¡Vaya dilema!
En medio de todo esto, como saben, estuve de cumpleaños, que por cierto esa celebración la empecé como dos días antes y terminó casi dos días después, con sus intermitentes claro está. No hay quien aguante tanto. Pero mi hermanita y los muchachos (nuestros hijos) hasta una fiesta de cumpleaños prepararon, esos días los pasé muy bien realmente, estuve casi todo el tiempo con ellos, me reí mucho, escuché muchísima música, jugué… y bueno, también pasaron cosas “trágicas” me di un golpe en un pie que todavía me tiene cojeando (fíjense si fue fuerte) y el mismo día de mi cumpleaños, entre risas, picando hielo me hice una herida en una mano que todavía me duele bastante.
En fin me han pasado cosas muy buenas y algunas no tan malas, pero a pesar de las preocupaciones y la tensión, he sido feliz en estos días y los he disfrutado de verdad. Estos momentos hay que aprovecharlos porque la vida me ha demostrado que la felicidad es efímera y escasa. Una vez leí una frase que decía: "la felicidad es el camino, no el destino", en un principio no la entendí, creo que ahora la entiendo. Creo que significa que la felicidad no puede ser nuestro destino porque nunca es completa y la vida tiene otras muchas metas que nos harán felices, entre otras cosas. Es decir, la felicidad debe de ser como un compañero de viaje, que nos acompaña y nos da fuerzas en nuestro caminar por la vida. Y aunque a veces este compañero se canse de seguirnos, la realidad es que siempre, siempre, vuelve. Vuelve en forma de persona especial, de momento único, de vidas nuevas... solo tenemos que saber verla y disfrutarla. Y claro está, todo es mas fácil si a tu lado residen personas que nunca te dejan y que te muestran que ser un poco más feliz no es difícil.
Déjenme decirles que el día del cumpleaños intenté escribir una entrada y contarles todo, pero estaba ufffffff… muerta de cansancio, apenas pude escribir dos párrafos cuando el sueño me venció. Así que nada más lejos de la realidad…, después he intentado en dos ocasiones hacer esta entrada pero hasta hoy no he tenido forma de lograrlo.
En resumen amigos, han sido unos días locos, ajetreados, festivos, tensos… y eso me ha impedido escribir pero no quiero que piensen que me he olvidado del blog. El blog es un vicio que me genera un placer indescriptible. Es tan así, que normalmente me encuentro a diario pensando en escribir. Cualquier cosa me lleva a pensar en el Blog, cosas cotidianas, de trabajo, sentimientos… Aunque en ocasiones escribir un post me resulta difícil y me lleva mucho tiempo, porque en determinados temas busco la forma de no herir susceptibilidades. Quienes me conocen saben que algunos temas los escribo, releo, borro, reescribo… hasta que me parece que dice lo que yo quiero sin ser grosero o vulgar. A pesar del trabajo y muchas veces del poco tiempo (a veces escribo de madrugada) sigo escribiendo por lo que creo que debo ser masoquista en este sentido.
La tarea de vivir, no es fácil, pero mientras pueda sembraré hasta cultivar en tierra fértil mis sueños y deseos, que se hacen realidad día a día… Normalmente sentimos la necesidad de hablar sobre nuestros problemas o situaciones con alguien, la necesidad de desahogarnos por momentos, de que alguien nos entienda, nos comprenda... y escribir nos da esa posibilidad, es llegar y empezar a poner lo que sentimos, lo que ha pasado en el día, de todo lo que nos hace o nos hizo daño… Pero no solo tenemos esa necesidad cuando nos encontramos mal o frustrados, también la sentimos por simple felicidad, por ilusiones, por amor, cuando estamos alegres y felices.
Bien, lo cierto es que estoy de nuevo aquí con ustedes, aún estresada, preocupada por los exámenes de las niñas, con mis altas y mis bajas como todo ser humano, pero aquí.