Bienvenidos a este humilde pero sincero espacio. Aquí escribo mis pensamientos, cosas que me preocupan, algunas vivencias, historias que conozco... lo que me dicta el corazón para compartirlo con otras personas, es una manera de saber que no estamos solos en este mundo virtual y poder hacerlo más real y cercano. Me gusta escribir y me siento bien haciéndolo, ojala estás letras lleguen a ustedes como yo quisiera. Siéntanse libres de comentar lo que deseen. Gracias por estar aquí.

viernes, 30 de marzo de 2012

Tu mirada… el silencio… tu ausencia…

Hay momentos que se quedan grabados en el alma y en la retina para siempre. Hace unos días supe que estaba viviendo un momento de esos, y supe que esa mirada la iba a llevar prendida de mi alma para siempre. Nunca creí que pudiera ser capaz de sobrellevar ese momento, no sé como pude mantener tu mirada fija en la mía durante tanto tiempo; una de las cosas más duras y difíciles que he tenido que hacer. Era una mirada profunda, fija, inmensamente triste. Infinitamente triste. Algo que no sé si sería capaz de volver a vivir con la misma aparente serenidad.
En medio del silencio esos ojos me estaban destrozando, era tanta la tristeza que tenía tu mirada. El silencio fue como la oscuridad que nos envuelve y nos encierra aguzándonos los sentidos, haciéndonos percibir claramente la realidad y con nitidez los momentos idos. Ese silencio es una pena que invade, que duele, es ese silencio que desvanece la ilusión, entristece y hiere.
Nunca una mirada fue capaz de transmitirme tanto y de hacerme entender tantas cosas. Esa mirada era tal que, más allá de compartir tu tristeza, tu tristeza se hizo mía. Y hoy, todo cuanto siento, todo lo que miro, lo que toco, todo... todo es tan triste como tu mirada. Y no podía hacer nada, tan solo, mantener esa mirada fija de tus ojos en los míos, dejar que me hablases con ella, escuchar desde el silencio como se expresaba tu corazón, tu propia alma, aunque tú solo expresaras una cosa: esa tristeza infinita.
Me siento como si tuviera un vacío en algún lugar de mi cuerpo, y es que me faltas tú. No sé cómo expresar esta sensación, pero sin ti soy menos yo, se va entonces mi mente a los recuerdos o a los sueños, buscando llenar ese hueco, pero son etéreos los pensamientos, sólo a tu lado, sintiendo tus manos, tus besos, tu mirada, tus abrazos, sólo contigo se llena ese hueco, inmenso ahora. Tengo ganas de volver a verte, de que me llenes de ti, de sentirme feliz.
Cierro los ojos y me quedo inmersa en el silencio escuchando sólo el eco de tu voz en mi recuerdo, se me hace enorme la distancia se me hacen eternos los momentos y es que me faltan tus palabras, me sobra tu ausencia, me faltan tus besos, me sobra la impaciencia, me faltan tus caricias y el calor de tu pecho.
Ya no puedo decirte nada al oído, ni tocarte, ni escucharte, sólo puedo recordarte. Como quien repasa un álbum de fotos y rememora los momentos, así te recuerdo yo, vienen a mi mente tus labios y en tus labios mis besos. Recordándote, soñándote, deseándote, con muchas ganas de compartir contigo tardes, noches, madrugadas, mañanas, qué más da la hora si estando a tu lado el tiempo no importa. Tan intenso eres, tan intenso es todo lo que siento, tan apasionados los besos que ahora echo de menos.
Quisiera caminar sin rumbo, perderme pensando en la nada, sintiendo profundo, dejando que el viento aligere mis pensamientos, borrando de un golpe los dolores. Siento que mi sonrisa serena escapa de mi rostro trocándose en pena, llevándose esperanzas guardadas en secreto por mi alma de mujer. Será que no soy fuerte para enfrentar la vida, será que pido demasiado y egoístamente me he dejado envolver por mis sueños, ¿será que ya pasó mi tiempo y debo hacer un alto dejando partir mis anhelos?
Sí, decididamente tengo un problema, te preguntarás ¿cuál? El problema no es olvidarte, es querer volver a verte, a escucharte, a recordarte, a mencionarte. ¡Por Dios! ¡Si fuera posible perder la memoria! Para no volver a saber de mis sentimientos por ti. Te sueño, ya sea de día o de noche, despierta o durmiendo, trabajando, caminando, escribiendo, te pienso en muchos momentos. Y un fuego me arde dentro que me causa desasosiego porque hoy no nos veremos, ni mañana, ni dentro de una semana, ni quien sabe hasta cuando.
A veces caigo y me hundo hasta lo más profundo, y entonces sólo veo oscuridad y nada es posible y todo pesa, hasta me pesa el aire al respirar. Y aparece esa tristeza, telón de fondo de todo, aunque no lo parezca. A veces me hundo, sin poderlo remediar.
La tristeza me acompaña desde entonces, por momentos me desborda. De vez en cuando, una lagrima cae por mi mejilla y entonces, solo entonces, soy consciente de la tristeza que me envuelve y que me habita. Tu propia tristeza. Y si en este mismo instante el genio de la lámpara se presentase ante mí, tan sólo le pediría una cosa: “Por favor, llévate esa tristeza de su alma, arráncasela de sus ojos. Por favor, genio, por favor”.

lunes, 26 de marzo de 2012

Amor en el baño


Amigos: En estos días llenos de desazón que he tenido, sus mensajes llenos de cariño y palabras confortadoras, han sido un consuelo, siempre me dan alegría y me levantan el ánimo, es alentador saber que en la distancia hay personas que me entienden o aunque no lo hagan del todo desean que me encuentre bien, se los agradezco infinitamente. Me siento un poco mejor, los problemas con mi hija se han solucionado (al menos por el momento), hay otros que persisten y se ha sumado uno nuevo, no escampa. En este sitio (ya no mío sino nuestro) a ustedes les gustan los temas que trato, pero sobre todo cuando escribo de amor, de encuentros y desencuentros, de pasión… me lo han dicho en muchas ocasiones. Hoy regreso a ustedes con algo de amor, de ese bendito sentimiento que nos da vida, que nos da la fuerza suficiente para transitar por este mundo y enfrentar lo que venga.

AMOR EN EL BAÑO
Dicen que hacer el amor en el baño es una explosión a los sentidos por que se pueden recorrer todos los recovecos de la piel entre el agua y el jabón, el juego de besos queda a merced del fuego del amor... yo lo he vivido. ¡y se siente espectacular! es hermoso e intenso el momento de amar bajo la ducha, son momentos súper especiales, quien lo haya probado sabe de lo que estoy hablando.
Estaba reclinada en la butaca, habíamos tomado unos tragos, su boca recorría mis muslos y mi entre pierna debajo de mi vestido... Sus manos y boca no se despegaban de mi cuerpo... Mi mente estaba a punto de desvanecerse cuando me percaté de que tenía que irme y era ¡ya! Le susurré: "Tengo que irme, voy a darme una ducha..." El sólo dijo "Voy contigo". Suspirando, lo miré sonriente y con coquetería le contesté "Si vamos juntos al baño, llegaré tarde..." me besó y susurró "Quiero hacerte el amor en la ducha". No pude, ni quise negarme...
Llegamos a la ducha y... Se llenó de magia el ambiente, me sedujiste con tu cuerpo enardecido, tus manos me recorrían… Me enjabonaba, me acariciaba, me besaba, me hacía estremecer. Se deslizaban nuestros cuerpos entre nubes de jabón… la templanza del agua resbala entre nuestras pieles cubiertas de pasión y recostada en él sentía su dureza, me acariciaban los latidos de su corazón pegados a mi pecho y me llenaba su amor, sentía su cuerpo y las caricias de su alma, la pasión encendida resbalaba junto al agua acariciando nuestros anhelos. Caricias, deseos, suspiros, gemidos, besos consentidos compartidos entre nubes de jabón… agua templada y deseos de pasión.
Me besaba apasionadamente dejándome sentir cuanto me deseaba. El agua continuaba cayendo sobre nuestros cuerpos desnudos, mientras su boca, sus besos me estaban volviendo loca, esos besos que comenzaron como una caricia suave, pero al aumentar nuestro deseo se hicieron cada vez más profundos. Y… por Dios, sus manos expertas no se estaban quietas, sabían cómo y dónde acariciar, cómo hacer que mi cuerpo ardiera en llamas. Mis manos a su vez bajo la lluvia de la ducha transitaban cada centímetro de su cuerpo, iban y venían, subían y bajaban... Recorrían su cara, pasaban por su cuello, sus hombros, su pecho… mientras sus labios continuaban recorriéndome mis manos acariciaban sus brazos, su espalda mojada, continuaban su camino una y otra vez...
Un escalofrío de placer recorrió su columna cuando su sexo desapareció dentro de mi caliente y jugosa boca, mis movimientos lo enloquecieron hasta que perdió cualquier vestigio de cordura… de pronto me detuvo, para entre besos comenzar a descender desde mi boca a mi sexo, siguiendo ese rastro invisible que siempre deja electrizando mi piel con su lengua hasta poseer mi sexo… su lengua lujuriosa danzaba por mi sexo, se movía como la cola de una serpiente sobre mi clítoris mientras sus dedos comenzaron a entrar en mí una y otra vez. Ya no podíamos más, estábamos cayendo en una espiral de placer de la que sólo el orgasmo nos libraría… y por fin entró en mí, sus embestidas fueron aumentando hasta que explotamos casi al unísono en orgasmos furiosos, de esos que dejan la mente en blanco. Fue excitantemente real.
El baño duro lo necesario… llegué sólo un poquito retrasada, pero en mi mente y mi piel quedaba la sensación repitiéndose una y otra vez, de cómo había quedado a merced de tus ansias de macho capturada entre tu pecho y la pared… Aún está en mi piel... el agua corriendo por nuestros cuerpos desnudos, transmitiendo en cada gota la pasión que nos provocamos, lamiendo cada una de ellas para saciar nuestra sed… aún siento en mi piel cada roce, cada beso de la forma apasionada en que nos amamos y fui tuya bajo la lluvia de la ducha... ¡Dios!... ¡contarlo me ha dado calor!... voy a bañarme… ¿me esperas o quieres bañarte conmigo?

viernes, 23 de marzo de 2012

Hijita, me estás lastimando

Mi princesa, como explicarte que me duele en el alma que no busques mi compañía, que prácticamente no me dirijas la palabra, que no me regales una sonrisa, que tus ojitos apenas me miren… me estás matando mi amor, cuando la que debe estar molesta soy yo, tu has asumido una posición que me esta haciendo mucho daño, tal vez en estos días estoy muy sensible, puede ser, pero aunque no lo estuviera eso es algo que viniendo de ti me lastima mucho.

Sobrándome las razones para censurarte, trato de hacerlo poco y de la manera más amigable, además he tenido mucho cuidado de no decir nada indebido al llamarte la atención, para no herir tu sensibilidad. Así es la vida. Los hijos cuando los regañamos, en vez de analizar lo que decimos y las razones de por qué lo hacemos, se ponen esquivos y huraños, nos retiran la palabra y el cariño que a diario nos brindan como una manera de castigarnos sin importarles lo que eso nos hace sufrir, no piensan en el daño que nos hacen. Precisamente a nosotras que les damos la vida al nacer y que somos capaces de todo, hasta de sacarnos el corazón para dárselos si en algún momento de eso dependiera que sigan viviendo.

Mi vida no ha sido una escalera de cristal, todo lo contrario y al recorrerla, he encontrado muchos escalones falsos, partes sin baranda y hasta tramos donde no hay peldaños. Eso me ha hecho ser muy dura, sarcástica y hasta cínica, sin embargo para ti siempre he sido suave, cariñosa y comprensiva.

Tengo nostalgia y de las grandes... por muchas cosas, algunas ni siquiera las puedo definir, pero la mayor angustia es por ti. Desde el día que naciste me propuse llevarte por caminos tranquilos y seguros, para que nunca te hirieras y así fue durante muchos años. Hoy todo ha cambiado, estoy obligada a verte andar caminos por los cuales jamás te llevaría y aunque trato de detenerte insistentemente, raras veces lo consigo. Tengo miedo que salgas muy herida.

Tu eres mi orgullo, siempre seré tu amiga incondicional, la madre que seguirá velando tus sueños, aconsejándote (aunque a veces no te dejas) para que nada ni nadie logre opacar tus ilusiones y metas. Yo creo en ti amor, aunque no lo creas.

Quiero que sepas, que siempre estaré a tu lado para apoyarte y levantarte si tropiezas, y enseñarte que una caída duele, pero sana cuando te levantas. Aprende que la verdad es mas fácil de explicar, la mentira daña tu imagen y afecta a la gente de tu alrededor. La vida es dura pero es muy lindo aprender a vivirla con responsabilidad.

No olvides que nuestro amor y el lazo que nos une, es hermoso, sagrado, puro y transparente como el cristal y a la vez fuerte y duradero como el acero. Le pido a la vida que me permita seguir siendo yo tu mejor guía y ayudarte a alcanzar tus preciosos sueños.

Te quiero mucho más de lo que te pueda escribir con estas simples letras, tú eres la niña que tiene mi corazón en sus manos y el poder de cambiar todo en mi vida con solo decir TE AMO. Ay, hijita… ojala algún día entiendas. Si me mientes me clavas un puñal, si me dejas de abrazar me hundes en un abismo.

A pesar de que cuando te censuro por cosas mal hechas te alejas de mi, ten la seguridad que siempre seguiré a tu lado para que sientas que tienes una mano segura que nunca te soltará, sin importar en qué situación te encuentres.

Te amo hoy, mañana y siempre.

jueves, 22 de marzo de 2012

Triste


Hace unos días que no escribo, mi estado de ánimo no anda muy bien y mi biorritmo está por el piso. En los últimos días me han pasado muchas cosas que no me han sido gratas, ninguna ha sido grave (creo) pero han caído una sobre otra sin darme oportunidad de reponerme de la anterior y lo que han hecho es ir empeorando mi estado de ánimo con el paso de los días.

Hoy decidí volver a este pequeñito espacio que me da tanto gusto y satisfacción, primero que nada porque hago lo que quiero y en segundo lugar por ustedes que sé que están ahí esperando nuevas líneas para leer, para alimentar su alma y comentar en el caso de los que lo hacen.

Pero no encuentro hoy historias, recuerdos, metáforas, sentimientos para compartir que cubran cierta tristeza. La tristeza no es un dolor físico, sino psíquico. Cuando estamos tristes podríamos decir que “nos duele el alma”. Es un estado de ánimo que invade y pinta todo con unos tonos de color… ¡triste! La tristeza es una y las causas son muchas. No existe una “pequeña tristeza” aunque queramos minimizarla, cuando nos sentimos así su tamaño no importa, porque como dije parece invadirlo todo. En estos días estoy triste y hoy es uno de esos días… en que quiero emborracharme para dejar de sentir... o mejor dicho para adormecer la parte de mi cerebro que me recuerda que tengo corazón.

Ya no sé que está bien y que está mal... me siento dividida en dos mitades… una continua con su vida normal, trabaja, lee, escucha música... la otra mitad intenta despegarse de la piel los vestigios de un sentimiento... Ya no es posible perderme en la sinceridad de otros ojos que me hablen sin palabras. Ya no puedo contemplar el alma a través de sus espejos... ¿Qué más queda? Ya mi capacidad de asombro excedió sus límites…

Ya no me interesan las actividades que hacia antes, ni quiero estar con mis amigas, quiero estar todo el tiempo sola y tranquila para no fingir que estoy bien. No tengo fuerzas para seguir adelante, estoy bloqueada y no rindo. Estoy agotada, sin fuerzas, además de tener un claro insomnio, ya no puedo más, llevo días así y en vez de mejorar va empeorando...

La gente dice: “No te pongas triste”, como si la tristeza fuera un vestido o un pañuelo que se puede poner y quitar a voluntad. Es imposible dominar la tristeza aunque se la puede acallar un poco, está ahí, agazapada como un animal herido y de pronto se manifiesta: basta un recuerdo, una imagen, tal vez una palabra o las notas de una canción. La tristeza va ocupando los espacios, haciendo difícil la risa, tiñendo todo lo que toca.

A veces es bueno tocar fondo, para emprender el camino hacia arriba, pero cuesta, y sobre todo cuando no ves la salida. Lo que me queda es salir, distraerme porque sino estoy jodida, y eso no es bueno. Tomo alcohol para olvidar… Siento que no puedo transar en mi independencia, en como hago las cosas, en el fondo tengo mi vida armada y me gusta tal cual como esta… Soy, porque siento, estoy, escucho, vivo, veo… y me pregunto, me invado, me callo, grito y escucho el silencio a través de mi interior, avanzo, retrocedo, tropiezo, me evaporo, floto, y bailo al compás del viento.

Hoy estoy triste, tengo una sensación de vacío... como si toda esta impudicia me despedazara y arrancara a pedazos trozos de mi, si… hoy estoy demasiado triste y me siento tan decepcionada que no tengo fuerzas para disimularlo… por suerte... solo es una mitad... alguien me enseño a dividirme en dos...

La tristeza es algo que nunca estuvo en mi persona, pero cuando algunas cosas sobrepasan los límites, la misma me hace morir en vida… el dolor se irá apagando, y mi verdad y mis errores saldrán a la luz. El llanto silencioso, es a veces el modo de expresar las cosas que no pueden decirse con palabras, gritos, expresiones que un humano quisiera. He perdido la confianza en tantas cosas…

Maldita tristeza me tienes en tu poder... Hoy, es una de esas veces... que no me siento yo... Definitivamente, han sido días muy largos… Necesito tomar aire...

jueves, 15 de marzo de 2012

Una tarde entre amigas

Ayer que era un día especial para mi amiga, lo pasó muy bien, relajada, tranquila y contenta. Aunque a ras del mediodía tuvo un pequeño sustico porque me aparecí con mi marido en su trabajo a recogerla para llevarla a casa temprano, para ello tuve que decir una pequeña mentirilla en la puerta pero funcionó. La llamaron y después del susto solo hizo reírse, y me dijo que nosotros estábamos locos que le dimos tremendo susto porque pensó que había pasado algo en su casa.

Mi marido después de reírse mucho con ella, nos llevó hasta casa de Cary (antes de llegar compramos algunas cosas entre ellas algo de beber como nos aconsejó Peter). Allí nos dejó porque el tenía que continuar trabajando y nos dispusimos a pasar una tarde despejada y apacible porque nuestros hijos estaban en sus respectivas escuelas y nuestros maridos trabajando.

Nos preparamos algo de comer, charlamos un rato, nos reímos un poco y nos pusimos a disfrutar de unas excelentes películas en el DVD inmersas en una paz increíble. Así transcurrió toda la tarde entre películas, tragos, risas y algunos comentarios.

Una vez leí en alguna parte que una de las mejores cosas que una mujer puede hacer por su salud es cultivar su relación con sus amigas. Porque las mujeres conectan entre ellas y se proporcionan sistemas de apoyo que las ayudan a lidiar con el estrés y las experiencias difíciles de la vida. Físicamente, esta cualidad "tiempo para las amigas" nos ayuda a fabricar más serotonina, un neurotransmisor que ayuda a combatir la depresión y puede producir una sensación general de bienestar.

Las mujeres compartimos los sentimientos, cosa que no hacen los hombres casi nunca, pero nosotras lo hacemos todo el tiempo, compartimos desde nuestra alma con nuestras hermanas y, evidentemente, es muy bueno para nuestra salud. Según los especialistas dedicar tiempo con una amiga, es tan importante para nuestra salud general como ir al gimnasio.

Por lo tanto, cada vez que nos sentamos a charlar con nuestra amiga, tenemos que darnos unos golpecitos en la espalda y felicitarnos por estar haciendo algo útil para nuestra salud. De hecho, somos muy afortunadas por tener a esas personas que nos hacen más llevadera la vida y lo hacen con el corazón.

Por eso mi amiga y yo nos escapamos con frecuencia, esperemos que la siguiente sea pronto. Sientan realmente bien de vez en cuando unas horas de desconexión de la rutina. Seguro que las chicas me entienden. Todas necesitamos encontrar pequeños oasis para estar con una buena amiga o con nosotras mismas y con nadie más. Me consta que todos tenemos nuestros remansos particulares conscientes o inconscientes, ya sea jugando, escribiendo, cantando, bailando, leyendo o charlando con una amiga-hermana.

La amistad es destinarle tiempo a otra persona, para saber de ella, como está, cuales son sus sueños y aspiraciones. Es preocupación y compromiso frente as sus necesidades. Es saber escuchar, por eso uno no es amigo de todas las personas. Ya que uno no siempre está dispuesto a abrirse y dar el mismo esfuerzo por todos los que nos rodean.

La amistad nace de inquietudes, pasatiempos o intereses comunes. Algunas tardan años en formarse y otras tan solo con unos minutos y con los años si se sabe cuidar y alimentar esa amistad se convierte en una eterna hermandad. Lo que hace mágica la amistad es ese don que tiene para crear esperanza, en medio de la desolación y la capacidad de hacer ver a nuestros amigos sus cualidades, recursos y espiritualidad interior.

Pero bueno, volviendo a la tarde de ayer, fue estupenda, tranquila y relajante. Disfrutando de buenas películas, amena charla y fuertes pero buenos tragos. Lo que le hicimos ayer, sacarla del trabajo y llevarla a casa muy temprano no se lo esperaba. Ella dice que yo soy un disturbio en su vida, creo que es cierto.

miércoles, 14 de marzo de 2012

Me moría sin ti

Te necesito conmigo porque ya eres parte de mi, sin ti no hay alegría ni color en mi vida, cuando te veo me sumerjo en tus ojos tocando el cielo con las manos y me siento inmensamente feliz, tu amor inflama mis pulmones, impulsa mis ilusiones como una bomba en un suspiro, tu loco amor me provoca sensaciones indescriptibles. Te amo sin dudar en cada latido de mi corazón, con toda la fuerza de la pasión que aumenta el calor de mi deseo.

Cuando no estás junto a mí, dondequiera que voy tu imagen me acompaña. Echo mucho de menos nuestras conversaciones donde nos contamos tantas cosas entre risas y caricias. Extraño tus ojos que en secreto muestran nuestra confidencia, nuestra pasión cuando estamos juntos, todo lo que compartimos. Cuando estoy sin ti te extraño tanto que nada tiene sentido. Siento un gran vacío en mí que no puedo remediar... Cuando algo nos aleja te extraño como la noche a la luna, como el día al sol, como la sed al agua, como la soledad a la compañía, como el silencio a la música, como la tristeza a la alegría. Tu lejanía me hace daño y me invade una angustia enorme por no tenerte.

Siempre es así, sin ti me siento perdida… como aquella vez que estuvimos separados, estaba desesperada pero además me di cuenta que no tenía fuerzas para soportar esa separación por mucho tiempo. Noche tras noche me dejaba vencer por el cansancio, al despertar tu recuerdo me llenaba de energía, alegría y esperanza. Esos días sin ti me parecieron siglos. Te extrañé tanto que comprendí que necesitaré más de una vida entera para olvidarte. Has llegado muy dentro de mí.

Ya no podía ni quería seguir así, eran demasiados días sin tu presencia, mi boca te extrañaba, mi cuerpo te necesitaba, precisaba de tus palabras, todo en mi te reclamaba pero no sabía qué hacer. Si escuchaba tu nombre mi cuerpo se volvía débil y necesitaba tus brazos para sostenerme. En ese instante extrañaba más que nunca tus sonrisas eternas, esa mirada tan tuya que me hace estremecer y soñaba con volver a amarte sin prisas, lentamente… he quedado presa de esa intimidad tan nuestra, de esas horas tan llenas de pasión.

Por suerte el amor siempre triunfa, o casi siempre… habían pasado varias semanas y si yo me estaba revolviendo en mi ansiedad, tu también y decidiste poner fin a aquella separación. Cuando hay tanta fuerza en los sentimientos no tiene sentido luchar contra ellos. Y aquel bendito día, a tu manera, sin explicaciones (no hacían falta tampoco), apenas sin cruzar palabras resolvimos nuestras diferencias.

Era viernes, el sagrado viernes… yo estaba en aquella fiesta a la que había ido de mala gana pero necesitaba beber y bailar, aturdir mi mente para poder seguir. Estuve bebiendo y bailando (aunque no soy muy buena en eso) como una posesa aquella música de los 80, pero ya estaba cansada y me tenía que ir, no quería que me cogiera muy tarde porque al otro día tenía muchas cosas que hacer. Como sabes mi relación con Morpheo es nefasta, por eso no quería desairarle aunque fuera por unas horitas.

Me dirigí a la puerta, abrí y me dispuse a subir las escaleras de salida, el golpe de aire fresco me hizo estremecer y a mitad de la escalera, noté una mano fuerte que me agarró y sentí una boca pegada a mi nuca, no tuve tiempo de decir una palabra, cuando tu otra mano cubrió desde atrás uno de mis pechos y muy cerca de mi oído susurraste, “Sí, soy yo, no te asustes, y sigue subiendo”, ni siquiera necesitaba mirar el corazón galopaba velozmente al mismo tiempo que mi mente mandaba impulsos eléctricos a toda mi piel que ahora se moría por ti, mientras seguí subiendo noté que tu mano desde atrás se metió bajo mi vestido... uffffffff, estaba encendida como nunca, y me dijiste, “No te gires todavía”, me moría de ganas por verte; por el contacto anterior, juraba que llevas sin afeitarte unos días, seguí subiendo sin volverme... olías bien con ese olor a hombre que me enerva y estaba volviéndome loca por probarte.

Ya afuera, el viento se hizo notar más, te apresuraste a apretarte a mi espalda para evitar que sintiera frío. De repente me diste la vuelta e invadiste mi boca salvajemente, no podía pensar en nada más que en ese beso y la sensación que recorría mi cuerpo pidiendo con urgencia que me poseyeras, no sé como me había excitado tanto en cuestión de segundos, pero tú también lo estabas, lo delataba tu dureza que se apretaba contra mi vientre... cuando te separaste de mi boca abrí los ojos, ahí estabas sonriente pero con las huellas de los días de insomnio en los ojos, con barba de un par de días como había intuido en el primer contacto con mi nuca... Entonces me volviste a besar y tomándome de la cintura me levaste hacia el parqueo, te pregunté adonde íbamos y sólo sonreíste e hiciste el simple gesto de poner tu dedo sobre tus labios en señal de silencio.

Abriste la puerta de un auto, que supuse era tuyo y entré, después entraste tú y lo pusiste en marcha. Todavía estaba muda por la sorpresa y la emoción, coloqué mi mano sobre tu muslo derecho porque necesitaba tocarte y me dijiste... “¿Impaciente?”, a lo que respondí con la voz entrecortada “Más que eso, desesperada, emocionada, caliente, irremediablemente mojada y deseosa”, sonreíste y respondiste “Mmmm qué bien”.

Dejamos de hablar, pero mi mano aún estaba temblorosa sobre tu pierna cuando detuviste el auto en la puerta de una casa, no sabía ni dónde estaba y en verdad poco me importaba, me besaste y saliste del carro, abriste el garaje y regresaste al timón. Yo no podía dejar de mirarte. Llevaste el auto al interior y cuando salí, ya estabas frente a mi, cerraste la puerta a mis espaldas y tu boca se perdió en mi cuello, yo sólo suspiré, sabes de antemano que no puedo con eso, me rinde, sin soltarnos me moviste de lugar manteniéndome entre tu cuerpo y el auto… estaba oscuro, solo se veía la tenue luz de una habitación a través de una pequeña puerta que estaba entornada... pero no nos dirigimos a la casa, te situaste frente al capó del coche, tu boca estaba en la mía, en mi cuello… tu mano se perdió bajo el vestido hasta topar con mi encaje que con prisa apartaste… me tumbaste en el capó, abriste mis piernas y dijiste... “Ahora voy a probar lo que he extrañado y deseado tanto”.

Tu cabeza se perdió entre mis piernas, me estabas volviendo loca pero quería que ese instante durara para siempre, me estabas matando cabrón y me moría porque me poseyeras de mil formas diferentes... ya ni me acordaba del frío... no sé el tiempo que paso, sólo recuerdo que llevaba dos orgasmos y estaba desesperada porque me penetraras, no me percataba que seguíamos sobre el capó del coche expuestos a la vista de cualquiera que pasara por la calle, por suerte estábamos dentro del garaje y estaba oscuro... finalmente bajaste mi vestido y vi tu mirada de satisfacción al tiempo que te topaste con la mía lasciva... me besaste tiernamente y me dijiste al oído “Sabes a gloria, shhhhh, no digas nada, ven que tengo una sorpresa para ti”.

Cerraste el garaje y me llevaste de la mano con una sonrisa pícara hacia la puerta, entramos y nos enredamos en un beso salvaje… no podía esperar a ver tu sorpresa, no podía esperar nada, quería tenerte dentro de mi ahí mismo, lo sabías, lo entendías, me volteaste y colocaste mis manos en la puerta, levantaste mi vestido y me embestiste con lentitud, el ritmo me enloquecía y te pedí que fueras más rápido y más fuerte, aceleraste y era tanta la excitación de ambos que no duramos mucho, en pocos minutos estallamos.

Te quedaste abrazado a mí, con mucha ternura con tu boca recorriste mi cuello, mi rostro y susurraste en mi oído “Te quiero, nena, me moría sin ti y por lo visto tú igual… ven amor, te va a encantar la sorpresa”. Me volteaste, tomaste nuevamente mi mano y tras volver a besarnos entre risas nos encaminamos a la habitación que estaba en penumbras.

viernes, 9 de marzo de 2012

Eres justo lo que siempre quise

Me gustas por tantas cosas, por tus ojos, por esa sonrisa que me hace reír pase lo que pase, por tus pequeñas manías que me desquician y a la vez me gustan tanto, por esos brazos que deseo me abracen a toda hora, por la seguridad que tienes y me transmites con sólo pensarte, por cómo caminas, por ser tan distinto de los demás, por ser siempre tú mismo, porque con su simple “Hola” haces que se me pongan los pelos de punta y los nervios me coman viva... son tantas las cosas que hacen que te quiera.
Siendo sincera, cuando te tengo delante me haces perder la cabeza y… hasta las bragas. Tienes muchas formas de llamarme y todas me encantan, aunque pase todo el día a tu lado me parece poco, me pierdo en tus ojos. No eres el hombre más lindo que conozco pero sí el que sabe todos mis puntos débiles, mis sitios favoritos, dónde morder o besar para ponerme a punto. Eres mi medicina y enfermedad a la vez. Cuando me besas consigues que no quiera parar, que me muera de ganas de TODO, de mojarme en ti…
Tú eres los viernes de mi semana, SI, esos días que espero con tantas ansias, así te espero yo. Quisiera quererte menos, aprender a vivir sin ti, como hacía antes de conocerte, incompleta pero tranquila, pero no así, con esta ansiedad de todos los días, pero miento, porque quererte ha sido lo más perfecto… nunca quise tener a alguien normal, ni pedí un prototipo, nunca quise un capricho. Siempre quise a alguien que me recordara tan solo de oler mi perfume, que para él fuera única, que cuando me acostara a dormir mi cama oliera a él… De siete días a la semana yo te quiero ocho.
Tú eres para mí como esas mañanas de sol en invierno, como esos soplos de viento fresco en verano, el placer de tocar el suelo con los pies descalzos o el lado más frío de la cama en verano, como un cigarro para un fumador, como ese último sorbo de bebida para un alcohólico… Eres todo lo bueno y todo lo malo, todo lo que me hace bien y a la vez mal, lo que quiero y no quiero, todo eso que me hace desvariar. Muchas veces te conviertes en algo más que todo eso, te conviertes en pura adicción. Algo más, algo fuerte, ajeno a los sentidos. Eres justo lo que siempre quise.
Pero todavía tienes que aprender a descifrar todo lo que te digo, si preguntas cómo estoy y te digo a secas “estoy bien”, créeme estaré mucho peor de lo que piensas sólo que no quiero reconocerlo, si estamos frente a frente y te digo “quiero estar sola hoy” es sola pero contigo agarrándome de la cintura, si digo “te odio” es un ” te quiero más de lo que piensas”, un “te echo de menos” es un “te necesito aquí y ahora” adornado, un “me sacas de quicio” seguido de una sonrisa es un “no cambies, te quiero así como eres”. Ahora terminemos ya con esto, “ven aquí y apaga la luz”.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Mujer: la palabra más completa



Me encanta ser mujer porque visto las lágrimas de esperanzas y doy nuevas ansias a una ilusión. Soy capaz de crear un amor en mis entrañas y un mejor mañana. Sueño con la dicha de encontrar lo que quiero, no me conformo ante las limitaciones humanas, lucho por tener alas y volar. Pregunto sin miedo el por qué de las cosas y crítico las rutinas que no llevan a nada, voy tejiendo fantasías donde no existe el llanto y las mezclo con mi identidad, mi realidad. Me rindo lentamente a un "te amo", me entrego sin excusas, sin miedos, sin pretextos, envuelta en pasión y ternura. Amo la independencia, vengo de la naturaleza que creó mi cuerpo, del viento que me dio libertad, del mar que creó en mí la locura, de la Luna que me donó serenidad… Soy mujer, serena, loca, tranquila, apasionada, niña, valiente, querida, soñadora, cobarde, símbolo, sabia, muñeca, inspiración, creadora, tierna…

Soy dueña de la vida, del amor, de la certeza, de la ternura, de la generosidad, la sensibilidad y la fortaleza, soy hembra y compañera, amante y amiga... soy suave, frágil y con una voluntad férrea; en medio del dolor soy fuerte; he aprendido que el universo es pequeño y que cada día es un regalo. Mujer que lo puede todo cuando ama, cuando trabaja y cuando sueña. Que pone de manifiesto su corazón de acero, para defender a su prole, para pelearle a la vida y al mundo por llenar a sus hijos de amor infinito. Mujer que no es bella porque la aman, es bella porque se deja amar. Mujer que detiene el mundo, para que su girar no la alcance, pero mueves su mundo con una mirada, con un suspiro con sus sueños de mil colores y lucha por hacerlos realidad.

MUJER, la palabra más completa, la que no piensa tanto las cosas y actúa como le dicta el corazón, la que siempre esta dispuesta a escuchar a una amiga aún cuando ella tiene problemas, que le da figura a la nada y lo conviertes en almohada y cobija para cubrir del frío a los suyos, que le da forma a sus sentimientos y los repartes incansablemente con sonrisas y amor. ¡Somos mujeres! Lo somos hoy y lo seremos siempre, porque somos alma, corazón y vida.

Somos quienes damos la vida por un hijo si es necesario, quienes siempre damos una sonrisa aunque el corazón lo tengamos lleno de tristeza, las que somos enfermeras cuando alguien enferma y lo cuidamos con ese cariño que sólo una mujer puede dar. Somos es madre, chofer, doctora, chef profesional, siempre una buena amiga y podría seguir haciendo una lista interminable de lo que significa ser mujer, pero no acabaría, porque una mujer, lo es todo, así de sencillo.

Las mujeres hemos cambiado mucho, para nuestro bien por supuesto, pero también es cierto que una cosa es sufrir un cambio y otra muy distinta es hacérselo sufrir a otros (cosa que también hemos aprendido). Convengamos que uno cambia cuando no soporta más lo que le pasa, por mucho que le pese a los que no puedan soportarlo. Así que, la que hasta ayer esperaba pacientemente despierta y sin protestar hasta la hora que fuera la llegada de su hombre ahora simplemente cambia la cerradura; la que sólo se ocupaba de ver siete telenovelas ahora se anota en siete cursos; la que se moría si la dejaban ahora te pone el divorcio o se busca un amante; la que maneja una empresa y de pronto se quiere ir a vivir en carpa; la flaca se pone hecha una vaca y la gorda baja veinte kilos, etc.

En medio de todo te van tildando de insatisfecha, ciclotímica, inmadura, egoísta y por supuesto feminista. Pero no todo es negro: muchos de nuestros cambios son recibidos con gran alegría por aquellos que nos rodean y nos comprenden, como nuestro nuevo marido o nuestro viejo amigo. Y no fue fácil para nosotras las mujeres descubrir que teníamos derecho a cambiar. Por eso no podemos permitir que ningún hombre nos esclavice porque nacimos para ser amadas no esclavas, no podemos desperdiciar el tiempo con alguien que nunca tiene tiempo para nosotras, ni permitir que alguien nos grite porque necesitamos que nos hablen con amor. Nunca podemos perder “nuestra dignidad de ser mujer”. Por encima de todo tenemos que querernos nosotras mismas porque sin duda somos la más bella creación de Dios.

Tantos cambios nos han llevado a que hoy tenemos más libertad para expresar nuestros deseos, nuestras intimidades y hemos perdido el miedo a ser juzgadas por decir que nos encanta hacer el amor, que nos gusta beber, que estamos enamoradas de alguien ajeno… en fin, nada nos calla la boca, somos más auténticas. Y miren que interesante se ha vuelto la vida nuestra… hoy los hombres tienen que aprender a valorarnos si quieren conservarnos, tienen que cuidarse con lo que hacen porque no pueden resolverlo con mentiras ya que siempre sabemos cuando nos mienten, los hombres son muy predecibles y las mujeres sin discusión alguna somos más inteligentes. Nosotras somos más directas si algo no nos gusta, en cambio ellos hacen todo un teatro para decir algo que ya sabemos que van hacer o decir. Somos increíbles, ¿verdad?

Por eso, amigas, mujeres no permitan sentirse solas, y si lo están aprendan también a disfrutar de ello. No se vean feas, gordas o demasiado flacas porque en la realidad importa más el contenido que el estuche. Ámense mucho, imagínense felices, la mente es un imán y todo lo que deseen y piensen lo atraerán, nunca se sientan menos que otra mujer porque ella puede ser más o mejor en algunas cosas, pero tú tendrás tus virtudes en otras... Amen la vida, con sus días de sol y también con sus días nublados, con sus tormentas eléctricas y con su paz... La vida está para gozarla, disfrutarla a cada instante, en cada momento.

Llenen su mochila de bellos recuerdos y dejen los malos a un costado del camino, párense frente al espejo sonrían y miren en su interior: el poder está en ti... Pueden elegir: sentirse bellas y amadas o feas con una vida sin sentido, darse otra oportunidad de ser felices o esperar con tristeza que sus vidas se apaguen. Pueden elegir la alegría o la tristeza, cerrar los puños y pelear o perder todas las esperanzas. Fíjense metas y luchen por ellas sin sentir culpa alguna, ni se sientan egoísta si dedican parte de su tiempo a algo que les gusta y que las hace feliz.

Siempre hay algún punto de la vida en el que recibimos golpes bajos, momentos en los que sentimos que se nos rompe el corazón. Pero las mujeres detrás de nuestra apariencia débil, somos fuertes y nuestro corazón también. Siempre estaremos unas para otras porque las mujeres sabemos ser amigas de verdad y por tanto siempre tenemos a nuestro lado a esos seres incondicionales que nos ayudan a pasar por todo, a defendernos de todos los daños que otras personas puedan causarnos, a levantarnos de los tropiezos. Cuando somos muy unidas y damos buenas batallas nos tachan de feministas, pues sí ¿y qué?.

En la actualidad estamos más contentas con nosotras mismas cambiando lo que no nos gusta y no sólo los pañales. Somos capaces de lograr tantas cosas… podemos asustar a nuestros jefes hombres con excusas de misteriosos desordenes ginecológicos, los taxis se detienen por nosotras, tenemos la habilidad de vestirnos nosotras mismas y comprar nuestra propia ropa, le hablamos a la gente del sexo opuesto sin tener que imaginárnoslos desnudos, deducimos como es alguien con tan solo mirarlo, hacemos comentarios sobre lo tontos que son los hombres en su presencia porque no están escuchando de todas maneras…

SER MUJER ES SER HEMBRA, ES SER INFINITA, HUMANA, ÁNGEL Y DEMONIO...

¡FELIZ DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER!

lunes, 5 de marzo de 2012

Madre e hija: relación compleja

Voy a tocar un tema que pese a lo complicado es relevante y motivo de conflicto en muchas ocasiones. No entraré en experiencias personales y eso que ejemplos no me faltan. Simplemente la pregunta es: ¿Por qué las relaciones entre ambas son a veces tan complicadas? Los especialistas afirman que la relación entre madre e hija es la más compleja de las relaciones familiares, más que la de la mamá con su hijo o la del padre con su hija. No existe una explicación científica, se desconocen los motivos de tal hecho. Inclusive, para muchas mujeres es un misterio las manifestaciones de amor con sus hijas, porque a pesar de los contratiempos y las desavenencias el vínculo es muy fuerte.

Amor-odio, aceptación-rechazo, alejamiento-acercamiento, son sentimientos que caracterizan, con mayor o menor intensidad, al vínculo más profundo que existe en la vida de toda mujer, la relación con su madre. Esa unión cambiante y progresiva resulta fundamental para la esencia de cualquier mujer. Las iras, las frustraciones y el auténtico amor que las madres y las hijas compartes dan lugar a emociones muy complejas, variadas y versátiles, que hay que explorar para descubrir las mujeres que somos. Nancy Friday en su espléndido libro Mi madre yo misma, dice: “Cuando dejé de ver a mi madre con los ojos de una niña, descubrí la mujer que me ayudó a alumbrarme a mi misma”.

Cuando somos niñas idolatramos a nuestra madre, en ocasiones la aborrecemos en la pubertad, y muchas veces la creemos nuestra enemiga en la adolescencia y, si todo marchó más o menos bien, la comprendemos y valoramos de adultas, acercándonos más a ella. Si existen relaciones pasionales y complicadas, esa es sin duda la de madre e hija. Entran en juego muchos sentimientos y distintas concepciones de la vida. Llevarse bien no es tan fácil como podríamos esperar, principalmente en la adolescencia que es la edad más intolerante. A veces esas relaciones se tornan tan tormentosas que llegan al rechazo, con gritos y expresiones hirientes, difíciles de olvidar.

No cabe duda que esta relación es de una complejidad interesante. Puede abarcar los dos polos extremos: amor y odio. Cuando una hija es pequeña tiene a su madre como diosa, todo lo que hace su mamá es bueno y siente un apego emocional muy grande. Se establece en estas primeras etapas unos vínculos de intimidad muy fuertes. Pero cuando la niñez se trasforma en pubertad aparece el rechazo y el enfrentamiento. La mamá amiga y referencia en todo, pasa a ser prácticamente la enemiga número uno. La pubertad da paso a la locura hormonal de la adolescencia, que trasforma definitivamente la relación en tortuosa y difícil.

La relación madre-hija se encuentra casi siempre en los límites; es indefinible e inalienable. Como todo vínculo en crecimiento, es mutante: transforma y se transforma. Es necesario darnos la oportunidad de revisarla y, de ser necesario, modificarla o transmutarla en otra cosa. Las peleas son continuas, pero aún así sigue estableciéndose un vínculo de necesidad de la una por la otra. La madre se siente muchas veces dolida por las respuestas o acciones de su hija y la hija se siente incomprendida. El choque emocional está servido: cada una de ellas no entiende como la otra no la comprende. El final de la adolescencia da paso a un acercamiento tímido pero constante en las relaciones entre madre e hija.

Pero el tiempo pasa, se convierten en adultas y les llega el momento de preguntarse: ¿qué sucederá cuando sea madre? Entonces van teniendo más conocimiento de lo que significa ser madre y por tanto entienden más a la suya dándose cuenta de lo injustas que han sido en ocasiones. Cuando el vínculo de amor entre ambas no se ha dañado la relación entre ellas se estrecha aún más al convertirse la hija, es un momento de acercamiento y de reencuentro.

Cuando llega ese momento, es que nos damos cuenta de la complejidad que representa “hacer” personas, criar seres humanos. Recuerdo que cuando me quejaba de la incomprensión maternal por algún error en mi comportamiento, mi madre me decía: “me entenderás cuando tengas tus propios hijos” y ¡claro que la entiendo! por eso le digo lo mismo a mi hija cuando se suscita un conflicto o discrepancia entre nosotras.

La relación madre e hija es un vínculo tan pasional que a veces resulta difícil controlar. Del odio al amor en un solo paso, de la compañera confidente a la enemiga mortal, y de vuelta al reconocimiento. Los avatares de las relaciones entre ambas muchas veces parecen los de una montaña rusa, que en cuestión de minutos puede pasar de un día soleado a la más grande de las tormentas, para luego volver a ver el arco iris. Las mujeres construimos en dicha relación nuestro “yo” y nuestra identidad femenina.

La relación perfecta madre-hija es un mito. ¿Cuántas mujeres se sienten asfixiadas por sus madres? ¿Cuántas madres sienten que sus hijas no las comprenden? Tanto madres como hijas suelen sentirse atrapadas en estas relaciones sin siquiera poder visualizar cómo salir del conflicto. Es más, si existiera el término “divorcio” para madres e hijas, estoy segura que muchas lo harían en determinada etapa de la vida. Existen principios fundamentales para sanar la relación:

El primer paso es entender que tu madre, tan solo es humana, frágil, imperfecta, quizá con una infancia infeliz. No idealices ni desprestigies, tu madre no es Dios, ni tú como hija una santa. Somos personas y lo mejor que podemos hacer es humanizarnos, así que perdónala si se equivoca o hace algo que no te gusta, recuerda que quieres vivir tu vida a tu manera, déjala entonces que ella viva la de ella, simplemente ámala como es.

El segundo paso es reconocer el sufrimiento para no quedarte atrapada en el y en la relación mal sana con tu madre. No tienes que cambiar nada ni a nadie. Sólo dale amor, protección y comprensión al ser que te dio la vida, tú existes porque existe ella. Aprender a vivir tu propia vida.

El tercer paso es aprender a poner límites y no dejarse manipular. No es malo decir que “no”, “hasta aquí” y poner un límite en la convivencia con los seres que más amamos. Los límites son para dar libertad y seguridad, no sólo para ti sino también para tus hijos. A partir de la sanación de las heridas, empieza a amarte a ti misma, y a darte la oportunidad de ser libre, fuerte y crecer espiritualmente con ella.

Dejemos que viva lo que nos diferencia de nuestras madres sin borrar lo que nos hace semejantes a ella. Veamos en nuestras madres a una mujer, con todo lo que ello implica, y enseñemos a nuestras hijas (si las tenemos) a vernos como tales. La relación entre madre e hija puede ser una de las más hermosas que experimentemos en nuestra vida, y es una de las más intensas, profundas y complejas del ser humano.

Pero lo cierto es que hay que tener cuidado con estos conflictos porque ni madres ni hijas salen “intactas” de ellos. Por eso es muy importante y necesario poner límites a las recriminaciones y hay que aprender a perdonarse mutuamente. Sin perdón, desperdiciamos el tiempo de amar. Hace unos años una amiga me dijo: “Yo tenía conflictos con mi madre de todo tipo pero sobre todo por mi culpa porque cuando fui creciendo le exigía que viviera siendo el modelo que yo quería y no logré llevarme bien con ella hasta que la acepté tal y como es, con sus defectos y sus virtudes”.

Mi hija adolescente a veces también me recrimina pero para ser sincera no lo hace demasiado ni me juzga, creo que si me pasara le pondría un punto final a ese conflicto de inmediato, aclarándole hasta dónde llegan sus límites, para evitar daños mayores. Porque al final cuando ella sea una adulta no sólo comprenderá las cosas que ahora le digo sino hará con su vida lo que quiera aunque yo no esté de acuerdo, por eso no puedo permitirle que intente dirigir y juzgar la mía y mucho menos de forma injusta.

Amigas, si tienen una hija adolescente que dice odiarlas cuando pelean y las juzgan con dureza, no crean que están solas, que les ocurre solo a ustedes. Todas las madres del mundo pasamos por lo mismo sobre todo en la adolescencia.

Una cosa importante no olvidemos que no hay ni madres ni hijas perfectas. Y a pesar de todos los conflictos que puedan presentarse nos une un amor tan grande y un vínculo tan fuerte que no se puede romper. Como mismo damos la vida por ellas, ellas la dan por nosotras.

domingo, 4 de marzo de 2012

Soy como soy

Escribir es una capacidad que he ido desarrollando y descubriendo día a día, entre lágrimas y risas, entre susurros y besos, entre dolor y gozo. Este camino es largo y nunca terminaré de aprender. Muchas veces cuando voy a empezar a escribir pienso en cuál será mi inspiración… ¿El amor?, ¿la amistad?, ¿la vida?, ¿la alegría?, ¿la familia?, ¿los momentos vividos?, ¿el día a día?, ¿yo misma?… En fin a veces es así, hasta que comienzo a escribir y se va perfilando lo que quiero, hoy por ejemplo, tendrá de todo un poco.
Primero que nada me gusta vivir porque la vida es hermosa, tengo amigos, una familia, hago las cosas que me gustan y tengo a mis hijos adorados. Me gusta soñar porque no cuesta nada, me hace feliz y quizás algunos de mis sueños puedan cumplirse (algunos ya se han cumplido). Como todo el mundo también lloro pero eso purifica mi alma y alivia mi corazón, mi angustia decrece y cada lágrima es un propósito de mejorar mi existencia. Sonrío aunque la vida me golpee, aunque no todos los amaneceres sean hermosos, aunque se me cierren algunas puertas. Adoro el amor porque amar es vivir, prefiero amar y sufrir, que sufrir por no haber amado nunca. Y me encanta compartir porque al compartir crezco, mis penas compartidas disminuyen y mis alegrías se duplican.
Me he dado cuenta que no me puede importar demasiado el pasado pero que siempre tengo que tenerlo en cuenta, que la vida es alegrarme los viernes y joderme los lunes, que tengo que saber pedir perdón, tener las cosas claras, jugar con fuego y quemarme; que no me importa lo que piensan los demás, que necesito abrazar a quien me abrace, que es inevitable que sienta dolor pero que el sufrimiento es opcional. Tengo unas pocas virtudes y miles de defectos, si y ¿que?
Si una cosa me sale mal me lamento un minuto y cuando todo pasa, vuelvo a sonreír. Me encanta caminar bajo la lluvia y mojarme aunque a veces me cueste caer enferma, soy ese tipo de persona que cuando esta sola pone la música a tope y que no ve muchas películas de drama porque sabe que va a llorar. Cada sufrimiento con el tiempo me hace más fuerte, para desahogar mis penas me encuentro con alguna amiga y salgo a caminar, a beber unos tragos y reír hasta reventar o lo mejor de todo pongo música a todo lo que da, me siento frente a mi computadora y me pongo a escribir y escribir aunque a veces quede muy largo y otras sea un texto un poco loco.
Me preocupa la gente que quiero, y cuando quiero a alguien intento no dejarle ir. No importa las veces que me caiga siempre encuentro la manera de levantarme, a veces pienso de forma un poco rara pero me encanta hacer tonterías y locuras. Tengo poca paciencia para algunas cosas y un montón para otras. En ocasiones puedo estar dando gritos por estar molesta y al minuto riéndome sin parar. Y podría seguir y seguir, pero en resumen lo que les digo es la verdad y no voy a cambiar porque ya he madurado lo que tenia que madurar.
Soy como soy y por eso soy feliz. Sé que hay personas que piensan muchas cosas de mí, pero no me importa, que se vayan al diablo porque les aseguro que no me conocen, eso es algo que le permito a muy pocas personas.
No soy la clase de niña perfecta que sigue las normas al pie de la letra, cometo muchos errores pero casi siempre consigo lo que me propongo. También sepan que no muestro tan fácilmente mis penas y casi nunca dejo que me vean llorar, me verán insoportable, inaguantable y seca, solo eso. Soy dura por fuera, pero por dentro todo lo contrario sólo que muy pocos lo saben. Soy terca y cuando en esta cabecita se mete algo es difícil que lo consigan sacar. Me gusta el peligro, trasnochar, beber, sentir la adrenalina apoderarse de mi cuerpo. Soy arriesgada.
Mis mayores alegrías ocurrieron cuando a mi vida llegó un lucero y una estrella, mis dos hijos, mi razón de vivir, de soñar, la razón de todo… Cuando los vi por primera vez lloré de felicidad y sentí que mi vida tenía un nuevo sentido… Ahí empezó realmente mi vida, vinieron trasnoches (y no de juergas precisamente), miedos, dedicación, pero sobre todo la alegría, la chispa de la vida, el calor de hogar. Cada sonrisa de ellos es una inyección de energía… cada beso, abrazo y palabras dulces que me ofrecen son como un remanso de paz para mi corazón, ese corazón que desde su llegada ya no es mío es de ellos y no lo quiero devuelta porque me hacen ser mejor persona, ser mejor en todo… El amor de madre es un amor sin límites…
La vida es un regalo pero no todo es perfecto. Aprendí que la gente es falsa (muchos tienen dos caras), a no creer en las promesas, que no es bueno ilusionarse demasiado, me enseñaron que el futuro no está escrito, que el universo es infinito y que nosotros somos personitas diminutas, casi inexistentes. Asimilé que el tiempo pasa, que las arrugas salen, que los pechos se caen y que la belleza no es lo más importante.
En la vida hay todo tipo de cosas difíciles pero querer es poder, nada es imposible si uno se lo propone, las cosas se consiguen con esfuerzo, quien no arriesga con lo que quiere no gana. Las personas no son perfectas y algunas con sus defectos pueden hacer mucho daño pero quien ríe último ríe mejor. Hay que vivir la vida cada momento que pase. ¡Ah! ese sentimiento: querer, pocas personas saben lo que significa de verdad.
A veces tengo muy mal humor, es cierto y en ocasiones cuando estoy molesta la cojo con quien no debo. También digo cosas de las que después me arrepiento, mi orgullo me supera en ocasiones (aunque no soy orgullosa), de vez en cuando me disgusto por alguna tontería, siempre digo lo que pienso, no me callo ante algo que me parece injusto, soy cabeza dura, etc. Pero prefiero decir las cosas que pienso a la cara que decirlas a la espalda, decir te quiero cuando de verdad lo siento, arriesgar en vez de no hacer nada por temor a perder, equivocarme para poder aprender de mis errores, decir las verdades aunque duelan. Pero sobre todo, prefiero decir todo lo que pienso a ser otra hipócrita más de este mundo imperfecto. Bastante buena soy, ¡No me jodan!
Y por Dios, hay tantas cosas que detesto. Odio los fastidiosos lunes, creo que no deberían existir, pero si no existieran entonces odiaría los martes, y así sucesivamente hasta quedarnos sin días. Maldigo los días que no sale el sol y el maldito despertador que suena a las 6:30 de la mañana. Odio mi mal humor y mi genio. Odio madrugar como odio acostarme temprano. No me gustan las despedidas y las cosas que deberíamos decir y callamos. Odio a quienes van por ahí con aires de superioridad y no miden ni metro y medio. Odio muchas más cosas, pero no voy a seguir mencionándolas porque también odio escribir tantas veces la palabra “odio”.
En cuestiones de amor siempre quise encontrar a alguien que me haga el amor en cualquier lugar, en el sofá, contra la pared, en la cocina, en la ducha… alguien que no de por hecho que siempre voy a estar ahí pero que tampoco lo dude, que no me haga sufrir porque sí pero que tampoco me venda amor eterno manoseado, que no quiero me compre regalos pero sí que tenga mil detalles de papel. Alguien que cuando me emborrache me lleve a casa entre sus brazos con ternura, que no le guste verme llorar y me haga reír hasta cuando no tenga ganas, que me mire y me tiemblen las piernas sin remedio. Alguien que esté loco por mi y no se le olvide decírmelo ni en los días de resaca, que si se pone animal sea sólo en la cama y me mate a besos por la mañana, pero sobretodo alguien que no tenga que perderme para darse cuenta de que me ha encontrado.
Por suerte lo encontré.