Bienvenidos a este humilde pero sincero espacio. Aquí escribo mis pensamientos, cosas que me preocupan, algunas vivencias, historias que conozco... lo que me dicta el corazón para compartirlo con otras personas, es una manera de saber que no estamos solos en este mundo virtual y poder hacerlo más real y cercano. Me gusta escribir y me siento bien haciéndolo, ojala estás letras lleguen a ustedes como yo quisiera. Siéntanse libres de comentar lo que deseen. Gracias por estar aquí.

viernes, 29 de abril de 2011

Un torbellino de pensamientos

Estas horas en las que casi siempre escribo son horas de almohadas, de sueños o de besos, besos de antes o de después (cuando termine me ocuparé de eso), también son horas de no poder dormir. Aunque en este horario casi todos duermen, incluso muchos de los que me leen en este pequeño espacio (un poco loco pero lleno de amor) y en este instante además de escribir para ustedes y para mí, me pregunto qué estará generando la mente de cada uno de ustedes en sueños, en ese curioso territorio de los sueños donde todo es posible.
A veces no sé como transmitir todo lo que siento, me faltan las palabras y algunas me suenan ya dichas una y otra vez. Algunas veces se me hace difícil que me surjan palabras más o menos bien hilvanadas porque se mezclan unos pensamientos con otros. Hay ocasiones en que las palabras son luminosas como un millón de soles y otras son como la más oscura noche, se encarcelan y en su celda se consumen mientras sueñan con la libertad. Cuando eso ocurre me hundo en el silencio por no saber qué decir o cómo decirlo.
Sin embargo, el silencio a veces lo dice todo (cuando no estoy escribiendo, por supuesto), en ocasiones es una dulce sensación de quedarme sin palabras cuando una frase me sorprende y busco decir algo, pero nada se me ocurre, y resuena esa frase en mis oídos y me silencia sin remedio. Numerosas veces el silencio tiene magia, por ejemplo dos que se miran y se callan, se lo dicen todo sin decir nada y en el silencio hasta acercan sus labios… los mejores besos muchas veces han sido precedidos del silencio, creo que muchos de ustedes lo saben.
Hoy es viernes, para mi el viernes siempre ha sido un día especial y por eso las tardes de viernes invariablemente fueron tardes de no querer hacer lo de siempre, son tardes de escaparse, salir a pasear, contemplar el mar, conversar sobre cosas diferentes, encontrarse con amigos... Las tardes de viernes eternamente deberían ser de sonrisas, de caminar sin prisas, de ser uno mismo, de olvidarse de todo menos de alguien, de observar las nubes, de sentir, sobre todo son tardes de sentir y de vivir. No sé por qué siempre he pensado eso. Sin embargo, en esta tarde de viernes no sé que voy a hacer y me siento frágil como el cristal. Curioso porque siempre me creí de piedra y creía que nada podía desestabilizarme… y hoy siento que cualquier golpe me podría quebrar. Hoy soy fragilidad, igual que una hoja seca a punto de caer del árbol o una carta escrita que se ha caído al agua y alguien la recoge ya mojada… algo que con solo tocarlo se rompe.
Algunos dicen que soy una persona dura (eso es porque no conocen mi verdadero yo), otros que soy rara, quizás lo sea, pero si dicen que soy rara por creer en el ser humano, en la amistad, por intentar sembrar en el camino semillas de alegría, por sonreírle a la vida (aunque a veces me lo pongan difícil), porque me emociona la sonrisa de un niño o el atardecer, porque pienso que a la humanidad le queda una esperanza mientras exista una sola persona que lo crea, porque tengo fe ciega en el amor (aunque se que a veces duele y mucho), porque me embeleza el arrullo de un mar en calma o las olas chocando contra las rocas, por creer que el corazón me da libertad y la razón me la quita, por mirarme en unos ojos con la esperanza de verme reflejada en ellos, por querer que me amen como yo amo, sin condiciones, sin límites, con libertad bien entendida no al libertinaje, solo al amor puro y simple de alguien que ama con nobleza. Si es por todo eso y quizás algo más, entonces, sí, entonces confieso que soy una persona rara y mientras viva lucharé por seguir siéndolo, porque son cosas en las que creo y seguiré dejando constancia de ello.
Mi cabeza es una torbellino de pensamientos, los hay de todas clases, algunos quieren aflorar más rápidos que otros, pero sobre todo tengo pensamientos de amor porque es el sentimiento que mueve al mundo, hace la vida más hermosa y llevadera, amor a la familia, al trabajo, a la naturaleza, a la pareja, a los amigos… a la vida en general. Pienso constantemente sobre todo eso, pero como debe ocurrirle a muchas personas, algunos de esos pensamientos salen a la luz y otros quedan ocultos acechando el momento oportuno de salir o quizás no salir nunca. Pensamientos que se entremezclan, buenos, malos, claros, oscuros, de todo surge en esta mente intranquila. Se generan constantemente y son increíbles misterios encerrados en mí.
Es difícil descubrir los pensamientos, volátiles, etéreos, abstractos, imaginarios. Nada los detiene y nadie los puede tocar. Manejan nuestra mente, controlan nuestro ser, aunque digamos que no vamos a pensar en nada en ese momento estamos elaborando un pensamiento. Increíble, la mente es una máquina que no se detiene, elabora, procesa, está siempre en permanente movimiento. Allí también están los pensamientos de amar bien, de querer a otra persona, de entregar toda tu esencia… son pensamientos buenos, claros, llenos de luz, de belleza y de amor. Es lindo tener pensamientos dulces, de colores brillantes, con aromas exquisitos, de bondades infinitas… ellos ennoblecen a las personas, son un disfrute total del alma, todo resulta maravilloso, se está en paz absoluta. No quiero que me invada ningún mal pensamiento, de esos que taladran y destruyen al ser.
Es curioso esto de escribir en Internet lo que piensas y sientes, sin restricciones ni límites simplemente por el placer de hacerlo, por la necesidad de decir lo que sientes, cosas que a veces no te atreves a dejar ver, ni a comentar con nadie y se convierte en un desahogo del alma, en casi un confesionario, para cualquiera que los lea son anónimos, de mí poco se sabe: sólo lo que digo y lo que se puede entrever a través de mis palabras.
Espero que no se hayan aburrido, hoy estoy rara… me costó trabajo sentarme a escribir porque a ciencia cierta no tenía claro lo que quería expresar pero creo que aunque de manera un poco loca o atropellada quizás, he dicho mucho. Por eso adoro este pequeño espacio, que es sólo mío y de ustedes que me leen y me comentan lo que piensan. Es retroalimentación. Es un lazo que se va estrechando y creando una amistad donde abiertamente decimos lo que pensamos, tal vez no nos veamos nunca pero de algo estoy segura y es que los que mantengamos el contacto llegaremos a conocernos aunque no sea personalmente.

jueves, 28 de abril de 2011

Mi próximo cumpleaños

¡Mierda, dentro de cuatro días cumplo 47 años!

Está bien, no importa, lo asumo gustosa porque yo tengo el síndrome de Peter Pan, además como dije hace poco ¡No tengo edad, tengo vida! Lo verdaderamente importante es lo mucho que uno ame la vida. Hay personas que tienen biológicamente 20 años y se sienten de 80 (sin demeritar los que han llegado a esa edad, al contrario). Es cierto que a todos nos pasan cosas malas, que en algunos momentos sufrimos mucho por algo o alguien, que otras veces pasamos mucho trabajo, pero lo importante es vivir, amar y saber disfrutar de las pequeñas cosas, de los buenos momentos (que son los que te ayudarán a pasar los malos).

Esta fecha a veces me pone un poco nostálgica, reflexiva, hago un balance de todo el año y pienso en mis expectativas para el siguiente, pero ante todo, es el momento en que agradezco muchas cosas, en primer lugar estar viva, tener una familia, tener mis hijos (mi adoración), un trabajo, amigos (no son muchos pero sí valiosos), agradezco a quienes me han ayudado y quienes se acuerdan de mi.

Lo cierto es que voy flotando dulcemente por los cuarenta y me dedico a observar mucho las cosas. Haciendo un balance de los años vividos y revisando mi “equipaje” (lo que vamos acumulando con los años) me doy cuenta que comienza a ser insoportable su peso por lo que tengo que aligerarlo, es decir sacar y botar algunas cosas para sólo quedarme con las importantes. Así que es necesario escoger, para eso lo mejor es sacarlo todo y ver lo que tengo dentro: amistad y amor tengo bastante pero es curioso eso no pesa nada, también hay sonrisas, felicidad, paciencia (aunque no mucha)… Además encuentro fuerza, esperanza, coraje, entusiasmo, equilibrio, responsabilidad, tolerancia (tampoco mucha para ser franca) y buen humor... esas cosas tampoco pesan y hacen mucho bien, no hay duda que tengo que dejarlas guardadas. Sigo mirando… ¡Ah!, también hay tristeza, incomprensión, desanimo, miedo, pesimismo, traiciones, falsedades… eso sí tengo que sacarlo todo porque son cosas que pesan mucho y hacen daño.

Siento nostalgia de los años que he vivido y de muchas cosas que han cambiado a mi alrededor, de las personas que ya no están conmigo y de las que no estarán...

Poco a poco nos vamos haciendo mayores y le vamos dando al tiempo un valor que antes no conocíamos. Son curiosas las cosas que pienso cuando cumplo años, me siento más vieja de repente y empiezo a pensar en el valioso tiempo de los maduros. El día del cumpleaños para muchos es un día especial y de fiesta, quieren que todo el mundo lo sepa y los traten de manera especial… para mi es un día como otro cualquiera aunque me sienta feliz, por cierto hace años que no celebro mi cumpleaños, me he dedicado ha celebrar el de toda la familia y del mío a veces ni se acuerdan (¿ingrato no?) pero así es la vida en su ir y venir.

Mi vida ha sido como la de cualquier persona un remolino de aciertos y desaciertos, de coherencias e incoherencias, un verdadero manojo de contradicciones… Sí, ha sido un racimo de triunfos y fracasos (que gustosamente asimilo), un mar de inestables mareas, con olas de amores y desamores besando mis orillas… pero no ha dejado de ser como diría un escritor, un lindo poema, un garabato de bellas palabras, un mar de absurdas metáforas donde navego feliz.

Ustedes de mí conocen poco (o casi nada) pero eso no importa demasiado (nombre, edad, procedencia), mi personalidad cada cual la puede deducir de lo que escribo, por mi forma de pensar, de cómo lo digo.

Hay cosas que me gustaría ser, me explico (no se preocupen estoy filosofando y un poco nostálgica), si pudiera ser un momento escogería el atardecer, si fuera un lugar sería una playa con la melodía de las olas y el perfume de la brisa del mar, si fuera un sentimiento sería libertad (la valoro mucho), si fuera una motivación sería la del amor (por él se hacen las más grandes locuras y damos lo mejor de nosotros), si fuera un animal sería un delfín alegre y bello surcando libre los mares o un tigre reposando entre la belleza de la selva pero con la agilidad y astucia suficiente para sobrevivir… también me gustaría ser lluvia para mojar la tierra despertando su perfume, tormenta para iluminar la noche y truenos para romper con mis problemas.

Con los años nos pasa como con las golosinas, las primeras te las comes con agrado y con prisa, pero cuando ves que quedan pocas, empiezas a saborearlas profundamente. Los mejores años de mi vida se los he dedicado a mi familia (en especial a mis hijos) de ahora en lo adelante los que me queden son muy míos, para vivirlos como yo quiera, porque ya no tengo tiempo para lidiar con mediocridades. Quiero vivir junto a gente buena, que sepa reír, que defienda la dignidad humana y desee tan sólo andar del lado de la verdad y la sinceridad. Me complace disfrutar la compañía de una verdadera amistad, me da placer un sincero abrazo, una sonrisa, un beso, todo lo que se hace con amor y por amor… son cosas que nunca serán una pérdida de tiempo, al contrario hacen que la vida valga la pena. Me gusta rodearme de gente que sabe tocar el corazón de las personas, a quienes los golpes duros de la vida les enseñó a crecer con toques suaves en el alma. Ya no quiero estar en reuniones interminables donde desfilan los egos inflados en ves de resolver problemas existentes, me molestan los envidiosos que tratan de desacreditar a los más capaces para apropiarse de sus lugares y logros. Porque como dice el brasileño Mario de Andrade “Quiero la esencia, mi alma tiene prisa”. No quiero ver las agujas del reloj avanzando en cosas sin sentido, junto a personas inmaduras e injustas. Sí… tengo prisa… por vivir con la intensidad que solo la madurez puede dar. Sin desperdiciar las cosas que realmente son importantes y reconfortantes.

Todas estas reflexiones no son crisis de la edad, son enseñanzas que va dando el vivir diario, la hipocresía que rodea al mundo, los golpes de la vida… Creo que en los años vividos ya perdoné suficientes errores casi imperdonables, intenté olvidar personas inolvidables, hice cosas por impulso y me decepcioné con personas que nunca esperé hacerlo pero también... decepcioné a otras. De igual forma en todos estos años he sido capaz de abrazar para proteger y me he reído cuando no podía, he hecho amigos eternos. Asimismo fui amada y no supe corresponder a ese amor, también fui rechazada. Viví de amor y por amor. Grite y salté de felicidad muchas veces. Lloré escuchando música, viendo una película y una novela. A veces he hecho una llamada sólo para escuchar una voz. Me he enamorado por una sonrisa. Otras veces pensé que iba a morir de nostalgia y... tuve miedo de perder a alguien especial… Por eso y quizás mucho más, vivo con determinación, abrazo la vida y vivo con pasión, sé perder con clase y vencer con osadía, porque el mundo pertenece a quien se atreve.

Cada día y año busco un lugar donde todo vaya bien y abunden las sonrisas, donde broten besos al anochecer, donde las madrugadas se iluminen hasta competir con el alba. Busco ese lugar que quizás ni exista, pero yo sigo buscándolo. Si dejo de hacerlo dejaría de ser yo.

Y si, en cuatro días seré un año más vieja… pero no importa, vale la pena dar gracias por un año más y quizás hasta festejarlo (quien sabe) aunque claro si lo hago yo elijo con quién, como siempre.

Bueno, ya basta de tanta reflexión, estoy casi de cumpleaños y lo más importante es que estoy viva, con la misma capacidad de soñar que a los 10 años y con la alegría contagiosa de los 20. Por eso seguiré feliz andando caminos y dejando huellas a mi paso, que a nadie le quepa duda.

jueves, 21 de abril de 2011

MARAVILLOSO DESPERTAR

Estaba dormida y entre sueños sentí tus manos que comenzaron a recorrerme entera, tu boca besándome con ternura y el calor de tu cuerpo al pegarse más al mío. Abro ligeramente los ojos y veo solo una luz inclemente, pálida, que se filtra a través de los cristales buscando con avidez los cuerpos lascivos en su despertar, abrazando suspiros. Entre besos y caricias te vas directo a mi sexo, besándolo, degustándolo, mientras escuchas mis gemidos atravesar el silencio del amanecer y la claridad que entra sigilosa por la ventana, espiando hasta ver como mi elixir te llena la boca. Mis ansias van a tu encuentro, llego a la cima de una sensación que me enajena y convierte en rasguño mi caricia, en mordisco mi beso, en locura el deseo, en temblores y sacudidas el cuerpo.
¡Cielos! Me gusta cuando te vuelves perverso, imaginativo… te beso y te toco a toda prisa como si me faltara tiempo para hacerlo… mientras me acuna tu pelvis, siento tus besos, tu risa y tus susurros intentando moderar mis gemidos de placer para no despertar a nadie más. Comienzas a poseerme, embistiendo mi cuerpo, primero tierna y lentamente hasta ir aumentando la intensidad. El ímpetu con que me penetras me hace olvidar dónde me encuentro, la brevedad de la existencia, mi nombre… Solo quedan los gemidos que me matan el alma que ya no tengo y no obstante van colmando mi ser. Percibo cercano tu orgasmo, tus músculos se tensan, me deshago al tenerte en mi interior y solo puedo jadearte al oído, al recibirte embriagado de sexo en un baile de ardor y desenfreno.
Rodamos sobre nuestros cuerpos, ahora yo estoy encima, me agito llena de placer… me gusta subirme a tu cuerpo, morder la comisura de tus labios, palpar tu deseo encendido... Acariciar tu rostro y percibir que esbozas una sonrisa complaciente. Nuestro orgasmo no se aguanta más... estallas tú y luego yo nuevamente. Estoy extenuada y me dejo caer sobre tu pecho, me abrazas y murmuras “te quiero”, al instante me llamas perezosa, sonríes y me envías a la ducha mientras tu corres a la cocina a preparar un café… me lo traes al cuarto y mientras te acercas mimoso y malicioso sin dejar de sonreír preguntas si tuve un buen despertar. Me río mientras me visto a toda prisa y te contesto: “¡maravilloso!”. Nos tomamos el café con prisa, recogemos nuestras cosas y nos besamos al salir de la casa a toda velocidad, como los muchachos cuando hacen una travesura porque quisimos más y ahora llegamos tarde...
Ay, amor, adoro la dulce hoguera de nuestra intimidad, donde consumirse es solo el paso previo
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miércoles, 20 de abril de 2011

¡Que difícil es lidiar con ellos!

Los que tienen hijos adolescentes coincidirán conmigo en que al tratar con ellos a veces hasta lo más insignificante suscita una discusión, conflicto o disgusto. Es cierto que esto da una excelente oportunidad para dialogar pero también nos hace perder la paciencia, porque en ocasiones la actitud de los adolescentes es desafiante y frustrante. Es normal a esa edad la rebeldía y el desacato en muchas cuestiones, pero nosotros tenemos que saber conciliar y vencer con el poder de los argumentos (cosa en ocasiones muy difícil), por eso es nuestra obligación como padres mantener la comunicación a toda costa porque sin ella los problemas pueden empeorar y al final será mucho más difícil reparar los daños.

Cuando son niños controlamos su vida, es lo que corresponde porque de pequeños necesitan mucha protección y asistencia constante, tomamos todas las decisiones por ellos desde lo que comen hasta la ropa que se ponen. Cuando crecen todo cambia y nos cuesta trabajo entender que ya no necesitan de nuestra constante supervisión.

Los tiempos han cambiado mucho, las cosas son muy diferentes de cuando nosotros éramos adolescentes y eso influye en la manera de pensar de los padres (por modernos que seamos). Cuestionamos en nuestros hijos que se quieran ir los fines de semana con los amigos, que vayan a una discoteca y viren a una hora que no fue la pactada, la ropa que llevan, lo que comen, la manera que tienen de “decorar” sus habitaciones, con quién salen y hasta peleamos por la hora que se acuestan. Las disputas familiares además tienen por tema las tareas domésticas (con las que no cumplen), el modo de comportarse, rendimiento académico y salud e higiene.

Los adolescentes se enfadan porque consideran que los padres no los respetamos ni les dejamos espacio para hacer lo que quieren y les gusta, a nosotros nos molesta su rebeldía, no estamos de acuerdo con las decisiones que toman o sencillamente (¿por qué no decirlo?) porque sentimos que estamos perdiendo el control sobre sus vidas. Con frecuencia tememos que los enfrentamientos nos alejen y se tuerza la relación que hasta ahora teníamos con nuestros hijos, nos asusta cuando arremeten contra todo y contra todos, pero eso es parte indispensable de su crecimiento aunque cuesta reconocerlo.

Establecer una relación fuerte y verdadera con nuestros hijos adolescentes requiere esfuerzo, tiempo y prioridad. Sabemos que este es un periodo de múltiples cambios que son vividos con muchos sentimientos, a veces contradictorios. Ellos para poder crecer y convertirse en personas independientes tienen que romper normas (porque de lo contrario no le soltaríamos la mano jamás), por eso comienzan a discutir con nosotros y a poner en tela de juicio muchos de los patrones familiares.

Piensan que tienen derecho a todo, que son más fuertes y listos que los adultos, especialmente que nosotros, sus padres. Creen que son especiales, que su experiencia es única y no están sujetos a las leyes que rigen al mundo, lo peligroso de estos pensamientos es que pueden llevarlos a asumir conductas de riesgo, porque piensan que nada malo les va a pasar.

¡Otra cosa! Tampoco podemos negar las nuevas culturas ni manifestar con mucha fuerza nuestro desacuerdo, pelear contra el reggueton y otras formas culturales de expresión juvenil, es todo un reto porque va en contra de lo que a ellos les gusta y si lo hacemos en forma desmedida nos pone en muy mala posición.

A veces tengo la impresión de que discuten más para convencerse a sí mismos que para convencernos a nosotros, pero he observado que mis hijos (me imagino que todos pero no me atrevo a afirmarlo) son muy sensibles a la sinceridad en la relación y en el diálogo, por eso trato en la medida de lo posible de buscar momentos de calma para facilitar las conversaciones y evitar malas interpretaciones de ambas partes. Es importante que cuando expresan sus ideas no busquemos solamente el lado negativo para evitar una discusión sin sentido cuya consecuencia será que pierdan las ganas de hablar con nosotros y contarnos sus problemas. Manteniendo todo el tiempo la calma (algo que reconozco es muy difícil a veces) sin agresión verbal, hacerles entender nuestro punto de vista, con respeto y sin hacerlos sentirse inferiores.

Los considero (creo que todos los padres pasan por lo mismo) adultos para unas cosas y niños para otras, es así de complicado pero lo cierto es que son personas con ideas propias que necesitamos respetar. Es importante no sólo escuchar sus palabras, sino también percibir sus sentimientos. No podemos pretender que piensen como nosotros, es decir como adultos porque precisamente no lo son.

Todos fuimos adolescentes una vez, también cometimos errores y tuvimos ideas equivocadas sobre muchas cosas, por eso sabemos lo que vale un buen consejo y tener alguien que te guíe en esa etapa, y por supuesto quien mejor que nosotros: sus padres. Sus cuestiones personales se resisten a discutirlas con nosotros y prefieren pedir consejo a los amigos. Un factor clave para que esto no sea así (por lo menos en las cosas más serias e importantes) es mostrarnos disponibles, demostrarles que los comprendemos, y que pueden hablar con nosotros abiertamente sin que los juzguemos; sólo así se abrirán y se sentirán cómodos. No olvidemos que el presente es crucial y que los consejos y enseñanzas que reciben durante estos difíciles y a la vez maravillosos años, influyen en su vida futura. Algunas de las decisiones a las que se enfrentan pueden parecer insignificantes pero otras pueden afectar el resto de sus vidas.

Buscando siempre una manera más eficaz de llegar a mis hijos, trato de crear un ambiente propicio contándoles anécdotas mías de cuando tenía su edad, algunos problemas que tuve y momentos cruciales donde me vi obligada a tomar decisiones radicales (sin mentirles por supuesto), he observado que es un modo efectivo porque se animan a hablar de cuestiones similares, ganan confianza y cuentan sus preocupaciones abiertamente. Esto hace que se sientan acompañados y comprendidos, les demuestra que los entiendo porque viví los mismos conflictos o parecidos y que ahora estoy ahí para lo que necesiten porque me preocupo por ellos. Aprovecho el momento para explicarles las enseñanzas que saqué de lo que viví.

Esto no quiere decir que seremos sus confidentes de la noche a la mañana y nos harán todo tipo de revelaciones en ese mismo instante, todo depende del grado de confianza que tengamos con ellos, si logramos un nivel sólido cuando lleguen los verdaderos problemas seremos los primeros en saberlo.

Necesitamos provocar las conversaciones sin caer en interrogatorios porque eso sólo hace que se molesten. Es completamente normal que los adolescentes tengan sus propias opiniones, ideas y valores sobre la vida (nosotros también las teníamos); eso es precisamente lo que los prepara para la etapa adulta. La calidez, la comunicación positiva (sin subestimarlos), hacerles sentir y saber que creemos en ellos son aspectos claves para ganar su confianza.

Estoy segura de que no existen los padres perfectos, tenemos que tomar conciencia de qué hacemos, cómo lo hacemos y para qué lo hacemos porque a pesar de todas las diferencias la familia es para ellos lo más importante, porque a pesar de discutir y pelear, nosotros somos su punto de referencia. Tenemos que cuidar la buena salud de los conflictos porque las discusiones entre padres e hijos pueden lastimar mucho a cualquiera.

Ser padre de adolescentes es una tarea que produce stress y frecuentemente crisis, pero si los sabemos comprender y guiar completaremos la educación que comenzamos en su niñez y los haremos personas de bien. Por eso es importante que ante un conflicto nos aseguremos de que les quede claro que es algo en su comportamiento lo que nos disgusta, pero no ellos. Comprenderlos y animarlos es uno de los trabajos más difíciles que como padres debemos hacer.

Tengan la edad que tengan siempre intentaremos protegerlos y garantizar su seguridad, porque son nuestra mejor obra. ¿No creen?

lunes, 11 de abril de 2011

¿Es tarde?



Hoy me pesan los silencios, como dice el poema “Puedo escribir los versos más tristes esta noche…”
Si te hablara de él podría decirte como temblaban sus manos cuando me acariciaron por primera vez, de su respiración excitada como un adolescente mientras me besaba, podría contarte del profundo deseo que en sus brazos me embargaba. Podría decirte que sacudió mi mundo, perturbó mi mente, me susurró al oído que me amaba y estremeció todo mi cuerpo.
Las relaciones cambian con el tiempo, lo que en un momento fue pasión se transforma en ternura y muchas veces el amor se transforma en un cariño calmo. Es duro asumir que la rutina carcomió lo que antes era pasión, ahora es quizás… ¿costumbre?, tal vez no, pero no sé que nombre darle. Y esos momentos son extremadamente peligrosos porque justo ahí puede aparecer alguien que vire todo tu mundo al revés, que lo ponga patas arriba.
No estás segura de que sea tarde, pero tampoco sabes qué hacer. Ahí está la disyuntiva: ¿qué hacer? ¿Voltear la mirada y alejarnos o amar sin restricción?, ¿entregarnos completamente, aún sabiendo que no está permitido, que está mal?... pero estás perdida, no sabes qué pasó con él, adónde fue tanto amor, y dudas si aún te quiere, la incertidumbre te está matando... y comienzas a sentir cosas que hace mucho tiempo no sentías, te recriminas pero igual la fuerza de lo que sientes te supera y te entregas como nunca antes, como nunca a nadie. Hoy debería guardar silencio, pero no puedo, estoy confundida, mis palabras surgen con fuerza, como mis recuerdos… Mi verdad de hoy, puede ser una posible mentira de mañana, ajena a mí en el momento en que la pronuncio. Mi verdad es solo mía, la puedo compartir, meditar y hasta imponer pero eso no la hará más verdad ni más mentira.
¿Cuándo se debe amar, cuándo está bien o mal hacerlo?, ¿cuándo se debe olvidar a quien se quiere?, ¿quién pone los límites? Cuando hablamos de amores prohibidos o imposibles nada está dicho, cada historia es distinta una de otra. ¿Qué sucede cuando sientes algo fuerte e intenso por alguien y eres correspondido?, pero sabes que ese amor es un imposible y dudas, ¿quién tiene derecho a pedirte que renuncies a lo que sientes, o pedirle al otro que renuncie también a esos sentimientos?
Entonces te conformas con encuentros furtivos, con algunas horas o acaso minutos en los que dan rienda suelta a la pasión, a la emoción, a ese sentimiento que se vuelve más intenso, que cada vez los une más pero que también los complica más, se entregan secretamente a una relación clandestina y no importa, lo que cuenta es que en ese momento están juntos y lo viven plenamente porque es algo de lo que no pueden y –sobretodo- no quieren escapar.
No se explican por qué ahora, por qué llegó tan tarde, por qué quieren dejarlo todo y arriesgar… no se explican por qué el amor puede ser tan complicado, lo único que saben es que quieren estar juntos, y tratan de huir de ello aunque resulte difícil hacerlo. Y dicen adiós, tres, cuatro, cinco veces, y vuelven a estar juntos porque la pasión es mucho más fuerte que uno mismo, saben que está mal pero no pueden dejarse, y por más intentos que hagan de abandonarse no lo logran, pasan los días y aún tratando de ser fuertes vuelven a tenerse. No es sólo sexo, en esto hay mucho más, el sexo es el epílogo de un encuentro, tienen tan poco tiempo que si no se toman no podrán volver a dejarse, y se entregan tan fuertemente que en vez de alejarse cada vez se unen más.
Sientes que debes continuar tu vida planificada y olvidarte de ese alguien que despierta tus sentidos, tu pasión… pero te sientes mal y aún así debes fingir que lo que tienes es perfecto para ti. Llega la noche y te preguntas por qué no eres capaz de tomar valor para dejar lo que tienes por lo que quieres intentar, te preguntas si acaso el día en que te decidas será tarde, sabes que la otra persona se encuentra allí, que aún te espera, pero sabes también que no será por mucho tiempo… llegará un momento en que se cansará de esperar por ti, por tu decisión, y te agobia saberlo, te angustia sentir temor y no querer lastimar a quien duerme a tu lado, sientes que no puedes más.
A veces usamos la excusa de ser sinceros para criticar, juzgar y hasta para limpiar nuestra propia conciencia sin escrúpulos, sin pensar en las necesidades de quien está a tu lado, sin siquiera preguntarle si realmente necesita o desea conocer nuestra supuesta verdad o esta preparado para ella. Dicen que la verdad nos hace libres, quizás sea cierto.
Sabes que la cobardía le está ganando a tu razón, recuerdas que tenías una vida planificada y de pronto todo cambió, conociste a quien te hizo titubear, olvidar, querer cambiar e intentar algo distinto e intenso, sabes qué es lo que quieres pero sientes que no puedes hacerlo. Pero si no decides ahora no lo harás nunca… entonces te preguntas por qué no lo intentas, por qué no te atreves a arriesgar… tal vez será una locura, algo que jamás pensaste pero sientes en tu corazón que podría funcionar.
Lo único que necesitas es valor, lo demás lo encontrarás en el camino, y la otra persona está a la espera de que tomes la mejor decisión, y piensas que no hay nada más duro que equivocarse y lo peor, sabes que es justamente lo que está sucediendo. Te mira con temor porque ya sabe que no arriesgarás, y solo alcanza a decir: “entrégate, vive, siente… sabes que dentro de ti mueres por hacerlo, aún estoy aquí, por ti y para ti... no dejes que me vaya”. Pero le das un beso, evitas mirarla y solo te vas, le dices “adiós, llegamos tarde... hubieras sido mi gran amor... lo siento... perdón”. Más tarde en la soledad de tu habitación te cuestionas si algún día te arrepentirás de haber dicho no, de haber dejado ir a quien crees que merecía el arriesgar... pasarán los años y siempre esa duda estará contigo.
En mi existe una dualidad que a veces es complicada de entender… soy calor y frío, tempestad y calma, certeza y dudas, orgullo y humildad, luz y oscuridad… De un lado soy una mujer con un mundo interior profundo e íntimo, que sólo yo conozco y que comparto cuando quiero, ahí existe una parte de mi vulnerable, sentimental, tierna, alocada, descarada y a veces imprudente, con sensaciones que me hacen sentir realmente viva y me desbordan el corazón. Al otro lado soy una mujer más fría, calculadora, sarcástica, que trabaja, ríe, comparte su vida con otras gentes pero sin permitirle a nadie llegar a su yo interno, porque deja ver solo una parte de ella. Esas dos mujeres son una misma persona, es la suma de la dualidad que hay en mí.
Hoy quiero que me abraces, sentir tu voz, necesito ese amor tuyo, nuestro. Quiero no llorar cuando te pienso, sentir tu aroma, tu aliento, no necesitarte más en la distancia. Anhelo estar contigo, atreverme a mirarte y no tener miedo de un mañana incierto, darte todo este amor que tengo sin medidas, con todas nuestras buenas y malas actitudes, porque es así como nos queremos nosotros. Me estoy muriendo por ese abrazo que me hace sentir tan viva.
Siempre debemos tener en cuenta si estamos dispuestos a apostar en la relación o si la infidelidad es la gota que colma el vaso. Las penas del corazón (las que no resuelve un cardiólogo) son parte de la vida misma... las penas vienen y van… Y llega el momento en que puedes "rescatar" todo lo aprendido, te ves crecido y diferente, y hasta piensas que volverías a vivirlo… El momento en el que piensas sólo en lo bueno y olvidas lo malo. En que puedes levar el ancla que te ata a los momentos no resueltos del pasado y volver a navegar, tal vez sin rumbo fijo, pero navegar al fin... la vida es un mar lleno de náufragos que navegan a la deriva después de vivir una pena de amor. Pero el ser humano es capaz de superarlo todo y el tiempo es el mejor bálsamo para curar heridas y no hay ninguna duda de que el amor con sus penas y glorias le da una melodía bellísima e inefable a la vida.

domingo, 10 de abril de 2011

Besos y abrazos, IMPRESCINDIBLES en la vida.



El afecto, el contacto físico y el cariño, son necesarios para el ser humano, al igual que el agua y los alimentos. Los besos y abrazos hacen tanto bien que negarlos es como negarse uno a si mismo. Por eso es inadmisible escatimarlos, y esto no significa ir abrazando y besando a todo el mundo a nuestro paso. Pero sí a las personas que amamos y tenemos cerca, a los amigos, a la familia… Lo que no se da se pierde en la nada. Los besos y los abrazos son tesoros que no tienen valor si no se comparten.
Un abrazo… En algún lugar leí que Todos funcionaríamos mejor durante el día, si abrazáramos o nos dejáramos abrazar y es que esa es una de las formas más naturales y espontáneas de demostrar afectos. Aparentemente dar o recibir un abrazo es algo simple y cotidiano, lo que pasa es que muchos desconocen la dimensión de plenitud que nos proporciona. Los expertos en la materia aseguran que "Si bien hay muchas formas de tocar, el abrazo es una muy especial y que contribuye de un modo muy importante, a la curación y la salud”.
El abrazo, es una de las formas más puras de manifestar afecto y cariño. Además está demostrado científicamente que alivia el dolor, la depresión, el estrés, la ansiedad y la tensión. Transfiere energía y da a la persona que es abrazada un estímulo emocional. También es una forma de comunicarse, porque a través de ellos pueden decirse cosas para las que a veces no encontramos palabras.
En estado de tristeza, desconsuelo, pérdida, dolor emocional o físico, cuando estamos llenos de abatimiento y desolación, recibir un abrazo real y sentido es más reconfortante que una medicina y más sano que un trago de bebida. El resultado puede ser increíble si dejamos que la otra persona nos transmita su confianza, seguridad, fortaleza y protección, sin lugar a dudas envolvernos en un abrazo puede fortalecernos y así permitir que nos recobremos tanto física, moral y emocionalmente
Un simple abrazo siempre conforta al corazón, es una manera de compartir la alegría y los malos momentos por los que pasamos y una forma para los amigos de decir que te quieren porque eres tú, es dar el amor que sentimos y que a veces no sabemos cómo decirlo. Para darlos o recibirlos no necesitamos un equipo especial solo abrir los brazos y el corazón, la sensación es verdaderamente reconfortante. Cuando el abrazo se da o se recibe con sinceridad expresa al máximo tus sentimientos.
¿Y besar? Pues ni hablar, los besos son una muestra de amor y un excelente ejercicio. Las personas utilizamos los besos para expresar sentimientos, emociones y pasiones. Existen muchos tipos de besos. Los hay apasionados, sensuales, amigables, tiernos... todos dependen de la situación y del tipo de relación entre las personas. El beso expresa una amplia gama de emociones, desde la gentileza y la ternura, la consideración hasta las sensaciones profundas de erotismo y de pasión. Es algo demasiado profundo como para poder explicarlo con palabras.
Múltiples estudios han demostrado lo beneficioso que es besar. Según los especialistas del tema en un beso se ponen en movimiento 34 músculos faciales y se consumen 18 calorías, además de que se activan un buen numero de neuronas. Un buen beso sirve para bajar el estrés y la energía negativa acumulada. Estimula zonas del cerebro que liberan sustancias que provocan sensación de bienestar, elimina la depresión, mantiene las emociones a flote, puede disminuir la ansiedad, provoca que se libere adrenalina en tu sangre lo que hace que aumente el ritmo cardiaco, segrega oxitocina una hormona que entre otras cosas interviene en el enamoramiento y nos da la sensación de estar flotando en el aire y además estimula el sistema inmunológico, es decir, ayuda a proteger de enfermedades. Durante un beso intenso, aumentan los niveles de dopamina, hormona que provoca sensación de bienestar y de testosterona, la que regula el deseo sexual.
Más allá de estos importantes beneficios que los besos le aportan a la salud, tenemos que tener en cuenta el rol primordial que cumplen en una relación. Son la forma más sencilla y romántica de demostrar nuestro amor y pasión hacia la otra persona, por lo que son un ingrediente indispensable en la pareja. Con ellos demostramos que necesitamos de intimidad, de contacto y de una conexión emocional más intensa.
El beso es la puerta de la sensualidad y el romanticismo, es el primer paso en el camino al amor y es el vínculo indispensable de una pareja. Mientras más dura, más se dilatan los vasos sanguíneos, más se sensibilizan los receptores y por lo tanto es mayor el placer que da. También es la mejor forma de llenar de energía una relación, da la seguridad de sentirse amado, es una forma de relajarse y es el preludio a la entrega total. Un beso dice más que mil palabras, puede expresar un hola, te extrañé, te quiero, te amo, te deseo o me encantas.
Bueno después de tanto conocimiento y razonamiento solo me resta ratificar que el poder de un abrazo es definitivamente real, porque yo lo he sentido. El abrazo se da y se recibe, por eso cuando quieras un abrazo, no esperes a que la otra persona lo adivine, simplemente pídelo.
Y el beso, bueno ni qué decir, besen a su pareja en cada oportunidad que tengan, no solo se siente placer teniendo relaciones sexuales, hay caricias y besos que pueden producir sensaciones inimaginables. Siempre que den un beso, háganlo con ternura, cariño, respeto pero sobre todo con amor.
Los abrazos y los besos son cosas maravillosas, terapéuticas y excelentes maneras de combatir males relacionados con los estados de ánimo y hasta problemas de salud. No los subestimemos y seremos más plenos.

jueves, 7 de abril de 2011

No tengo edad, ¡Tengo Vida!

Algunos de nosotros envejecemos, de hecho, porque no maduramos.
Envejecemos cuando nos cerramos a las nuevas ideas y nos volvemos radicales.
Envejecemos cuando lo nuevo nos asusta.
Envejecemos también cuando pensamos demasiado en nosotros mismos y nos olvidamos de los demás.
Envejecemos si dejamos de luchar.
Todos estamos matriculados en la escuela de la vida, donde el Maestro es el Tiempo.
La vida solo puede ser comprendida mirando hacia atrás. Pero solo puede ser vivida mirando hacia adelante.
En la juventud aprendemos; con la edad comprendemos.
Los hombres son como los vinos: la edad estropea los malos, pero mejora los buenos.
Envejecer no es preocupante: ser visto como un viejo si que lo es.
Envejecer con sabiduría no es envejecer.
En los ojos del joven arde la llama, en los del viejo brilla la luz. Siendo así, no existe edad, somos nosotros que la creamos.
Si no crees en la edad, no envejecerás hasta el día de tu muerte.
Personalmente, yo no tengo edad: ¡Tengo vida!
No dejes que la tristeza del pasado y el miedo del futuro te estropeen la alegría del presente.
La vida no es corta; son las personas las que permanecen muertas demasiado tiempo.
Haz del pasaje del tiempo una conquista y no una pérdida.
(Desconozco autor)

martes, 5 de abril de 2011

Estoy muy enojada contigo, pero...



Sin el amor es imposible vivir, es parte esencial de la vida y siempre esperamos recibirlo en la misma medida que lo damos. Tengo el privilegio de ser una persona que ha sentido el amor en estado puro… hasta llenarme todos los poros de la piel. Hay amores que dejan una huella imborrable que ni el paso de los años puede opacar. Amores que sólo se viven una vez, desbordando sentimientos y rebosando pasión.
Si sabemos que por amor somos capaces de todo, ¿por qué permitimos que entre un extraño en nuestro mundo? A veces sin explicación aparente nos aventuramos en lo prohibido y sientes ganas de huir a un sitio perdido… te besa, te acaricia y hasta tu alma se estremece… y en ese instante aceptas el destino, será lo que tenga que ser. Amor de fuego que nos consume en sus llamas, flamas ardientes, deseo que enciende dos almas.
Muchos se entregan a una aventura prometiéndose que no se enamorarán, Descartan esa posibilidad… pero sucede. Al menos uno de los dos termina enamorándose de los detalles del otro, simplemente esa persona le brinda algo que necesita, ansía, sueña… y por la emoción que implica compartir momentos de pasión con alguien prohibido. Y sin darse cuenta, lo que empezó como un juego, un tentar el destino para salir de la rutina los sumerge en un mar de confusiones, y se encuentran atrapados en su propia infidelidad, sin saber ya, como salir.
Estoy escribiendo palabras al ritmo de mi corazón, palabras de amor que matan mi voluntad, quiero olvidarte pero vives en mi mente, quiero no oírte pero gritas en mi corazón… quiero alejarme pero estás en mí.
Hoy estoy muy enojada. Esa fuerte discusión me dejó molesta y furiosa aunque sé que no es otra cosa que la guerra de voluntades a la que nos hemos sometido esperando a ver quien flaquea primero… pero en medio de todo me encanta jugar, especialmente cuando tengo a un contrincante fuerte... y sigo provocándote porque en el fondo tus celos te hacen débil. Intentas disimularlo pero cada vez son más evidentes, se te van de control, no es mi culpa... ¿qué puedo hacer? Los llevas a flor de piel, te vuelves posesivo e incontrolable para obligarme a ceder a toda costa pero no lo hago, soy masoquista sin duda, pero te adoro cuando no puedes ocultar lo que sientes, la rabia y la pasión te dominan… Amarte es mi pecado, sentirte mi lujuria, besarte mi ansia, tenerte mi codicia, en los sueños mi pesadilla es perderte… ¿sabes que de tan pecadora el diablo se hizo mi amigo?
Cansada de provocarte y de escuchar argumentos estúpidos que sólo me hicieron enojar más, me quedé en silencio, subí al cuarto y me metí en la ducha… y como siempre cuando pienso en ti el tiempo se detiene, no hay prisas ni dolores, solo se despiertan mis pasiones y recuerdo cada instante en que hemos sido cómplices… mientras me enjabono no dejo de pensar que mis manos son las tuyas recorriendo mi piel, ésta costumbre de bañarnos juntos va a terminar haciendo que me olvide de como hacerlo sola, hace mucho que son tus manos las que se encargan de enjabonar mi cuerpo, no puedo negar que quedo “muy limpia” y sin duda gastamos mucho jabón… me dan risa mis pensamientos y cierro la ducha… Sin duda esta pelea está inconclusa, salgo y voy por ti… ya frente a frente, nuestros corazones laten aceleradamente y el mundo queda reducido a un pequeño espacio, lentamente me tomas las manos y percibes que estoy temblando.
Me abrazas fuerte y tus besos son fuego que queman mis labios, tus manos parecen alas que vuelan libres por mi cuerpo, el deseo recorre nuestras venas a una velocidad indescriptible y el pulso se nos acelera. Somos uno cuando estamos solos, me acaricias despertando mi pasión, mi lujuria, mi deseo por ti… Deslizas tu mano por mi vientre para llegar donde quieres. Nuestra intimidad es eterna, nos bebemos esta pasión de un solo trago. Nuestros cuerpos se confunden en un mismo pensamiento y así, sin palabras… Respiro tu aliento, recibo tu fuego, la fuerza de tu sangre, la vibración de tu pulso en mis nervios. Es el momento… sientes la calidez, el aroma de mi piel, con tu cuerpo que me cubre… se funden nuestros cuerpos… tengo los labios saciados y el pecho ungido por tus besos. Llega la pequeña muerte, es como si la materia se escapara del cuerpo… (esta sensación se convierte en una potente droga, igual de necesaria que el aire). Cuando nuestros cuerpos se relajan y nuestras respiraciones se hacen normales, me abrazas con ternura, me besas y descanso en tu pecho después de alcanzar el cielo… pero sin dejar de decirte que sigo muy enojada contigo…
Así es la pasión, la aventura se convierte en sesiones de besos y caricias prohibidas sin importar nada más. Solo gozar del deseo que los hace su presa una y otra vez. Sin saber adonde los llevará esta locura desenfrenada… Quizás condenados al infierno… porque nadie sospecha lo que encierra ese saludo ceremonioso y frío entre ellos, o lo que esconde el gesto indiferente al contestarle y la mirada que desvía sin apenas escucharlo… se alejan indiferentes evitando todo contacto porque solo ellos saben que estar tan cerca huele a peligro… solo ellos saben que aún les arden los labios por los besos recientes y que aún llevan impregnados el olor de sus cuerpos de las horas que desenfrenados se entregaron al amor…
Son cómplices en esta deliciosa indiferencia, donde uno no es más que un tipo de sangre fría y naturaleza patética, y la otra una rebelde arrogante con cara de pocos amigos… y se confabulan a diario en toda esta indiferencia porque no quieren que nadie sepa lo débil que son cuando están cerca, ni la lujuria que domina sus mentes cuando están frente a frente, o que escuchen los latidos fuertes de sus corazones, y descubran la delicia que sienten al besarse a escondidas… los demás no pueden imaginarse cómo tiemblan al tocarse, cómo se cierran sus ojos al sentir el roce de los labios y cómo pierden la noción del tiempo cuando están uno en los brazos del otro… y ya no importa si es un error… ¿Quién se atreve a jurar que jamás ha tenido un “amor prohibido”? Esos amores que tienen que ser secretos, y sin embargo, son infinitamente apasionados.
Es cierto que sigo enojada contigo, pero sonrío cuando recuerdo cómo quieres saciar tu locura conmigo, arder en mi cuerpo recostado a mis deseos, poseerme con desenfreno porque eres un espíritu seductor, que induces el amor profano y cuando tu boca sorbe fuerte alimentando mi libido somos esclavos de nuestros deseos, dominados por palpitaciones locas y placeres prohibidos… nadie sabe cómo se abren mis brazos a los tuyos, y cómo mi cuerpo se entrega sin resistencia, sin esfuerzo, sin pudor ni decencia…