Bienvenidos a este humilde pero sincero espacio. Aquí escribo mis pensamientos, cosas que me preocupan, algunas vivencias, historias que conozco... lo que me dicta el corazón para compartirlo con otras personas, es una manera de saber que no estamos solos en este mundo virtual y poder hacerlo más real y cercano. Me gusta escribir y me siento bien haciéndolo, ojala estás letras lleguen a ustedes como yo quisiera. Siéntanse libres de comentar lo que deseen. Gracias por estar aquí.

martes, 31 de enero de 2012

Me llenas los sentidos

Puedo empezar por decir lo maravilloso que puede ser el amor, quienes lo conocen y lo han vivido con intensidad saben que no miento. Las dulces historias de amor son más antiguas que el mar. Puedo contar la simple verdad acerca del amor que tú me das. Con tu primer “hola” le diste un nuevo sentido a mi mundo. Llenas mi corazón con cosas muy especiales, poemas, melodías y salvajes expectativas. Llenas mi alma con tanto amor, que a donde quiera que voy, tú vas a mi lado. ¿Cuánto tiempo durará? ¿Puede el amor ser medido por las horas del día? No tengo esas respuestas. Sólo puedo decir que mientras este amor viva en mi te necesitaré y que sé que mientras no se consuma estarás ahí…

Quería respirar tu aliento y lo hiciste posible, quería estar lo más junto a ti que se pudiera y lo hemos logrado, aunque nunca nos parezca suficiente, nunca me parecerá que estamos lo suficientemente cerca. Besarte hasta desgastar los labios y sentir tus manos recorriendo no sólo cada rincón de mi cuerpo sino de mi alma. Llegando hasta el fondo de este corazón que será tuyo hasta el último latido.

Te regalaré el último de mis suspiros, el de mil millones que tú ya has provocado y provocarás. No importa que nos llueva encima o que haga mucho frío siempre encontrarán mis dedos el calor entrelazándose con los tuyos. Muchas veces me asusta no poder quitarme de la cabeza cada pequeño momento contigo. Recordar constantemente como tus manos recorren cada centímetro de mi espalda intentando memorizar al tacto cada parte, cada curva y se mueven seguras con fuerza para apretarnos más con esa desesperación con que todo mi cuerpo te exige que te acerques, o como mis labios buscan tu cuello para besarlo... Reprimiendo carcajadas de felicidad y suspiros que buscan sucederse unos a otro cada segundo, ¿no es increíblemente turbador sentir que no puedes dejar de suspirar?

Te amo tanto que duele, cuando estás lejos deseo tanto poder estar junto a ti y tocarte que mi corazón sangra. Cierro mis ojos y puedo sentirte estremeciendo cada centímetro de mi cuerpo, ahogándome en un gemido lleno de placer. Siento tus labios ardientes y como tu lengua ávida busca el lugar perfecto. Esta pasión desenfrenada nos hace perder los sentidos siguiendo el vaivén de nuestras caderas, terminando exhaustos y humedecidos.

Calmas mi sed de amarte, tu recorrido va seduciendo mi cuerpo y lo induce a ti, voy reaccionando a tus caricias hasta llegar a enloquecer y entregarme por completo a todo tu ser. Aumentas la pasión que me consume con palabras entrecortadas que balbuceas en mis oídos y susurros inacabados que acaban en mi piel. Me elevas al cielo en las alas del amor, la culminación llega y se escuchan nuestros gemidos entrecortados, jadeantes embriagados con el sudor y la locura del momento. Siempre nos dejamos vencer a nuestro placer mientras ganamos nuestro deseo.

Amor es sentir, es gozar, es querer estar contigo por siempre, es fundir con ternura y pasión nuestros cuerpos y nuestras almas en un solo ser, es dejar de tocar la tierra para ir al cielo. Amor es saber que tú me amas, es querer sentir el calor de tu cuerpo y tu respiración siempre junto a mí, cuando te conocí supe que tú eras mi otra mitad, que eras tú el amor de mi vida. Ahora somos como uno solo, amándonos de una forma que ya no es normal, y queriendo estar juntos por siempre, toda la vida y más allá de la muerte, por toda una eternidad...

Otra vez me aprieto contra ti, el viento sopla con fuerza a nuestro alrededor, un martes de diciembre, hace frío, un frío que hiela la sangre, y sin embargo yo estoy caliente, seguimos pegados uno al otro y no hay nada que nos pueda separar. Y otra vez tu mano, por dios, tu mano debería estar prohibida. Es tan increíble que casi me hace sentir culpable. Me demuestras que me quieres una y otra vez…

Cuesta muchísimo luchar contra la fuerza magnética que empuja hacía ese último abrazo cuando tenemos que separarnos, mis labios no quieren dejar el vicio, no lo consigo, no tengo fuerza de voluntad para separarme de ti, necesito que inventen parches de desintoxicación contra tu olor y aún así sé que no me los pondría porque no quiero inmunizarme a ese perfume nunca, me encanta que me aturda. Me encuentro a gusto en ese estado de éxtasis, pierdo el miedo, disfruto de verdad dejándome manejar por cada caricia, cada beso, me pierdo en cada suspiro naufragando en el mar de esa mirada... es puro éxtasis.

Desnúdame lento, no me preguntes si quiero, no pidas permiso, apaga la luz, enciende tu fuego y enciéndeme… que comiencen los gemidos y los susurros de placer, pásame tu energía que yo te recibo. Que se detenga el tiempo, bésame lento, ámame hasta hacerme perder la razón. Soy brasa ardiente, ven entra en mi hoguera. Cubre mi cuerpo con el tuyo, ahoga con tus besos mis gemidos y suspiros. Deja que tu lava ardiente entre en mi vientre e inunde el camino del deseo porque soy la voz de ti mismo, la voz de tu deseo liberado y sometido...

Así como las flores necesitan la lluvia para crecer, como el aire se necesita para respirar, como las aves necesitan sus alas para volar, como la guerra necesita la paz, como el fuego necesita el agua para apagarse y como el día necesita de la noche para descansar... Así te necesito yo a ti para poder vivir.

No obstante, mi amor, nunca olvides que cuando nuestra intransigencia topa de frente puedo odiarte con la misma intensidad con que te amo.

domingo, 29 de enero de 2012

Eres mi calma

Esta tarde me apetece mucho, muchísimo, demasiado, irme a tomar algo contigo, pasear junto a ti tomada de la mano… pero en este instante lo único que puedo hacer es dar una vuelta contigo en mi mente. Cuando escribo de amor siempre intento decir algo nuevo, que no suene siempre a lo mismo, aunque en el fondo siempre hablo de ti, de mi, de lo que siento, de lo que compartimos. Desde que te conocí no has dejado de latir dentro de mí y de hacerte mi pensamiento más frecuente, mis letras son gotas de tu esencia que llevo dentro y me rebosan.

Puedo estar en cualquier sitio esperándote y al verte llegar olvidarme de todo el tiempo que quizás esperé y parecerme que llevo allí apenas unos segundos y después estar junto a ti horas que tras consumirlas me parecen sólo cinco segundos. Puedo mirarte horas sin cansarme, puedo besarte hasta que me duelan los labios, puedo abrazarte hasta que tu piel quede marcada en la mía.

¿Cuándo comencé a amarte?, no sé, entraste en mi alma sin darme cuenta o quizás mi corazón siempre estuvo reservado para ti. El amor hace brotar en nosotros la confianza, nos complementa y nos enriquece, destierra de golpe la angustia, el miedo, la incertidumbre, la tristeza, y siembra en nuestro corazón esperanza, alegría, seguridad, ternura. Por eso me gusta tenerte conmigo, vivir de a dos la vida, que seas mi amor y mi amigo, que me mires y sonrías haciendo dulces mis noches y compartiendo mis días.

Tu sonrisa me invita a volar, tus caricias me incitan a amar, tu presencia me invita a soñar, me encanta escuchar tu voz cuando me susurra al oído un sencillo te quiero. Adoro tus labios que se acercan y me besan sin cesar, tu cuerpo que me excita, me llena y me cubre de pasión, una pasión inagotable, inacabable que me pide que te ame.

Tengo suerte de haberte conocido y tenerte. Cuando las penas de la vida me abruman, me apoyo en tu amoroso consuelo, me refugio entre tus brazos cálidos y amantes, y sólo escucho tus dulces palabras que me tranquilizan y me arrullan. Tú eres mi calma, mi eterna paz. Me das alegría, me llenas de ilusión y de vida. Lo real supera a lo imaginado, lo vivido a lo soñado, superas tú a cualquier otra cosa.

En una serenata de besos y caricias nuestros cuerpos se desnudan... luego el peso de tu cuerpo sobre el mío, entrando en mi, cabalgata de amor bajo la luna... ¡Ámame incesante amor…! A tus instintos subyúgame y con tu ardiente aliento ve dorando cada poro de mi cuerpo. Bailotean tus dedos, suben, bajan, se retuercen, embriagadoramente me acosan… me encienden y mi carne se inflama deslumbrada con tu virilidad. Con una brisa de besos te envuelvo. Tu lengua y mi cuerpo, tu respiración y mi aliento, tu sudor, mis gemidos... los latidos se aceleran y tu cuerpo sobre el mío, cabalgando en un corcel que se desboca... Luego riegas el jardín de mis entrañas y el corazón se me baja al vientre.

Tú despiertas el volcán que duerme en mi piel, cuando tus manos diestras transitan por mi cuerpo, cuando tu boca me recorre y clavas tu lengua como un huracán enfurecido, cuando tus sedosos dedos tan ardientes llegan a mi centro de placer, adoro tu modo de amar salvaje y primitivo… necesito de ti como el paisaje necesita del viento y el rocío.

Mi amor, esta noche, haz explotar nuevamente en mí toda la pasión, que reluzca el deseo, que mi cuerpo tiemble al sentir tus manos, que mi alma se pierda y enloquezca en medio de tanta lascivia, llévame en tus brazos por el camino de la perdición. Te lo pide mi cuerpo... Te lo pide mi alma. Cólmame con esa pasión llena de fuego, que se confundan nuestros gemidos, quiero escuchar tus susurros al hacerme el amor, quiero sentirte dentro de mí… Eres lo que mi cuerpo necesita. Amor mío, apaga mi pasión con tu deseo.

viernes, 27 de enero de 2012

Estoy extenuada

Esta semana he tenido mucho trabajo, además mi querida amiga Cary está de vacaciones (ustedes saben lo que eso significa) y me ha tenido toda la semana en jaque. Hemos ido de tiendas, de paseo y planeado un viaje a la playa que no se nos ha dado. Nos hemos acostado tarde casi toda la semana, han sido tardes y noches de juerga (por supuesto no toda la noche como hace unos días) hasta altas horas de la noche. Por Dios, estoy extenuada, ella está de vacaciones pero yo NO. Por suerte hoy es viernes y mañana tendré descanso (eso espero).

Ayer nos reunimos para despedir a su sobrina que se va esta noche de regreso a Alemania. Desde mediodía ya estábamos escuchando música, jugando dominó, cocinando, bebiendo y preparando los comestibles de la fiesta que íbamos a hacer en la noche. Habíamos comprado hasta un cake. Las horas transcurrieron entre risas y cuentos. A la hora de comida tuvimos que salir a buscar más bebida (cerveza y ron) y refresco para los muchachos, por supuesto fuimos nosotras con su sobrina, nuestros queridos maridos los dejamos jugando dominó y a cargo de la cocina terminando lo poco que faltaba para servir la comida.

En el trayecto nos reímos mucho y nos bebimos unas cervezas súper frías, estaban exquisitas. De regreso servimos la comida para después continuar con la diversión que duró hasta las dos de la madrugada. Como ven, amigos míos, volví a acostarme muy tarde para levantarme muy temprano para ir a trabajar. Pero bueno, la pasamos de maravilla como siempre y eso es lo que vale. El cansancio pasa, unas cuantas horas de sueño reparador y todos estaremos como nuevos.

Se me olvidaba contarles que a las dos de la madrugada cuando ya nos íbamos a Cary le surgió la idea de irnos para el muro del malecón, ¿qué les parece?, ¡se imaginan! ¡Entonces sí que amanecemos! Por suerte desistió, aunque la idea quedó pendiente porque no fue desechada por nadie, es demasiado tentadora. Una noche en el malecón habanero (en una parte alejada y tranquila) entre amigos cantando y riendo con olor a salitre es bienvenida en cualquier momento. Ya les contaré.

jueves, 26 de enero de 2012

¡Paciencia!

Tengo que buscar la forma y no sé cómo de tratar de entenderme con mi hija adolescente, es muy difícil. Es una muchacha inteligente, agradable en extremo, muy buena en general… pero ¡por Dios! Demasiado voluntariosa y caprichosa, en muchas oportunidades hace su voluntad aunque le explico mil veces las razones y los por qué de un asunto determinado. En ocasiones cede ante los argumentos que le doy aunque no esté con vencida del todo, sé que lo hace para terminar la confrontación y que la situación entre las dos baje la tensión.

En la vida es importante tener paciencia para muchas cosas, pero es muy necesaria cuando se tienen hijos adolescentes porque ellos son todo un desafío. No es fácil lidiar con ellos, para eso necesitamos en primer lugar respirar profundo y después recordar que están recorriendo el camino de la dependencia a la individualización, que puede ser doloroso pero, como todos sabemos es una travesía crucial en la vida porque individualidad e independencia son la marca distintiva de una adultez exitosa. Una fuente común de conflictos entre padres e hijos es que no pensamos del mismo modo.

Para el diario batallar con nuestros hijos adolescentes necesitamos llenarnos de sabiduría pero sobre todo de paciencia para no perder los estribos y terminar entre insultos y gritos. Saber utilizar la paciencia nos ayudará mucho a sobrellevar esas adversidades porque nos permitirá pensar las cosas con claridad. Sabemos que la mejor manera de educarlos es enseñándoles a crecer, a madurar, a tomar conciencia, a razonar porque sí y porque no, pero para todo eso hay que dialogar con ellos, haciéndolos reflexionar, no es fácil pero si posible. Con paciencia (contando hasta mil si es necesario) educaremos personas de bien que aprenderán a pensar y a razonar las cosas antes de hacerlas.

Los adolescentes en todo momento ponen a prueba nuestro aguante con sus repetidos argumentos y demandas. Necesitamos mantenernos bajo control para no perder la compostura porque siempre van a empujar más y más hasta que explotemos. Cualquier cosa que creamos que ya hemos dominado, nuestros hijos adolescentes van a ponernos constantemente a prueba.

Para no impacientarnos (aunque no siempre se logra) es primordial que los padres comprendamos que, aunque los hijos vienen a través de nosotros, ellos necesitan hacer su propio proceso; son personas con intereses, ritmos, capacidades diferentes... Muchas veces los problemas no están en ellos sino en nosotros que volcamos en ellos nuestras propias insatisfacciones, miedos o frustraciones. Necesitamos aceptar y querer a nuestros hijos de manera incondicional, cuidarlos, orientarlos y permitir que hagan su camino sin interferir, salvo que detectemos riesgos en su andar.

Muchos padres que no miden sus palabras al decirles cosas como: eres bruto, eres un vago, recoge que no soy tu criada, no sirves para nada, etc, o hacerles pasar vergüenza delante de sus amigos con términos que disminuyen su autoestima y que los padres dicen cuando han perdido la paciencia. Eso nunca lo hago, no me gusta ponerlos en situaciones difíciles, aunque a veces creo que se lo merecen, afortunadamente siempre me he logrado controlar.

Cuando los hijos llegan a la adolescencia, convivir ¡es nadar contra la corriente! Por eso necesitamos todas las herramientas disponibles: sentido del humor, flexibilidad, mucha pero mucha paciencia… Frecuentemente nos confrontamos con los mismos asuntos y continuamente nos repetimos: "¿Cómo me pueden hacer esto?”, “Yo no me merezco esto”, "Pero qué se creen" “Hasta dónde van a llegar”, “¿Es que no piensan?” o cosas por el estilo. Con ese disco de repetición constante, la respuesta natural a las situaciones frustrantes cuando se desatan es la falta de paciencia y finalmente el enojo.

No podemos olvidar que como humanos todos fallamos, y una de las maneras de remediar eso es… pedir perdón, eso es bueno para los padres y para los hijos. Para nosotros como padres porque les demostramos que si se equivocan puede rectificar y seguir luchando con el motivo del error, con eso les damos un buen ejemplo. Y para los hijos porque al ver que sus padres lo pueden hacer, ellos también pueden cambiar. Nosotros somos ejemplo e influencia en nuestros hijos.

Cuando nos enfrentamos a ellos a reclamarles una mala actitud o algo inadecuado que han hecho tenemos por todos los medios que mantenernos calmados por muy molestos que estemos. No podemos tomárnoslo como algo personal y reaccionar a insultos o desprecios personales porque realmente no tienen la intención de hacerlo, simplemente es el resultado de sus desafíos, inquietudes e inseguridades.

Los años de adolescencia son maravillosos, pero son definitivamente muy desafiantes. Trabajar en nuestro autocontrol no es una garantía de éxito porque la adolescencia es tumultuosa, sin importar cuán paciente seamos o el buen sentido del humor hayamos desarrollado. Si no nos enfocamos en crecer nosotros ante las dificultades estamos destinados a perder la guerra. Aunque existan esos "momentos" de histeria, enojo, lágrimas y silencio también existirán risas, cariño, apertura, etc... si estamos preparados. Todos necesitamos crecer como persona inclusive sin el incentivo de hijos adolescentes, pero con ellos es absolutamente esencial.

Tratar con ellos no es fácil. Los que piensen lo contrario, no se preocupen cuando sus hijos crezcan los disuadirán sutilmente una y otra vez. Habrá momentos en que no sepan qué hacer, especialmente en cuestiones de disciplina.

En resumen, debemos corregir a nuestros hijos porque lo necesitan no porque nosotros estemos molestos o hayamos perdido la paciencia. Honestamente, es fácil perder los estribos. Para algunos más que para otros, pero es la cosa más contraproducente que podemos hacer como padres porque es admitir que sus hijos están fuera de control y no podemos con ellos. También es cierto que en cualquier disputa entre la emoción y el sentido común, casi siempre gana la emoción. Tal vez nuestra mejor jugada sea intentar otra solución cuando las cosas se ponen tensas, antes de ventilar nuestra ira.

Aunque parezca difícil es preferible mantener el control de nuestro carácter para no explotar porque después es más difícil recuperar el cauce. Una vez que pasamos el punto sin retorno, es como saltar desde una azotea e intentar detenernos a mitad de camino del suelo. ¡Demasiado tarde! Por eso necesitamos paciencia, amigos, los que tienen hijos adolescentes saben muy bien de lo que hablo, los demás esperen que les llegue el turno y entenderán.

Por lo pronto, en mi caso particular seguiré sorteando los conflictos que se me presenten en el recorrido por estos años tan difíciles y a la vez importantes en la vida de mi princesa.

martes, 24 de enero de 2012

Cuando hacemos el amor


En tus manos cuelga mi fantasía, tu sonrisa es invitación a un viaje libidinoso donde deposito la ilusión de tu cuerpo entrelazado a mi alma en la cama de la perdición. ¡Que se detenga el tiempo! que no hay segundos para pensar... La ropa desaparece y quedas vulnerable ante mi, ante mi deseo extasiado por dominar tu cuerpo enardecido y guiarte al infinito de mi ser; recorre con tu boca mi piel que quiero vencer al tiempo, a la disputa del amor y lo correcto, que sólo hay una vida y la mía se pierde en tu cuerpo.
Cuando hacemos el amor la luna es testigo de la desnudes completa de cuerpo y alma... el corazón se nos quema por la pasión y palpita a mil, nuestros cuerpos se funden en uno solo, y la sombra de ellos baila al ritmo de nuestra respiración, que sale de nuestras bocas como gas de un volcán... cuando hacemos el amor me siento mas viva que nunca... Tu mirada que me cautiva desnudándome los sentimientos, tu boca arde por la transpiración que saborea de mi cuerpo, tus manos tiemblan cuando rozan mi piel que resplandece por la locura... viajo al paraíso cuando te tengo dentro mí...
Cada caricia recibida lo hace más excitante… Un beso con malicia, una mirada. Lentamente tus caricias me van envolviendo, las palabras que susurras me incitan y me enloquece el vaivén de tu lengua que entre mis piernas transita… Hace que llegue al cielo con auténtica efusión la piel erizada, las pupilas dilatadas, los gemidos, los latidos y el corazón a mil, todo es parte de la pasión… hasta que todo se vuelve electrizante, como fuego ensordecedor llega lentamente hasta convertirse en ¡explosión!, ¡Caliente!, ¡embriagante!, el orgasmo es intenso.
Sexo divino, complemento del amor, comunión espiritual entre tú y yo que termina en orgasmo de la plenitud del amor... En un último gemido escucho que ME AMAS... Después de tan maravillosa experiencia me acaricias con ternura mientras yo reposo en tu regazo esperando emprender de nuevo la aventura.

sábado, 21 de enero de 2012

Lo que esperamos de los demás

Hace unos días me encontré con una amiga que hacía algunos años que no veía. Un hecho que me dejó un sabor agridulce porque después de la alegría del reencuentro, mientras conversábamos vino el desánimo del desencuentro. No crean que estoy loca, es cierto, a los pocos minutos de estar hablando me sentí desalentada porque la persona que tenía frente a mi no era ni la sombra de quien yo había conocido en años anteriores.

Antes era una persona muy sociable y divertida, ahora es una mujer muy frustrada, que manifiesta que “no ha tenido suerte en la vida”. Pero el problema es que ha basado su vida en esperar que los demás le proporcionen todo aquello que cree que necesita y de la manera que ella espera. Sus amigos y su familia no han estado “a la altura” y se siente sola frente al mundo. Mi desánimo del desencuentro aumentó cuando me di cuenta de que yo tampoco estaba ya “a la altura”, me estaba convirtiendo en una nueva decepción para ella porque no le estaba diciendo lo que ella quería oír.

Cuando miramos a nuestro alrededor vemos personas que tienen diferentes puntos de ver la realidad, depende de cada uno y sobre todo de las acciones. Cada uno puede cambiar su realidad, sólo hay que buscar la manera y poner mucha voluntad, porque a pesar de que siempre existen muchas posibilidades muchas, no faltarán los obstáculos. Pero para cambiar la realidad primero hay que cambiar la forma de ver las cosas.

Entiendo que no se pueden desbaratar los esquemas mentales de un plumazo y tampoco lo pretendía cuando hablaba con ella. Tan solo intenté que se diera cuenta de que su dolor es el fruto de esos esquemas, nada más, y que ser conscientes de ello es el primer paso para poderlos cambiar y así cambiar su realidad.

Cambiar muchas veces es una palabra difícil de pronunciar, pero no muchas veces es difícil de lograr, el punto es diferenciar entre el bien y el mal. En la vida se aprenden muchas cosas, se viven experiencias que son concluidas en un lugar y tiempo determinado, uno en la vida va aprendiendo a cruzar diversos caminos, un mundo en el que existen diversos retos. Tenemos que mirar las cosas desde varias perspectivas, relacionarnos con los demás y darnos cuenta que podemos desarrollar diferentes actividades. No podemos pretender que todo lo que aspiramos y deseamos venga en la medida que queremos de las manos de los demás, tenemos que tener voluntad para enfrentar la vida y asumir lo que nos toca a nosotros como entes sociales.

La voluntad es la capacidad de los seres humanos que nos mueve a hacer cosas de manera intencionada, por encima de las dificultades, los contratiempos y el estado de ánimo. La voluntad se manifiesta "haciendo". No por nada se ha dicho que "obras son amores y no buenas razones". Es necesario aprender a usar las dos manos y no tirar tanto de las de quienes te rodean, necesitamos ser autónomos, independientes, y tirar del carro con las fuerzas que tenemos dentro, que son grandes si te esfuerzas.

No podemos esperar que los demás cubran siempre nuestras necesidades, que se muevan en función de ellas. Nosotros somos quienes más podemos hacer por satisfacerlas, y también hay que aprender a vivir con algunas necesidades insatisfechas sin por ello venirse abajo. Tampoco podemos juzgar a todos con la misma vara sencillamente porque no cumplen con lo que nosotros queremos y en la forma que deseamos. Las personas que nos rodean nos aportarán muchas cosas, su compañía, su ayuda en determinado momento, su conversación, su apoyo… pero no son nuestros brazos, y nosotros no somos niños pequeños necesitados de que alguien balancee constantemente nuestra cuna para poder conciliar el sueno.

Es inútil, además de una osadía, pasarnos la vida esperando a que los demás se acoplen a nuestros intereses, ideales, creencias y circunstancias. No podemos pasarnos la vida esperando que alguien nos llame, nos visite, nos escuche o actúe por nosotros, en ese instante exacto en que pensamos que es el oportuno y de la manera que consideramos que es la correcta. Tampoco podemos pasarnos la vida mascullando entre dientes “eso no lo haría yo”, porque resulta que él o ella es otra persona, con otros principios, otras vivencias, otras carencias, otra visión de las cosas y otra manera de actuar, de pensar y de sentir.

Es muy difícil hacerle entender a alguien que es necesario aceptar a los demás como son y mostrar hacia ellos la misma comprensión y generosidad que esperas para ti mismo. Ojala todos fuésemos capaces de romper esa vara de medir que guardamos y cuyos valores numéricos aplicamos en función de lo que cada cual consideramos correcto o incorrecto, y que generalmente utilizamos para etiquetar a los demás y esconder detrás de esa pegatina nuestras propias sombras y justificar nuestra decepción.

En cualquier lugar existen personas dispuestas a ayudarnos, a permanecer junto a nosotros en las buenas y en las malas, pero son seres humanos como nosotros y no son perfectos. Además sus puntos de vista nunca van a ser los nuestros. Esa persona que aunque no tenga experiencia de las situaciones que estamos viviendo es capaz de ayudarnos a encontrar una solución, y mucha veces nos ayuda a darnos cuenta que nada esta fuera de nuestro alcance, que todo es cuestión de esfuerzo y dedicación, de voluntad.

No podemos esperar de los demás otra cosa que aquello que ellos mismos son, y no hay sensación más hermosa que la de la gratitud cuando alguien se entrega a ti tal y como es, con sus luces y sus sombras, sin miedo a que le juzgues, y te acepta a su vez, con tus luces y tus sombras, sin medirte ni juzgarte. Y esa es la grandeza, la maravilla, de la amistad, del amor.

A cualquiera que le preguntes qué espera de la gente que quiere te dirá que: lealtad, entrega, confianza, compasión, generosidad... Pero lo curioso es que cada uno aplica su propia visión de estos valores tergiversada, contaminada, por sus propias ideas. Es imposible adaptarnos a los fundamentos que tiene cada persona que nos rodea que le sirven de referencia en el momento de valorar e incluso juzgar a los demás.

Por mucho que hablé con mi “amiga” de todas estas cosas, ella no entendió nada y siguió diciendo que ella lo que no tenía “era suerte en la vida”. Es lamentable, seguirá siendo una persona cada vez más frustrada e inconforme porque continuará esperando a que el mundo se adapte a ella. En medio de su creciente frustración no se dará cuenta de la certeza de la frase muy simple pero que abarca mucho: “uno no sabe lo que tiene, hasta que lo pierde”; y así es… aprenderá a valorar a quienes tiene a su alrededor y cuanto esas personas tienen para darle cuando los pierda definitivamente, entonces quizás entienda que no es que ellos no estuvieran “a su altura” sino que su maldita vara de medir era demasiado alta.

Todos en determinados momentos nos encontramos esperando, juzgando y sintiéndonos frustrados. Por eso es tan importante destrozar de una puñetera vez nuestra propia vara de medir para poder aceptar a las personas con sus virtudes y defectos, para saber valorar lo que nos dan, aunque no sea exactamente lo que nosotros deseamos. De esa forma seremos más felices porque no esperaremos de los demás lo que no pueden darnos.

No esperemos nada de quienes nos rodean y nos sorprenderemos con todo lo que nos entregan, simplemente vayamos escribiendo una historia distinta a las demás, original y llena de aventuras… que eso es la vida, una aventura donde nosotros somos los protagonistas.

viernes, 20 de enero de 2012

Amo la vida

En este nuevo año no tengo ningún propósito especial, al menos por el momento. Ni siquiera el eterno dejar de fumar. Solamente seguir amando la vida, porque soy una amante empedernida de la vida “a mi manera”, adoro la libertad y todo lo que esto implica. Curiosa. ¡Enamorada siempre! Amo ser libre, adoro las cosas sencillas, los pequeños placeres, la buena mesa (aunque no soy comilona), gozar del amanecer, un paseo por la playa, una conversación estimulante… Y así quiero seguir, quisiera que los sinsabores de la vida no me hagan cambiar.

Aunque no todo es como yo quisiera, sigo creyendo firmemente en la vida y en el abrazo de la gente que me quiere. Oponerse y guerrear constantemente con la vida no es la mejor opción, eso ya lo tengo claro. Pero mi propia estupidez me lleva a hacerlo constantemente. Prefiero ser su aliada, si me deja. Y seguro que lo hace.

Y bueno, al final de eso se trata, de buscar un equilibrio para lograr vivir como se nos antoje. ¿Qué está bien o mal? En ocasiones no hay cómo saberlo de inmediato. A veces, esto de vivir se complica, sin embargo creo en mi vida y también creo en la que vivo junto a ti. En este ir y venir por el mundo el alma nos guía, aunque a veces es difícil entenderse con ella. Yo la tengo bien conectadita y a veces siento que me pierdo de tan fuertes que son las corrientes externas. Pero sigo creyendo en lo simple, en la pureza y la sensibilidad de nuestras vidas.

Amo la vida y ¡la disfruto! porque es el don más grande que nos fue dado, fue mi poseer primero y será el último que me será quitado. He conseguido infinitas experiencias donde el valor de la más leve sobrepasa al valor de todo el oro del mundo. Amo el sol de cada mañana, las noches frías, cada día que me llena de nuevas experiencias, y lo que más amo es el amor que en ella he encontrado, ese amor que me ayuda en cada tramo a seguir adelante.

Venero la vida que me aguarda en cada esquina y me acompaña, con olvidos y sin ellos, con amor, con dolor, con esperanzas y con todas las penas que se arrastran, ese amigo que me brinda todo sin pedir nada, amo el hoy que me devora a cada paso, el ayer que es el recuerdo y la nostalgia… Y el mañana, para que no me digan luego que no lo tuve porque no lo amaba.

En ocasiones es raro encontrarse cara a cara con el pasado, ¿no?, al menos así me sentí, rara, cuando una vieja amiga me contó los pormenores de su encuentro con algunos de nuestros amigos del pre-universitario. Más tarde estando en la casa busqué algunas fotos nuestras de esa época y al verlas me hicieron recordar viejos tiempos. Pero lo gracioso es que esos recuerdos no fueron precisamente al lado de ellos, jajajaja sino de mi vida en aquella época. Caí en cuenta que apenas advertimos como pasa el tiempo, todo pasa frente a nosotros y apenas nos damos cuenta porque vamos tan de prisa por la vida, con miles de ocupaciones, problemas, metas, angustias y cuando volteamos la cara ahí está el pasado mirando como seguimos corriendo y de pronto es como si fuera un amigo de toda la vida, sólo que cada vez es más extenso, lleno de recuerdos y claro también de olvidos porque olvidamos muchas cosas unas por el paso del tiempo y otras porque queremos olvidarlas.

¡Qué sería la vida sin recuerdos! Ellos lo mismo te arrancan sonrisas que lágrimas, y a veces hasta un color rojo en las mejillas por recordar lo que nos daba vergüenza... Voy a seguir recordando, alentando a mi mente a seguir aunque a veces me grite que mejor pare...

La vida sería tan sencilla y hermosa sin rencor, sin envidias, sin egoísmo, pero cada vez más me convenzo más de que eso sólo sería posible sin seres humanos, porque somos tan imperfectos que destruimos la armonía de la vida, somos egoístas y creemos que sabemos todo sin darnos cuenta que realmente ¡no sabemos nada! y pasamos por alto lo más importante, las cosas que hacen de éste mundo algo bueno y especial. Muchas veces queremos adornar y llenar los vacíos del alma con cosas materiales, no acabamos de darnos cuenta que lo elemental está dentro de nosotros mismos y que lo demás es secundario, pero… ¿qué difícil verdad?, la vida va demasiado rápido para alcanzar nuestro pensamiento, para detenernos a amarnos, a observarnos y a pensar.

He amado, llorado, perdonado y saboreado el dulce amargo paladar de las experiencias. No cambiaría nada de lo que soy ni a las personas que me rodean porque soy feliz.

Mi única meta en este año, por ahora, es seguir amando la vida y las cosas bellas que hay en ella, pero sobre todo amar, amar y amar.

martes, 17 de enero de 2012

Amiga, fueron… ¡30 horas de juerga!

En varias ocasiones hemos hablado de los amigos, me gusta escribir sobre la amistad que para mi es un sentimiento no solo hermoso sino sagrado. El auténtico valor de la amistad se deriva de lo difícil que es conseguirla y mantenerla. Los amigos nunca especulan sobre tus intenciones. Nunca necesitan una razón para quedar contigo. Los amigos solo esperan que seas tú, y se alegran por ello.

En la vida nos encontramos con personas que marcan la nuestra, son especiales, admirables y por las que sientes un cariño real. Esas personas son los amigos verdaderos, con quienes compartimos todo, nuestros momentos buenos y malos. Esas personas están unidas a nosotros por vínculos más fuertes que la sangre, están unidos por un cariño verdadero. Son quienes comparten, luchan y penan junto a nosotros más que la propia familia en muchas ocasiones.

Hoy les contaré lo que pasó el otro día en casa de mi gran amiga, que como ya saben nos reunimos mucho ambas familias para pasar largas horas de diversión. Comemos, bebemos, jugamos dominó, los muchachos juegan en computadora y también se suman en ocasiones al dominó, ¡Ah! La música no falta aunque a veces luchamos con nuestros maridos porque solo quieren escuchar boleros, a lo que los muchachos se oponen y a nosotros aunque nos gustan tampoco es para toda la noche. En fin estas reuniones que ocurren lo mismo en una casa que en la otra (es decir en la de ella o en la mía) pueden comenzar a las 3 de la tarde y terminar a las cuatro de la mañana (no siempre son tan largas pero si muchas veces lo son.

Hace unos días habíamos quedado en reunirnos en casa de Cary para comer y pachanguear un rato. Nosotras y nuestros hijos comenzamos la “fiesta” desde antes del mediodía, mientras nuestros maridos aún trabajaban. Cary y yo alternábamos el dominó y la cocina para poder jugar con ellos, que a veces se quejan de que cuando llegan los hombres ellos no pueden jugar o lo hacen muy poco. La tarde fue transcurriendo entre risas, juegos y música para todos.

Llegó la noche y con ella nuestros maridos. La comida estaba lista, ellos se dispusieron a preparar una ensalada y a freír tostones, al cabo de un rato servimos la mesa. Después de la comida los muchachos se fueron a dar una vuelta y nosotros los adultos, continuamos con la música, las risas, el dominó y los tragos. Así fue transcurriendo la noche, en una gran algarabía y sobre todo con mucho amor.

Los muchachos regresaron un poco tarde pero se pusieron a jugar en computadora los dos varones y a chismear las dos hembras. Alrededor de la una de la madrugada los dos mayores se fueron a dormir, el otro varón también y quedó mi princesita que es más dura de pelar. Se nos unió en la sala, y sustituyó en el dominó al marido de Cary que ya se estaba quedando dormido. Cary y yo teníamos un récord de juegos ganados (siempre les he contado que nuestros “pobres” maridos pierden con nosotras casi siempre), un rato después el mío dijo que ya no podía más y que se iba a acostar y para asombro mío, ahí mismo se acostó porque no quiso ni irse a casa. Eran alrededor de las 2 de la madrugada.

Como verán quedamos Cary, mi hija y yo, las tres nos pusimos a escuchar música mientras hacíamos algún que otro cuento y continuamos con las risas. Al poco rato ya no teníamos bebida y la niña quería refresco, que también se había terminado. ¿Qué creen que hicimos? Pues sencillo, nos fuimos hasta el Cupet a comprar cervezas, ron y refresco. He increíblemente a las tres y media de la madrugada andábamos nosotras tres solas en plena calle, muertas de risa y comprando cosas.

Cuando regresamos a la casa, la niña se preparó una “merienda” y después dijo que se iba a dormir. Cary y yo, nos empezamos a tomar las cervezas que habíamos comprado mientras seguíamos escuchando música y contándonos algunos chismes con total libertad pues ya nadie podía oírnos. Así transcurrieron dos horas más, donde el sueño empezó a vencernos pero como ya eran las 6 y 15 ella me dijo: “Bueno como esta es la hora en que me levanto a diario, voy a colar un café”.

Sin dejar de reírnos, ambas fuimos a la cocina, y cuando estábamos degustando el néctar, se levantaron nuestros hombres dispuestos a seguir la fiesta y asombrados de que no habíamos dormido. El café nos “cargó las pilas” y continuamos el día entre risas, música, bebida y juego. A las dos de la tarde, ya no podía más y regresé a casa (por suerte son unas pocas cuadras), con la promesa de ellos de que vendrían en la noche. Pero fue imposible, cuando llegué estaba casi dormida, solo atiné a tomarme un refresco y me acosté, con ropa y todo.

A duras penas a las ocho de la noche di el sí, preparé algo de comer, me di un baño y hablé con mi amiga por teléfono. Nos reímos mucho de aquella locura, había sido demasiado, estuvimos ¡30 horas de juerga!, ellos durmieron unas horas pero nosotras estuvimos a tiempo completo. Por tanto a las diez de la noche ya el sueño me había rendido nuevamente.

Pero sin dudas fue un fin de semana inolvidable, como casi todos los que pasamos juntos, pero este fue espectacular. Difícil es encontrar todas las palabras que describan nuestra amistad.

La amistad que yo te ofrezco es para toda la vida y en alguna otra si nos volvemos a reencontrar, es sincera y sin reproche. Es libre de juicios y pese al qué dirán sabes que en mí siempre podrás confiar, es sin condiciones ni ataduras porque eres consciente de todo lo que haces al igual que yo. La amistad que te ofrezco no quiere causar confusiones ni mucho menos complicaciones... sólo desea lo mejor a cada paso que das, aunque sea sin mi, sabes que siempre estaré contigo.

La amistad que yo te ofrezco es de tiempo completo y espera día a día una sola sonrisa tuya para seguir motivada. No deseo verte sufrir, ni mucho menos llorar, pues en un arrebato de coraje podría desgarrar al que causó tus lágrimas. Mi amistad estará aquí esperando por ti en las buenas y en las malas, siempre con una palabra cierta y sincera sin ocultar lo que realmente sucede en nuestras vidas, estará siempre presente para brindarte un tierno abrazo, o un dulce beso, y en todo el tiempo posible decirte lo mucho que te quiero, amiga mía.

Pero, por favor… ¡un poco de cordura porque no podemos estar empatando un día con otro!

domingo, 15 de enero de 2012

Risa, alegría y amor.

Que vivan quienes nos hacen reír, aquellos que aman la sonrisa, la buscan, la desean, la ansían y no desesperan hasta que la provocan, Que vivan los que aman la risa como yo, aventurándose a encontrarla por casualidad en cada esquina, viviendo de esa esperanza. Voy a suicidar mis penas desde el lugar más bonito, convencida de que su prolongación no tiene sentido... Más penosas que nunca mis penas, aisladas en un huequito del corazón que no es lo suficientemente amplio, tratan de ahogarme en un vacío oscurecido mientras más angustia generan. Pero el amor y aquellos que me hacen reír hasta el cansancio, minimizan mis penas para evitar que me dañen demasiado.
Muchas veces de la nada y cuando menos lo espero aparece una sonrisa que me corta la respiración, y entre la gente tan sólo sé distinguir esos ojos que me matan por un segundo cuando parpadean. Si, son los tuyos, siempre, hasta que se me pare el pulso. ¿Sabes? Lo mejor que me pasa por la cabeza va siempre dirigido a ti.
Con tu risa, tu alegría y tu amor lograste construir un mundo para nosotros dos, extendiendo mis sueños, conquistando cada espacio de mi piel, no sé cómo haces para mantener el fuego en mi corazón anhelando sentir tus besos, cómo hiciste para descubrir lo que sentía si al conocerte me alejé de ti cuanto pude para ocultar mis sentimientos porque me enamoré de ti sin poder evitarlo y eso me dio miedo.
Estuvimos mucho tiempo sin conocernos realmente, tan cerca y tan lejos, a escasos pasos de distancia entre tu corazón y el mío, te buscaba sin buscarte y de lejos seguía tu juego. En ese tiempo alimentaba mi fantasía que no era más que una ilusión fugas… y ya ves, hoy aceleras mis latidos con tan sólo sentir que te estoy pensando, y aunque la perfección no existe yo siento que contigo todo es perfecto… Gracias por hacerme vivir esos momentos tan bonitos, cada día contigo es algo mejor y provocas en mí un nuevo sentimiento.
Bendito tu amor y la alegría que no permite que caigan las comisuras de mis labios, que las mantiene siempre arriba, guardando un beso en cada una de ellas, un beso de esos que se dan en medio de una sonrisa, o entre carcajada y carcajada. Bendito el deseo y las ganas de ti que llenan mi cuerpo. Que se mantengan vivas cada letra que te escribo y cada historia de amor.
Cuando estamos lejos tu recuerdo me hace valorar cada segundo que hemos pasado juntos, y pienso que la ausencia no es real porque sin ti nada es lo mismo, no siento esas mariposas volar alrededor de mi corazón… anhelo detener el tiempo, para decirte que eres importante, que sin ti el mundo no es más que un vacío lleno de ausencias, es sólo un mal sueño del que quiero despertar… Cuando mi mundo se está desmoronando, te miro y puedo sentir que nada importa, que junto a ti todo estará bien. Jamás imaginé que llegarías tan profundo en mi corazón…
Quiero que todos nuestros momentos sean eternos, como aquel día ¿lo recuerdas? Llegué de sorpresa, no me esperabas y no me sentiste ni entrar, estabas inmerso en lo que estabas haciendo. Cuando me di cuenta que no me escuchaste llegar me descalcé para desprenderme de mis tacones y no hacer ruido. Estaba lloviznando y hacía un fuerte viento entraba por la ventana. Y así, con el pelo revuelto, un poco mojada atravesé la estancia y me fui acercando a ti con sigilo para no ser descubierta, tú estabas de espalda subido a una silla. Cuando ya estaba cerca dejé caer mis zapatos y la cartera al suelo, sólo entonces te diste cuenta de que alguien había entrado, te volviste y en medio de la sorpresa sólo sonreíste, te bajaste y tus ojos brillaban cuando venías hacia mi, sin mediar palabra me abrazaste con fuerza... tanta, que parecía que tu corazón latía dentro de mi, yo no quería que te dieras cuenta del latir nervioso y acelerado del mío, aunque supongo que fue inevitable
Suspiraste, me separaste, me miraste directamente a los ojos para ir rozándome con tu mirada descendiente, en ese momento me sentí desnuda, falta de aliento, siempre me perturba y me excita esa expresión entre pícara y maligna, libidinosa. Tu intensa mirada regresó de su recorrido y se detuvo en mis pechos, que bajo la fina tela (un poco mojada por la lluvia) mostraba mis pezones erectos quedando patente lo que me afecta tu mirada y tu tacto, tanto como cualquier cosa que pueda provenir de ti. Intenté decir algo pero tu dedo se posó en mi boca y tu mano agarró la mía para hacerme avanzar unos pasos hacia la otra habitación que tenía una luz tenue. Ante mi apareció la gran cama, perfectamente tendida, como si la hubiera hecho yo misma, tiraste suavemente de mi para hacer que me sentara en ella, y dijiste: “dame un momento”.
Allí quedé, nerviosa, creía que necesitábamos hablar. Esperé pacientemente unos pocos minutos hasta que te vi aparecer sólo con una toalla, con la piel húmeda, al igual que se estaba humedeciendo mi encaje. Te quedaste unos segundos mirándome, turbándome de nuevo y acelerando más si cabía mi ritmo y mi impaciencia… tu mirada era tan intensa y prometedora que lograste que bajara la mirada, me gusta cuando me miras así porque sé lo que va a ocurrir y lo deseo… y así fue, te acercaste, dejando caer la toalla que te cubría, me besaste profundo, con una mano me inclinaste suavemente hacia atrás y continuaste besándome, comenzaste a recorrer mi cuerpo mientras te ibas colocando entre mis piernas, tus manos deslizaron mi vestido hacia arriba y me acariciaban, mientras me mirabas, vi en tu mirada el deseo desbordante, mi labio inferior permanecía preso de mis dientes, y en ese momento me arrancaste las braguitas como si fueran de mantequilla. Volviste a besarme mientras seguías acariciándome, sabías que tu toque me estaba enloqueciendo.
Instantes después tu cara se perdió entre mis piernas, mientras yo me rendí de nuevo al placer de sucumbir a tu lengua navegando mi sexo con rumbo fijo pero con una lentitud inquietante y placentera; mordí mi puño, jadee, gemí, arrugué la impecable blancura de las sábanas con mis manos, ya no podía más. De pronto te detuviste para terminar de quitarme el vestido, me diste la vuelta, besando mi cuello y después mi nuca mientras yo miraba turbada en el espejo como seguías recorriendo con tu boca mi espalda con toda la pasión de la que eres capaz, llevaste una mano a mi cintura y la otra a mi clítoris mientras tu hombría se deslizaba lentamente, en suave y excitante caricia, entre mis piernas, cerré los ojos y me dejé llevar por el placer que me brindabas, perdí la noción del tiempo disfrutando de cada caricia de tus dedos y tu sexo estimulando cada zona erógena de mi ya rendido sexo, jadee de nuevo, estaba al límite y exploté en un fuerte orgasmo.
Me abrazaste y tu dureza lentamente comenzó a entrar en mí, haciendo que me abandonara totalmente a tu posesión de mi, seguí dejándome llevar… me gusta, lo deseo, deseo cualquiera de los placeres que tan bien sabes darme… perdí el control cuando tu mano derecha se dirigió nuevamente a mi clítoris, ya no quedaba rincón que no hubieras explorado, centímetro que no hubieras recorrido con tus manos, lengua y pene… mi deseo te pertenece, adoro perderme contigo en ese nuestro mundo de placer mutuo. Tus movimientos fueron acelerándose junto con tu mano que no me daba respiro hasta que estallé nuevamente... y después tú, que quedaste pegado a mi espalda, respirando cerca de mi oreja y susurrándome “te amo”. Sin despegarte ni soltarme, nos tumbamos de lado exhaustos, oliendo el uno al otro, y nos quedamos así… acoplado tú a mi espalda y yo reposando mi cabeza sobre tu brazo. Nos quedamos abrazados y entre palabras de amor murmuradas, besos, caricias y risas, nos venció el sueño.
Eres quien pronuncia mi nombre y me causa escalofríos, con quien nunca se acaban los temas de conversación, el antídoto a mi angustia, quien me encuentra perfecta y suficiente. Tienes miedo de que me aparte de ti, pero no pienses en eso, vivamos juntos un día a la vez y disfrutemos de cada momento que la vida nos regala. Y mientras podamos lograrlo yo te prometo que te seguiré amando mucho más que ayer. Jamás he querido hacerte daño, sólo quiero que la vida te de felicidad y alegrías, como tu me haz dado a mi desde aquel primer día que cruzaste tus labios con los míos y con ello sellaste una bella relación de amor. Y digo relación en vez de decir historia de amor porque toda historia tiene un final, y no quiero que la nuestra lo tenga. Por lo menos no quiero pensarlo.
Mientras tanto sólo sé que te amo, que me gusta estar junto a ti. Ayer volviste a preguntarme por qué te amo. Te lo diré una vez más… Te amo porque en tu mirada me pierdo sin encontrar camino de retorno, porque en un camino de laberinto sólo buscaría tu voz, porque entre mi orgullo y mi pasado sólo estás tú para cambiarlo. Te amo porque al verte siento el amor y la paz que me trasmites, fíjate que aunque estés lejos te siento cerca. Te amo porque tu risa acelera los latidos de mi corazón, porque llenaste cada rincón de mi vida con tu amor. Sin pensarlo cambiaste tu vida de libertad para dedicarte a amarme. Son muchas las razones que puedo darte para que entiendas porque te amo, pero hay una que la percibes desde que te estás acercando a mí, y es que tu me haces vibrar, tu toque me estremece y tu boca enciende mi fuego.

viernes, 13 de enero de 2012

¿De qué hablamos las mujeres?

Ayer conversando con un amigo me reí muchísimo porque el trataba de que yo le explicara de qué hablamos tanto las mujeres cuando estamos entre amigas. Me decía una y otra vez que él no entendía como podíamos pasarnos horas conversando. Intenté explicarle algunas de las razones y le dije que si espiara estas conversaciones le parecerían raras, descorazonadoras, asombrosas, a veces muy calientes y, a ratos, aburridas. Pero que si quería sacarle partido a estas “charlas”, no se limitara a intentar saber qué pensamos de los hombres, porque en cada frase que decimos se filtra nuestra concepción de la vida. Al cabo de un rato concluyó que las mujeres juntas éramos tremendas y si nos uníamos con amigas verdaderas el peligro era indiscutible, sobre todo para los hombres.

Hace unos instantes recordaba la conversación y volví a reír porque mi marido y el de mi amiga dicen lo mismo, que cómo es posible que si nosotras nos vemos tres y cuatro veces en la semana, además hablamos dos o tres veces por teléfono diariamente, en todas las ocasiones tenemos temas de sobra para conversar y nunca nos alcanza el tiempo, al punto de que al despedirnos en la puerta de la casa todavía ellos tienen que esperar que terminemos de decirnos algo.

¡Qué incomprensión, chicas! ¿Verdad? Para muchas mujeres juntarse con sus amigas no es tan fácil, porque la vida se complica y si a eso le suman que viven o trabajan y estudian lejos una de las otras para organizarse necesitan una serie de llamadas por teléfono o mails para ponerse de acuerdo en un lugar y una fecha determinada. Yo por suerte no tengo ese dilema como ya les dije. Pero para quienes lo tienen, ¿saben qué? Pienso que toda esa “burocracia” vale la pena con tal de pasar unas horas con nuestras cómplices de siempre.

Mientras que los hombres se reúnen a celebrar o a distraerse evitando estados de angustia, la mujer tiene la capacidad de reunirse con sus amigas tanto si está feliz como si está angustiada o triste por algún motivo particular.

Me imagino que los hombres imaginan los encuentros femeninos como una reunión donde tomamos un cafecito o té y comemos algún dulce mientras conversamos intercambiando nuestras habilidades en la cocina además de comentar la crianza de los hijos y la moda. Si yo imagino bien, entonces ellos imaginan mal. Porque en primer lugar cuando nos reunimos unas ponen bebida y otras comida, y en cuanto a los temas de conversación, como entre nosotras nos sentimos libres de contar cualquier cosa, mientras más maliciosa y osada sea la historia que se cuente, pues mejor. Por supuesto ellos siempre son un tema y si creen que somos sensibles y discretas al mencionarlos, nuevamente se equivocan. ¿De verdad quieren entonces saber de qué hablamos las mujeres cuando estamos solas? ¿Los hombres están listos para esta confesión? Yo no, pero ahí vamos.

Empezamos conversando de temas simples: chismes, matrimonios, nacimientos, rupturas, ligues, del trabajo, de la vecina, de recetas de cocina, marcas de ropa, ofertas, dietas, cosméticos, niños, medio ambiente, cine, novelas, anécdotas… Mientras pasan las horas nos vamos soltando y hablando cada vez con más desinhibición.

Bueno, para ser sincera, he hecho un escueto resumen de los temas que pueden desfilar en las reuniones de amigas, pero no he viajado a las profundidades del tema. Debo confesar que por primera vez siento que traiciono a mi género y tal vez más que a mi género, a mis amigas... pero por adelantado les pido perdón con sinceridad por si cuento algo que no debo, pero sé que en cada hombre que está detrás de la pantalla hay unas ganas enormes de saber de qué coño hablamos las mujeres cuando ellos no están y por qué demonios se escuchan siempre esas risas burlonas y estruendosas. Ellos tienen derecho a saber, amigas, aunque sea un poquito. Los pobres.

Además de los temas ya mencionados. Hablamos de sexo, de sexo y de más sexo. Todo lo relacionamos al sexo. Y es que hablamos de todo, desde el tamaño de un pene, hasta de los juegos sexuales que alguna ha probado, de cuántas veces alguien ha sido infiel, de cuánto se ha querido a un hombre, de los celos que podemos sentir de otra mujer que lo está rondando…

Mientras cada una cuenta sobre su nueva aventura, ruptura, relación… las otras preguntan detalles como: Qué tal su desempeño en la cama, sobre el tamaño, sobre como lo tenía la anterior pareja, sobre el tiempo que dura, etc. Que el relato sea más o menos explícito queda al gusto de la consumidora.

Todo esto lo hacemos entre risas y más risas, las carcajadas se escuchan como en parlantes y mientras la historia se hace más picante, nuevas botellas se destapan. El sexo, aunque no lo crean, ocupa un gran lugar en las conversaciones femeninas. No tenemos reparo alguno en compartir los más ínfimos detalles, sentimos que a quienes se los contamos son aliadas que no harán más que disfrutar con las historias de éxito y sufrir con los episodios decepcionantes.

Nuestras conversaciones a veces son despiadadas y en ocasiones laudatorias. Por ejemplo, si una se ha encontrado con un desgraciado egoísta que en cinco minutos ha rematado la faena y, entre ronquido y ronquido, le ha indicado la parada de guagua más cercana. ¡Revuelo en la comunidad femenina! Para consolarla todas explicaremos historias semejantes y los errores de los hombres que nos hemos cruzado en el pasado, serán resaltados en letras de neón. Sin embargo, si en vez de una historia tan deprimente alguna ha pasado una noche de ensueño que acabó con una caja vacía de preservativos en la mesita de noche, todas recordaremos nuestras pequeñas victorias.

La empatía femenina es característica entre las amigas. Hablar de hombres sirve para hablar de nosotras. Y, para entendernos, si una cuenta que se sintió humillada porque un tipo le exigió sexo anal, coincidiremos en pensar que es un pervertido... aunque nosotras lo hayamos hecho la noche anterior. Porque podemos animarla a que lo pruebe, pero nunca aprobaremos que la presione. Nos interesa compartir lo que nos ocurre, pero nos interesa mucho más cómo nos sentimos.

Además, el problema es que si no hablamos de sexo con las amigas, ¿con quién entonces? ¿Con los padres? Dios nos coja confesadas. ¿Con el psicólogo? Mala cosa, es una pesadez. ¿Con los amigos hombres? Puede ser, ¿pero ellos qué saben y entienden de mujeres? Las amigas son perfectas, casi siempre tienen tu misma edad y han pasado o están pasando por situaciones similares. Ahora, no se vayan a equivocar, no es que contemos nuestras historias amatorias como si fueran pornos orales. En cuanto al sexo nadie empieza diciendo, bueno primero hizo esto y luego lo otro. Lo que se hace es un buen resumen con las partes más interesantes e importantes del evento.

Por esas razones es que cuando nos reunimos demoramos tanto tiempo hablando, porque la historia que un hombre tarda un minuto y medio en explicar a sus amigos, puede significar para nosotras una hora y media de animada cháchara. Es muy sencillo, aunque omitamos algunos detalles, le contaremos a las amigas absolutamente todo: desde la ropa que usamos, el trago que prepararon, si nos colocó la silla para sentarnos, pasando por cómo pidió la comida, las cosas que hablamos, donde fuimos después, y si hubo sexo la cantidad de orgasmos que tuvimos y de qué calidad. Esto refleja la realidad sexual de las mujeres: todo importa, ningún detalle merece ser pasado por alto.

Yo no revelaré las obscenidades que mis oídos han escuchado y mucho menos las que mi propia boca ha pronunciado, eso lo dejo para ellas y para mí. Hoy apenas he abierto un agujerito para que conozcan un poquito del secreto, pero no vayan a creer que eso es todo. "Todo" no es para ustedes, como tampoco sus encuentros masculinos para nosotras. Qué vivan las diferencias de género y las reuniones con nuestras cómplices de siempre. Las mujeres nos juntamos y ¡los hombres tiemblan!

Esas charlas entre mujeres amigas son fabulosas, los hombres por mucho que le digamos no tienen ni idea de cuánto nos divertimos. Realmente esas horas son épicas. Bueno chicas, sólo quería compartir esto con ustedes y que los hombres que lo están leyendo sepan un poquito más sobre lo que hablamos entre amigas. Todo lo que he dicho aquí y quizás mucho más hablo yo con esa "amigaza" que tengo, quien me acompaña en mis tardes de desesperación, en mis horas de alegría, quién me hace la “pala” en incontables ocasiones para disímiles gestiones, que dice jocosidades, que es autentica y que me quiere así como soy yo... un poco rara, mundana, loca pero muy leal.

martes, 10 de enero de 2012

Instantes de entrega

La suave brisa roza mi piel y me estremezco imaginándome sentir tu respiración cerquita y la tibieza de tu aliento cuando me hablas en susurros al oído. Siento tus labios húmedos posarse en los míos que están siempre ansiosos de perderse entre los tuyos para hundirse en un beso profundo y siento tu agitado corazón desesperado, pidiendo contacto, piel... Por un instante me entrego a la magia de la imaginación y vuelvo a sentir tus dedos suaves recorriendo mi espalda, tus labios seduciendo mi piel con suaves pero preciosos movimientos a medida que tus manos recorren mi atormentada anatomía, tus labios besan mi boca sin darme respiro, no tengo escapatoria, no quiero tampoco huir, me entrego... me haces tu prisionera, me alimentas con tus besos, con tus caricias... me pierdo un instante eterno en tus brazos.
Siempre es así, tomas de mi cual si fuera un manantial de agua dulce que calma tu sed... te adentras en mi y sientes en cuerpo y alma todo los sentimientos que provocas en mi ser... Piel con piel, alma con alma, gemidos entrecortados, suspiros profundos... pasión descontrolada...
Quiero otro beso de esos que te dejan sin aire, de esos que te invitan a todo... de esos enviciadores que mientras más recibes más quieres, de esos que te devuelven a la vida... quiero otro beso que me de cosquillas en el estómago... un beso en los labios que lo sienta entre mis piernas... que con cada movimiento sienta como la humedad entre mis piernas aumenta más que el deseo de sentirme acariciada... esos besos húmedos que recorren mi piel erizándola, elevando mis suspiros... haciéndome estremecer de placer.
La música flota en el aire, el ambiente es cálido… tú estás pensativo e indeciso… esperando respuestas quizás… pero las respuestas que te daré serán de mi cuerpo, de mi piel, de mi boca… acaso no te das cuenta que ya no quiero pensar, que sólo deseo que me tomes en tus brazos sin pedir permiso… tómame, soy tuya… mi cuerpo, mi piel, mis labios te desean desesperadamente… quiero que nuestros cuerpos se fundan el uno con el otro como tantas veces…
Es sexo, es entrega, es locura. ¿Acaso importa?… Mis labios se abren para ti, suaves, húmedos, devóralos y siente cómo me estremezco. Me gusta que el placer nos haga explotar, que la lujuria nos haga olvidar hasta nuestros nombres, en esos momentos sólo somos tu y yo. Quiero subyugarte, matarte de deseo, sentir todo tu cuerpo vibrar junto al mío. Mi cuerpo arde en fuegos de deseos, hazme tu presa y devórame lentamente, mátame, fundámonos en esta pasión… perdámonos en ella… hasta sentir como nos convertimos en uno, un mismo cuerpo y una misma alma.
Estando contigo todo lugar es un paraíso, tengo para ti juegos de pasión, eres lo que mi cuerpo necesita porque me amas con deseo, ternura y ardor, siempre sabes muy bien lo que haces y sucumbo a tu plan de seducción, a todo ese amor que llevas dentro y me entregas.
Eres extensión de mi piel, de mi alma, mitad de mí ser, guardián de mis sueños, de mis pensamientos, unión perfecta e infinita. Siembras con tus manos océanos rugientes en mi pecho, eres mar bravío de caricias raudas e inmorales que lucha por encontrar mi desnudez, oleaje de fuego y pasión que me sacude con sólo rozarme, locura candente que navega mi cuerpo. Tus manos siguen la senda de mi cuerpo desnudo y desembocan en los oscuros rincones de mis deseos, y allí, cual firmes centinelas del mayor tesoro que poseo, y cual ladronas de cuento, se apoderan de mi voluntad de hierro.
Somos amor en cada roce, pasión en cada beso, estamos irremediablemente fundidos tú y yo en un eclipse de deseos.

domingo, 8 de enero de 2012

La vida es una aventura

No sé si la vida sea corta o demasiado larga para nosotros, pero sé que nada de lo que hacemos tiene sentido si no toca el corazón de las personas. Muchas veces basta ser un brazo que protege, un abrazo que envuelve, una palabra que conforta, un silencio que respeta, una alegría que contagia, una sonrisa que aprueba, una lágrima compartida, un deseo que sacia o un amor que ilumina. Todo eso da sentido a la vida, es lo que contribuye para que la vida no sea tan corta ni tan larga y garantiza que sea intensa, verdadera, pura.

La vida no es una guía de viaje que debemos seguir, es una aventura que hay que emprender con valentía, decisión y amor. Una de las evidencias del amor es la fuerza. El valor que mostramos para luchar por lo que amamos… La fortaleza para defender lo que más apreciamos, enfrentar desafíos, superar barreras, derribar obstáculos… Cuando el amor es auténtico surge con la fuerza de la audacia, el atrevimiento, la osadía que nos lanza a correr riesgos para conquistar lo que amamos; es en esa entrega sin condiciones donde descubrimos una fuerza y valor desconocidos.

Vivir, es vibrar a cada instante, es entender que cada minuto que transcurre no volverá, es dar lo mejor de nosotros y llevar a su máxima expresión nuestra capacidad de ser. Es gozar los momentos bellos y desafiarse a sí mismo ante las adversidades, es evolucionar y cambiar para hacer de nosotros un ser mejor que ayer, un ser que justifica su existir. Vivir, es amar intensamente a través de una caricia, es escuchar en silencio la palabra del ser amado, es perdonar sin réplica una ofensa, es besar con pasión a quien nos ama, es contemplar apaciblemente la alegría de un niño, escuchar al adolescente aceptando sus inquietudes sin protestar. Vivir, es comprender al amigo ante la adversidad y aunque se tenga mil argumentos para contradecirlo o justificarlo, finalmente sólo escucharlo, es tener la capacidad de regocijarte ante sus triunfos y su realización. Vivir, es vibrar y sentir, es amar y gozar, es observar y superar, es dar y aceptar, es ser y permanecer, es comprender que nuestro tiempo es lo único que poseemos para realizar plenamente nuestro ser.

Alguien dijo: “La muerte esta tan segura de su victoria, que nos da toda una vida de ventaja”. Es una pena que la frase sea cierta, ¿verdad?

En la vida es importante aprender a escuchar con los ojos y oídos, con el alma y con todos los sentidos, escuchar lo que dice el corazón, lo que dicen los hombros caídos, los ojos, las manos inquietas. Escuchar el mensaje que se esconde por entre las palabras superficiales, descubrir la angustia disfrazada, la inseguridad enmascarada, la soledad encubierta. Para penetrar en la sonrisa falsa, la felicidad simulada, la adulación exagerada. Para descubrir el dolor de cada corazón, descifrar el porqué de las lágrimas. Es importante aprender a amar porque el amor perdona, quita los rencores, cura las heridas y borra las cicatrices.

Me gusta estar lista para sumergirme en la felicidad, en un mar de sonrisas cristalinas, en un lago de besos largos. Adoro pasear aferrada a tus cinco dedos, liberándolos de vez en cuando sin dejar escapar jamás el pulgar. Estoy preparadísima para estar contigo hasta cansarme de tu presencia, cosa que no ocurrirá, lista para quererte todo y más sin dilación, sin vacilar, comiéndome este deseo de amar. Contentando a este corazón satisfecho al que no le falta de nada cuando tú estás. Así, como más te gusta a ti. ¿Tal vez precipitado? Puede ser pero ya no hay vuelta atrás. Entre guiño y guiño una declaración, un "me gustas" que juega al escondite sin saber en que consiste. Una palabra más por favor, la frase siguiente y que no haya punto final. Eres misterioso, interesante, especial... contigo me hierven las ganas.

viernes, 6 de enero de 2012

El día amaneció muy hermoso

El sol alumbra todo con su esplendor, hasta el aire se siente más puro, los árboles tienen un verde especial, todo parece tener sentido, las aves juegan en el cielo que hoy se ve mas azul que nunca, y se dibujan unas nubecillas que parecen algodón. Hasta las personas se ven diferentes, una sonrisa aquí, otra allá, ayudando a que el día continúe con la misma dulzura con la que ha comenzado. Admirando tanta hermosura, vienen a mi mente tantos recuerdos, mi adolescencia y los días que vivo. Tantas cosas que han sucedido desde entonces, problemas que he tenido que afrontar.

En los últimos días no me he podido quejar, no han faltado reuniones mediadas por el alcohol, asados y música, que son los ingredientes básicos para una seguidilla de días felices (aunque me falto un viaje al mar que lo necesitaba y lo deseaba mucho, pero dije que no voy a quejarme). Lo otro agradable fue que me encontré con gente de los viejos tiempos, de cuando éramos más inocentes y creíamos que todo era posible. A pesar de que no nos dedicamos a la rememoración compulsiva, en cada uno de los diálogos se notaban los años, la constatación de las cosas que no fueron como alguna vez creímos que serían, la realidad que se nos viene encima ahora que tantas cosas quedan atrás. Aún así tuve la sensación de cofradía, porque alguna vez soñamos juntos con mundos imposibles.

Es característico del ser humano rechazar el dolor y apegarse al placer. Cuando tenemos experiencias desagradables queremos que las mismas pasen pronto y lo contrario sucede cuando tenemos experiencias placenteras, queremos que duren toda la vida. Pero ambas vienen y se van, no son permanentes. Todo empieza y termina. Viene el día y luego la noche, alegría y tristeza, dolor y placer, vienen y se van...

Ahora junto a otras personas (que quiero y me quieren) trato de vivir este mundo, que es más bien insufrible. Pero me considero una mujer afortunada, tengo una familia hermosa que adoro, un trabajo que me encanta, amigos entrañables que comparten mis días, que me dan su apoyo y su cariño, que a pesar de mis caídas me ayudan a levantarme con más orgullo y ánimo que nunca. Pero soy un ser humano que como todos tiene defectos y virtudes, muy sensible. Que siento, padezco y sufro, que aunque fuerte también tengo debilidades, que necesito un motivo para seguir adelante.

Vivo enamorada de la vida, del amor que es la fuerza que lo mueve todo y nos transforma en seres superiores, despierta nuestra capacidad de asombro, nos da sensibilidad, nos impulsa a niveles infinitos, nos da fuerza para recorrer nuestra vida con un espíritu invencible y nos impulsa a alcanzar lo imposible.

A veces se conjugan varios elementos convirtiendo un día cualquiera en un día bonito. Cuando empiezo a sentirlo, parece que irradio algo especial que sigue atrayendo cosas buenas. Se me debe notar en la cara porque alguien me dice que tengo el lindo subido y aunque no lo creo, sonrío. Temprano en la mañana me regalaron un sobre con una pequeña rosa y un papelito que decía: “Pide un deseo” y me atreví a formularlo en voz baja. Me abstraigo de mi escepticismo, porque este día todo parece posible…

Los días así tan lindos (aunque hace un poco de frío) me hacen feliz porque soy soñadora y romántica, mi sonrisa se refleja en mi alma. Soy muy sincera y eso a veces resulta ser pedante (con el tiempo he aprendido que uno debe ser sincera pero sutil), soy alegre, tenaz muy luchadora y perseverante, se cuando debo pedir disculpas, de corazón noble aunque no lo crean, tengo fe en mis amigos, a veces soy idealista otras tengo muy bien los pies sobre la tierra todo depende de la situación. Soy habladora pero se escuchar, he hecho muchas cosas en mi vida y aún quiero aprender mas. Disfruto mucho las cosas sencillas, naturaleza, buena música…

Los días bonitos sacan lo mejor de mí. Estoy más simpática, más inspirada. Las musas perciben mi estado anímico y me hacen el honor de visitarme para aprovechar esa energía positiva. Me encuentro más activa, e incluso decido meterle mano a eso que había apartado porque no me motivaba. La rutina es más llevadera, lo que por lo general es una carga deja de serlo. Valoro más lo que tengo, reparo en detalles que me suelen pasar desapercibidos. Lo veo todo bajo otro prisma. Hasta tengo sueños bonitos…

Nada nos cuesta un gesto amable, una sonrisa, un abrazo... quizás yo soy medio ilusa, pero creo aún en mis buenas intenciones, porque solo puedo hablar por mí, solo puedo ver en el interior de mi corazón... si tú eres amable, recibirás amabilidad...

El sol para mí es esencial... me da energía, sobretodo después de varios días nublados. Aunque un día de los que hablo necesita algo más que el sol... ese papelito fue un regalo precioso... aunque espero que mi deseo no haya ido más allá de su oferta... pero sé que se materializará en algo bonito... Cuando nos sentimos felices tenemos cierto rubor en las mejillas, un brillo especial en la mirada... ¿peligroso?, eso tiene repercusiones positivas en varios aspectos... es una cadena...

Siento que triunfo cuando doy lo mejor de mi, cuando comparto lo mucho o poco que tengo, una sonrisa, un aplauso, una caricia en el momento preciso, una palabra de aliento, cuando tiendo mi mano para ayudar a otros, aún a aquellos que quizás no me quieren bien, que tal vez me critican. Obtengo una victoria cada vez que doy a los demás un motivo para sonreír, sonrisas que a veces yo necesito recibir y que no encuentro. A veces la vida no es como quisiera que fuera, nada es perfecto pero tengo que acostumbrarme y confiar en que todo cambiara,

En días así me siento en el filo de la navaja porque el corazón me late más deprisa… estos días suelen llegar cuando más los necesito, y eso multiplica su valor. Son como una bocanada de aire fresco que me carga las pilas. Su efecto dura más de veinticuatro horas, como la estela de un buen perfume. Pienso que ojala todos fueran así, pero sé que eso sería mucho pedir. Estos días bonitos son tan bonitos, que ni siquiera la certeza de que el siguiente tardará en llegar puede amargármelos.

Puede ser que el día de mañana amanezca aún más hermoso... pero no puedo avanzar mirando solo el horizonte, corro el riesgo de no ver el paisaje que se abre a mí alrededor. Por eso, yo prefiero el día de hoy. Me gusta pisarlo con fuerza, gozar su sol o estremecerme con su frío, sentir como cada instante dice: ¡Presente! Cuando estoy contenta trato de disfrutar del momento y alargarlo al máximo, aunque sea consciente de que tiene fecha de caducidad y en los días no tan buenos, también sé que llegarán mejores... al menos brindo por eso.

El día de hoy era hermoso desde que amaneció y tu lo completaste con tu amor, tú eres el alba que da calor y felicidad a mis días, es tan hermoso caminar junto a ti que se hace mágico cada momento, ahora sé que esta pasión tan grande la llevo escrita en mi destino. No puedo evitar sentir ese cosquilleo que siento cada vez que te veo, sentirlo es nacer, es vivir, es creer, es sentir una fuerza superior que me impulsa, es ternura incalculable, es un fuego incansable.

Todos mis senderos conducen a ti y es que por ti mi cuerpo se estremece. Cuando estamos juntos las penas y dolores son más llevaderos, y sin tu presencia mis alegrías no son completas. Tú eres esa mitad perdida que me complementa, me da seguridad y minimiza mis penas. Cada "te amo" pronunciado por tus labios es como un hechizo mágico que transforma el día en noche, el mar en desierto y los Himalayas en una pradera por la que camino, sonriendo y sintiéndome la mujer mas dichosa del planeta.

Nos hacia mucha falta tener un tiempito para nosotros, compartiendo risas, juegos, una película, un baile y… todo lo demás. Me di cuenta con más fuerza aún que quiero estar contigo por mucho tiempo más, pase lo que pase. Mis recuerdos se quedan chiquitos al sentir lo bien que se siente abrazarte y besarte, extrañarte hace bien y en cuanto a ti… ¡me encanta que me extrañes!, te vuelves más amoroso, tierno, posesivo, apasionado, lujurioso y travieso que nunca. Gracias por hacer que mis días sean más hermosos, por compartir tus días conmigo. TE AMO. Mi amigo, mi amor, mi confidente... mis días contigo se hacen más cortos pero más felices.

Tanto que hoy más que nunca mis sentimientos se encuentran a flor de piel, hoy mi corazón anda acelerado, mis nervios sin control y mi amor aumentado y desenfrenado.